Lino fino, limpio y resplandeciente: Los que se van, los que se quedan

By Eduardo Negron

En su libro Lino Fino, Limpio y Resplandeciente, el Pastor Eduardo NegrA3n, plantea de manera clara y fA!cil de entender, argumentos sumamente interesantes, para demostrar su postura sobre temas como: la seguridad de la SalvaciA3n, el Arrebatamiento de la Iglesia y, sobre todo, las condiciones divinas para quienes deseen participar de las Bodas del Cordero. Te animo a leer Lino Fino, Limpio y Resplandeciente, con una mente abierta para estudiar otras posturas sobre estos temas tan importantes. En Lino Fino, Limpio y Resplandeciente encontrarA!s respuestas a preguntas tales como: A?De quiA(c)n depende la SalvaciA3n? A?Puede un Creyente perder su SalvaciA3n? A?PasarA! la iglesia por algion periodo de la Gran TribulaciA3n? A?CuA!ndo serA! Arrebatada la Iglesia? A?CuA!les son los requisitos Divinos para poder ser participA(c) de las Bodas del Cordero?

Rvdo. Luis A. BerrAos Romero, Pastor por mA!s de 25 aA+-os con Las Iglesias Bautistas de Puerto Rico.

Sobre el Autor

Eduardo NegrA3n fue fundador y pastor de la iglesia Bautista CongregaciA3n Hispana de Ladysmith en el estado de Virginia desde el 2005 al 2016. Reside ahora en el estado de Florida junto a su esposa Idalia por 40 aA+-os. Tiene una hija, IdalAs, quien vive junto a su esposo Luis y sus dos hijos Noelia y Gabriel. Su hijo mayor, JosuA(c), partiA3 con el SeA+-or a la edad de 23 aA+-os.

Eduardo NegrA3n, sonando la trompeta y alumbrando El Camino desde el 1978.

• Language: English
• Publisher: Christian Faith Publishing, Inc.
• Release date: Aug 1, 2022
• ISBN: 9781098023812

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Lino fino, limpio y resplandeciente

Los que se van, los que se quedan

Eduardo Negron

Copyright © 2020 by Eduardo Negron

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Meadville, PA 16335

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Impreso en los Estados Unidos

El Pastor Eduardo Negrón, de manera ágil y amena, nos lleva de la mano por los misterios bíblicos aclarando muchas dudas con respecto al fin de los tiempos.

Pastor Fernando Mejía

Introducción

Muchos, sino todos los cristianos, concordamos en que el retorno de Cristo y las bodas del Cordero están más cerca que nunca. Estamos viendo las profecías cumpliéndose frente a nuestros ojos. Sin embargo, muchos no han logrado entender a cabalidad lo que significa el arrebatamiento. Dos preguntas surgen, las cuales serán la base de este libro: ¿Cuál es el propósito del arrebatamiento? Y, ¿quiénes se van en el arrebatamiento? Las respuestas a estas dos preguntas nos revelarán quienes tomarán parte en las bodas y la cena del Cordero, y quienes no. A simple vista podemos pensar que la respuesta es fácil, pues solemos decir que los salvos, los nacidos de nuevo, serán los que tomarán parte en las bodas, y el resto de la humanidad no. Pero eso no es así.

Muchos creen que la salvación y el arrebatamiento son sinónimos. La verdad es que nadie que no sea salvo, podrá ser arrebatado. Pero la otra cara de esta verdad, es que, no todos los salvos serán arrebatados. No estamos diciendo que por no ser arrebatados han sido condenados. En ninguna manera afirmamos eso, sino que hay unas condiciones, las cuales debemos llenar para poder ser arrebatados. Es por eso que es importante entender bien el propósito del arrebatamiento.

Con frecuencia usamos las palabras de Mt. 20, 16 que dicen: Muchos son llamados, pero pocos escogidos, para hacer referencia a los salvos y los no salvos. La Biblia nos muestra que la voluntad y deseo de Dios es que todos sean salvos (Jn 3, 16; 2 P. 3, 9), pero la realidad es que no todos van a responder. Por lo tanto, con gran acierto nos podemos unir al apóstol Pablo y decir que solo unos pocos escogidos son los que serán salvos porque, no es de todos la fe, (2 Tes. 3, 2).

Siendo que la voluntad de Dios es la salvación para toda la humanidad y con este fin envió a Cristo. Entonces no podemos pensar que un grupo, ya escogido por Dios, son los únicos que se salvarán.

En este punto es bueno leer un pasaje que nos habla de predestinación; Ef. 1, 3–5, que dice: 3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, 4 según nos escogió en Él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, 5 en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad. ¿Qué es la predestinación? Según un diccionario teológico es, en términos sencillos, destinar, fijar, designar, elegir de antemano. De acuerdo a esta definición, ¿será la predestinación, unos ya destinados o seleccionados de antemano por Dios para salvación, justa para el ser humano no seleccionado?

Ya que Dios todo lo sabe, sabía que Adán y Eva pecarían; por esa causa, ya tenía el plan de salvación preparado. La Biblia, con gran acierto, nos dice que Jesús es el cordero que fue inmolado desde antes de la fundación del mundo (1 P. 1, 18–20). Notemos que el verso dice: ya destinado desde antes de la fundación del mundo... Antes que Dios creara algo, ya tenía el plan para salvar al ser humano. Vemos entonces, que Dios no necesita un plan B como lo necesitamos nosotros; su único plan, es el plan A. Nosotros, por lo general, hacemos dos o tres planes porque no sabemos cómo saldrán las cosas. Dios no tiene ese problema, pues Él sabe cómo han de salir las cosas. La salvación del hombre fue predestinada por Dios, desde antes de este ser creado. Así que podemos ver claramente que la salvación no era solo para un grupo, sino para toda la humanidad. Dios predestinó a toda la humanidad para que fuera salva por medio de Jesús si es que la humanidad le reconoce y acepta; es el hombre quien decide si quiere la salvación o no. La obra de Cristo fue, es y siempre será perfecta y completa. Está abierta para todos si todos la aceptan.

El apóstol Pablo reafirma lo antes dicho cuando escribió: Exhorto, ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; 2 por los reyes y por todos los que están en eminencia; para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. 3 Porque esto es bueno y agradable delante de Dios, nuestro Salvador, 4 el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. (1 Ti. 2, 2–4).

Una vez más vemos cual es el deseo de Dios: que, todos los hombres, toda la humanidad, sea salva. Repito, no todos serán salvos, pero no es porque no puedan o porque no hayan sido predestinados a ser salvos, sino porque ellos escogen no serlo.

Si leemos las palabras de Mt. 22, 14, que dice: muchos son llamados, pero pocos escogidos y lo hacemos a la luz del arrebatamiento y las bodas del Cordero, esas mismas palabras toman un significado completamente diferente. Son muchos los llamados o invitados a las bodas del Cordero y pocos los escogidos. A muchos se les extiende la invitación, pero son pocos los que podrán entrar y tomar parte en las bodas.

Cuando hacemos una fiesta, en nuestra mente hay un grupo de personas que vamos a invitar. Sin embargo, esa invitación se ve limitada a un grupo selecto y esto por tres razones principales. Primero, no tenemos el dinero para poder invitar a todos; segundo, no tenemos el espacio para poder acomodar a todos; y tercero, no queremos realmente invitar a todos.

Esto nos deja la opción de escoger quiénes queremos que vengan a la fiesta. Después de todo, es nuestra la fiesta e invitamos a quienes queramos.

De igual forma hará Dios con las bodas del Cordero; es la fiesta de bodas de su Hijo, y Él deja entrar a quien Él quiera. Pero, ¿Cómo Dios escoge a quienes quiere dejar entrar o participar? Vimos que nosotros podemos escoger para nuestra fiesta solo aquellos que queremos que estén presentes y que se acomoden a nuestro presupuesto, espacio y simpatía. Dios no tiene problemas de presupuesto, espacio o empatía. Él nos ama a todos por igual, pero, ¿qué sería entonces lo que haría que Dios escogiera a unos pocos de sus hijos de entre los muchos llamados?

Un predicador una vez dijo que cuando llegue al cielo, se sorprenderá por tres cosas, y yo pienso que de igual forma nos podrán sorprender a todos nosotros también. Primero, encontrar en el cielo a alguien que nunca pensamos, encontraríamos. Segundo, no encontrar a alguien que siempre pensamos, encontraríamos. Y tercero, encontrar que nosotros mismos estamos en el cielo. Recordemos: muchos serán llamados o invitados, pero pocos serán escogidos o aceptados.

Este libro trata sobre el arrebatamiento y las bodas del Cordero. Estas bodas tendrán lugar una vez la iglesia sea levantada. Veremos quienes están invitados, pero quienes serán seleccionados. A quienes el Señor invita, pero quienes son los que entran. Qué mira o busca Dios en sus hijos para que puedan tomar parte de las bodas de su Unigénito y Primogénito Hijo.

Hemos desarrollado algunos tópicos, los cuales ya han sido tocados por otros autores; y quienes han dado sus propias interpretaciones. Nosotros presentamos nuestros puntos, los cuales podrían chocar con lo tradicional, pero pedimos al lector que sea paciente y prosiga leyendo. Veremos cómo poco a poco, el mensaje principal se irá dejando ver al punto de que, muchas dudas, preguntas e interrogantes, serán contestadas.

Estamos arrojando sal y en ocasiones, mucha sal; para provocar en usted, lector: una sed que lo impulse a buscar y beber de la fuente eterna: Jesús (Jn.7, 37, Ef.5, 25–27). Si despertamos en usted un deseo de buscar más del Señor y escudriñar las Escrituras, habremos logrado nuestro objetivo.

¿Está listo para este viaje? ¿Quiere saber si será uno de los escogidos? No tiene necesidad de saber si es uno de los llamados, pues lo es, si es que ha nacido de nuevo; si ha nacido de Dios (1 Jn.5, 1). De ser así, entonces la preocupación no es por salvación, sino por si podrá ser parte del séquito de las bodas del Cordero.

Todas las citas bíblicas usadas en este libro son de la Biblia versión Reina Valera de 1960.

Eduardo Negrón

Table of Contents

Por puro Amor

Dos naturalezas

El Libro de la Vida

El reino de los cielos

Los justos juicios de Dios sobre la tierra

Preparativos

Los libros en el Cielo

El precio de la insensatez

Velad, velad, velad

Experimentando la limpieza

1

Por puro Amor

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. (Juan 3, 16).

Porque de tal manera amó Dios al mundo [...]

La Biblia nos dice que Dios es amor (1 Jn.4, 8). No dice que Dios tiene amor, sino, que Él es amor. Si fuera posible, podríamos decir que no importa por donde miremos a