Discover millions of ebooks, audiobooks, and so much more with a free trial

Only $11.99/month after trial. Cancel anytime.

Enseñanzas y estudios por tema del Nuevo Testamento
Enseñanzas y estudios por tema del Nuevo Testamento
Enseñanzas y estudios por tema del Nuevo Testamento
Ebook334 pages18 hours

Enseñanzas y estudios por tema del Nuevo Testamento

Rating: 0 out of 5 stars

()

Read preview

About this ebook

Cuando crei y recibi a Cristo, como mi Salvador y Senor, no tenia una comprension clara de como leer la Biblia, o de donde empezar a leerla. Asi que basandome en lo que habia aprendido en este mundo, en la escuela, por ejemplo, empece a leer la Biblia desde el principio, desde el libro del Genesis. Despues de todo, eso es lo que aprendi en la escuela, un libro se empieza a leer desde el principio.

Las historias del Antiguo Testamento me fascinaban, eran mejores y mas emocionantes para mi que las ensenanzas y mandamientos de Jesus en el Nuevo Testamento. Lo que no entendia, y lo que no me ensenaron, fue que yo habia creido y recibido a Jesucristo como mi Salvador y Senor. Que ahora era su seguidor, su discipulo, su siervo. Y como su siervo, yo tenia que empezar a leer del Nuevo Testamento primero, para empezar a aprender las ensenanzas, instrucciones y mandamientos de mi Senor, lo que el queria que ahora yo hiciera, y asi, empezar a ser obediente a su palabra. No sabia que tambien era un mandamiento de nuestro Padre Celestial, que nos dice en Hechos 3, 22-23, que debemos empezar a leer del Nuevo Testamento, para poder hacer lo que Jesus ahora nos dice que hagamos.

En el Nuevo Testamento, Jesus comienza a ensenarnos, sus nuevas leyes, y lo diferente de las antiguas, las que todavia debemos obedecer y hacer, y las que ya no hacemos.

Por ejemplo, la ley del ojo por ojo, o diente por diente, y otras que estan escritas en Mateo 5, 21-47. Otras como la circuncision, el dia septimo, sobre los sacrificios de animales, que clase de animales podemos comer ahora, y muchas mas. Tambien aprendi que otra razon por la que empezamos a leer del Nuevo Testamento, es para podamos entender lo que realmente Dios requiere de nosotros, para convertirnos en verdaderos cristianos, o en unos verdaderos seguidores de Cristo.

Para crecer espiritualmente, para desarrollar una relacion intima con Dios, y para estar completamente equipado para servirle. Tambien aprendi que a diferencia del Antiguo Testamento, Dios nos ha dado a cada uno de nosotros, los que ahora seguimos a su hijo Jesus, su Espiritu Santo, para ayudarnos y guiarnos en cada paso de nuestra vida espiritual con Cristo. Y asi poder vivir la vida santa que el ahora quiere que vivamos hasta el final, o hasta que Jesus vuelva.

LanguageEnglish
Release dateJan 21, 2023
ISBN9798885409612
Enseñanzas y estudios por tema del Nuevo Testamento

Related to Enseñanzas y estudios por tema del Nuevo Testamento

Related ebooks

Personal Growth For You

View More

Related articles

Reviews for Enseñanzas y estudios por tema del Nuevo Testamento

Rating: 0 out of 5 stars
0 ratings

0 ratings0 reviews

What did you think?

Tap to rate

Review must be at least 10 words

    Book preview

    Enseñanzas y estudios por tema del Nuevo Testamento - Miguel Moreno

    Mateo

    Tema 1. El bautismo, ¿por qué nos bautizamos? ¿Qué significa el bautismo?

    Mateo 3, 11–17. En las siguientes escrituras, nuestro Señor Jesús, nos enseña, acerca del bautismo, por qué y para qué nos bautizamos, y el significado del bautismo.

    La palabra bautismo (bautizo en griego), significa mojar, impregnar o cubrir algo con un líquido, sumergir, sepultar, o estar completamente bajo el agua como en el caso de Jesucristo, Mateo 3, 16, (no solamente salpicar, o rociar, como algunas religiones lo enseñan). También ser bautizados en algo, una fe, o en alguien, en el cuerpo de Cristo. Aprenderemos más de esto cuando estudiemos 1 Corintios 12, 12–13.

    ¿Por qué nos bautizamos? La palabra de Dios nos enseña que toda persona que cree en Jesucristo, y lo recibe como su Salvador y Señor, debe también confesarlo públicamente por medio del bautismo, Marcos 16, 16. En la palabra de Dios también aprendemos, que hay algunos que por vergüenza o temor no lo confiesan. Juan 9 22, y 12, 42. En Mateo 3, 15, nuestro Señor Jesús también nos enseña, que la razón por la cual nos bautizamos, es para cumplir todo lo que nuestro Padre Celestial nos manda que hagamos. Así es, lo hacemos también como un acto de obediencia, Mateo 3, 14–15.

    ¿Para qué es el bautismo? ¿Para poder entender, para qué es el bautismo? Necesitamos entender para qué no es el bautismo. En Mateo 3, 11–17, nuestro Señor Jesucristo, nos enseña claramente que el bautismo no es para limpiar o perdonar nuestros pecados, ya que él se bautizó, pero fue siempre sin pecado. La sangre de nuestro Señor Jesucristo, la cual Él derramó en la cruz, es la que nos limpia de nuestros pecados Apocalipsis 1, 5, y nos perdona de todo nuestros pecados, Efesios 1, 7. En el momento que creemos y recibimos a Jesús como nuestro Salvador y Señor, es también cuando somos hechos una nueva criatura, 2 Corintios 5, 17, y no cuando nos bautizamos. Veamos el ejemplo del criminal, que fue crucificado al lado de Jesús. Él se arrepintió y fue salvo, aunque no pudo ser bautizado. Así como él, hay algunos que están al borde de la muerte, o en una situación donde solo vienen a los pies de Cristo, pero no tienen la oportunidad de ser bautizados, ellos al igual que el criminal, serán llevados al paraíso, porque por medio de su fe, en nuestro Señor Jesús, fueron hechos una nueva criatura, limpiados y perdonados de todo pecado. Ya que, es el que no cree es el que es condenado. Marcos 16, 16.

    La palabra de Dios, también nos enseña que una persona debe de primero creer y recibir a Jesucristo como su Salvador y Señor, antes de ser bautizados. Esa persona debe de tener el conocimiento o el entendimiento, de lo que es el bautismo, y estar consciente de lo que está haciendo, antes de bautizarse. Marcos 16, 15–16, Hechos 2, 40–41, 8, 36–38, y 10, 47–48. El Señor Jesús fue circuncidado y presentado por sus padres, en el templo cuando él tenía ocho días de nacido, Lucas 2, 21–23. Pero él mismo se bautizó, cuando tenía 30 años de edad. Lucas 3, 23. Es por eso, que el bautismo de infantes y de niños que aún no tienen el entendimiento de lo que están haciendo, no es bíblico.

    Tema 2, la tentación ¿por qué somos sometidos a tentaciones?

    Mateo 4, 1–12. En estas escrituras, aprendemos que el Espíritu Santo llevo a nuestro Señor Jesús para ser tentado, por el diablo, antes de empezar su ministerio. Lo cual nos enseña, que es necesario que todos nosotros como siervos de Jesús, también pasemos por tentaciones o pruebas, y así ser probados para desarrollar nuestra fe y para crecer espiritualmente. Y para que, por medio de estas pruebas, también seamos completamente preparados para poder servirle en cualquier don, llamado, o ministerio, que él nos dé, por medio de su espíritu. Ahora, el diablo nos tienta con el propósito de hacernos caer y desobedecer a Dios, porque él sabe, que si no pasamos estas pruebas, o vencemos las tentaciones, no llegaremos a ser esos siervos útiles que Dios quiere que seamos. En estas escrituras, también aprendemos, como Jesús usó las armas que Dios nos dio para vencer todas las tentaciones del enemigo, y ser obediente al Padre, (el ayuno, la oración, y su palabra. Estudiaremos más acerca de estas armas poderosas). Romanos 5, 3–5, Santiago 1, 12–15, y 1, 2–4, 2 Tesalonicenses 1, 3–5. (Mat. 26, 41, 2 Cor. 10, 3–5. 2 Timoteo 3, 16–17).

    Tema 3, las bienaventuranzas Dios quiere bendecirnos grandemente.

    Mateo 5, 1–12. En estas escrituras, y en toda la palabra de Dios, aprendemos que todo lo que Dios quiere, es bendecir a su creación a sus hijos, y siervos. en Mateo 5, 3–12, Jesús nos enseña algunas de estas bienaventuranzas, o grandes y celestiales, bendiciones las cuales están disponibles, para los que quieran recibirlas. Para los pobres en espíritu, o para aquellos que son pobres en las cosas, espirituales, de Dios. Porque por medio de su hijo Jesús, Dios les dará, no solo riquezas espirituales, sino también su reino, 2 Pedro 1, 3–4. Para los que lloran, o por los que se lamentan de sus dolores y tribulaciones, los cuales sufren a causa de la maldad que existe en este mundo, ya que Dios por medio de su hijo Jesucristo, su palabra y su espíritu los consolará, 2 Corintios 1, 3–4. Para los mansos, o para los humildes, o para aquellos que se humillan ante Dios, y se dejan manejar por su espíritu para que por medio de su palabra, él los transforme a la imagen y semejanza de Jesucristo, y así, le puedan servir y heredar la nueva tierra. 1 Pedro 5, 5–6. Para los que tienen hambre y sed de justicia o por aquellos que desean más de las cosas de Dios, y que quieren conocer más de Dios y su palabra, la verdad, para hacer lo que a Dios le agrada y lo que le da gloria, honra, y honor. Porque Dios les dará todo lo que ellos desean para que vivan una vida santa y de obediencia, y así, glorifiquen a Dios, Mateo 6, 33, y 2 Pedro 1, 3–4. Para los misericordiosos, o para los que tienen y tratan con compasión a los demás. Porque Dios también, los tratara a ellos, con compasión. Marcos 5,18-20, Santiago 2,13-17. Para los de limpio corazón, o por los que se arrepienten y vienen a los pies de Cristo, para que su corazón sea perdonado y limpiado de todos sus pecados, por medio de su preciosa sangre, y que continúan limpiándose por medio de su palabra y el espíritu y así puedan estar con él eternamente en el cielo, 2 Corintios 7, 1. Para los pacificadores o para los que llevan paz, donde hay violencia. Especialmente a los que llevan el evangelio de la paz de Cristo a todos los que aún no tienen esa paz en sus corazones, Romanos 10, 14–5. Para los que sufren persecuciones, o para aquellos que son perseguidos, vituperados, y que otros hablan mentiras en contra de ellos solo por servir a Jesucristo, porque cada vez que soportan estas persecuciones, Dios les añadirá bendiciones espirituales en el cielo, 2 Juan 1, 8.

    Tema 4, nosotros somos la luz y la sal para los demás

    Mateo 5, 13–16. Así como nuestro Señor Jesucristo fue la sal y la luz a todos los que se encontraban en las tinieblas del pecado en este mundo, incluyendo a nosotros, y a quien les predicó el evangelio de la salvación para sacarlos de esas tinieblas llevarlos a su luz, para sanar a todos los que estaban enfermos, dar vista a los ciegos, y a poner en libertad a los oprimidos. Así también, él nos ha llamado para seguir su ejemplo, y ser esa sal y la luz en este mundo oscuro, y para todos los que aún se encuentran en esa oscuridad. Juan 8, 12, y 12, 46, Hechos 13, 47, y 26, 17–18, Filipenses 2, 14–15, (Marcos 15, 16).

    Tema 5, en el pasado se enseñó esto, pero ahora Jesús enseña esto

    Mateo 5, 17–47. En estas escrituras, nuestro Señor Jesús nos enseña, algunos cambios que él hizo entre la antigua ley y la nueva ley, entre el Antiguo Testamento y el Nuevo. Es muy importante que todo creyente y seguidor de Cristo, estudie, aprenda, y entienda estos cambios que nuestro Señor Jesucristo hizo. Porque así como los israelitas obedecieron las enseñanzas que Dios les dio por medio de Moisés, su líder, así Dios también quiere que nosotros los cristianos obedezcamos las enseñanzas que Dios nos da por medio de nuestro Rey y Señor Jesucristo, (Hechos 3, 22–23). Cuando empecemos a estudiar desde el Nuevo Testamento, también aprenderemos de otros cambios que Jesús hizo entre la Antigua, y la Nueva Ley, tales como la circuncisión (Colosenses 2, 11), el sacrificio de animales (Hebreos 10, 8–14), acerca de los animales que antes no se comían (1 Cor. 10, 25–26), acerca de pagarle a alguien Ojo por ojo y diente por diente Mateo 5, 38–42), y muchos más. Otra importante enseñanza, que aprendemos en este tema es, que como seguidores de Cristo, debemos empezar a estudiar las sagradas escrituras, o la Biblia, primero desde el Nuevo Testamento. Primero, porque así nos lo manda nuestro Padre Celestial, Hechos 3, 22–23. Segundo, porque del Nuevo Testamento, es de donde nuestro nuevo Rey y Señor Jesucristo, empieza a enseñarnos sus enseñanzas, instrucciones, y mandamientos, que él quiere que nosotros como sus siervos, aprendamos y que obedezcamos. Tercero, porque en el Nuevo, es donde su palabra nos enseña las tres trayectorias que Jesús quiere que todos nosotros como sus siervos empecemos a desarrollar, desde el momento que lo recibimos como nuestro Salvador y Señor. 1. Un crecimiento espiritual, 2. Una íntima relación con él. 3. Ser totalmente preparados y equipados para servirle como nuestro único Señor, en toda buena obra suya. 2 Timoteo 3, 16–17.

    Tema 6, sean perfectos como su Padre Celestial es perfecto

    Mateo 5, 48. En este versículo, Jesús nos manda que seamos perfectos, así como nuestro Padre que está en el cielo que es perfecto. Cuando pensamos en ser perfectos, pensamos, ¡imposible! Es por eso que siempre, debemos de tener esta escritura en mente; Isaías 55, 8–9. Porque como dice la escritura, de la forma como Dios piensa, y ve las cosas, no es igual a como este mundo, o el hombre piensa o ve las cosas. En este mundo, el ser perfecto, es alguien que no comete ningún error, ¡es por eso que nadie puede ser perfecto! En esta escritura, Jesús no está hablando acerca de esa clase de perfección. La palabra perfecto en esta escritura, significa, limpios de todo pecado. Y como las siguientes escrituras nos enseñan, nosotros somos hechos perfectos en el momento que creemos y recibimos a Jesús, como nuestro Salvador y Señor, ya que por su sacrificio y su sangre que él derramó por nosotros, somos limpiados de todo pecado y hechos perfectos como nuestro Padre Celestial es perfecto. Hebreos 10, 1, 4, y 14. Justos, Romanos 5, 19. Santos, Efesios 1, 4, y 1 Pedro 1, 15. Ahora, Dios también requiere, que nosotros seamos perfectos, justos, y santos, durante todo nuestro caminar espiritual con él. Esto lo logramos, siendo obedientes a su palabra, y pidiendo perdón, cada vez que pecamos en contra de él. Porque cada vez que pedimos perdón su sangre nos limpia de todo pecado y nos mantiene en estado de perfección. También, debemos entender que nuestro Señor Jesús, no quiere que sigamos pecando deliberadamente, Hebreos 10, 24–30, o que sigamos practicando el pecado 1 Juan 3, 4–9. (Hay otros significados de la palabra perfecto, los cuales estudiaremos en otros temas).

    Tema 7, no hagamos el bien solo para ser vistos por el hombre

    Mateo 6, 1–4. En estas escrituras, Jesús nos enseña que cuando hagamos algo bueno, no lo hagamos para ser vistos por el hombre, o para recibir gloria de los hombres, sino que cuando hagamos algo bueno, lo hagamos para darle gloria a nuestro Dios. Mateo 6, 2,5, 16, y 23, 5–8. Para la gloria de Dios, Mateo 6, 3–4, 6, y 17–18, 1 Corintios 10, 31, Colosenses 3, 23–24.

    Tema 8, la oración, cuando oren, oren de esta forma

    Mateo 6, 5–13. En las siguientes escrituras, aprendemos como orar y como no orar, el significado de la oración, y a quien dirigimos nuestras oraciones. La palabra orar significa, suplicar, pedir, alabar, tener comunión, o platicar con Dios, (de un siervo a un Señor). Platicar con alguien es tener un diálogo o una conversación en la que los interlocutores tienen la misma oportunidad de participar y en la que se busca un entendimiento mutuo, ya sea para llegar a un acuerdo, para desarrollar una relación entre ambos, para conocerse más íntimamente, o para saber más de un tema. La mayoría de veces que venimos delante de nuestro Dios en oración, lo hacemos para hablarle o para pedirle, y no para platicar con él. Señor, necesito, dame, quiero, cuida a mi familia, cúbrelos, sana, etc. ¡Todo este es bíblico! Pero, lo que también necesitamos hacer, es preguntarle, que es lo que él quiere y necesita de nosotros, lo que él quiere que hagamos, después de todo, él es nuestro Señor, y nosotros somos sus siervos. Mateo 6, 31–33, Hechos 9, 6. Habla, pausa, y escucha.

    Entendiendo, que él es el Dios Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, nuestro Padre Celestial, nuestro Salvador y Señor, que él es un ser superior, y nosotros los seres inferiores, su creación, y sus siervos. Entonces, ¿cómo deberíamos venir ante su presencia en oración y que es lo que le deberíamos también pedir? Nuestro Señor Jesucristo, nos dejó un ejemplo de oración, no para que la repitiéramos (Versos 7–8), sino para usarla como guía cada vez que venimos ante su presencia para orar, o para platicar con él.

    Vosotros, pues, orareis así, Padre nuestro que estas en los cielos, santificado sea tu nombre. (Antes de empezar a pedirle algo, debemos empezar alabándolo y santificando su nombre, como nuestro Dios Todopoderoso, que es él). Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. (También debemos de pedirle que nos revele cada día su voluntad, lo que él quiere que hagamos, para que nos use como sus siervos que somos) Efesios 5, 15–17. El pan de cada día dánoslo hoy. (Así como nuestro cuerpo físico necesita el pan cotidiano para crecer, estar fuerte y saludable, así también nuestro espíritu, necesita alimentarse cada día del pan espiritual de su palabra para mantenerse fuerte, y crecer espiritualmente, Juan 6, 27, 48, y 51–58). Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. (Es muy importante entender, que cada vez que vengamos delante de Dios, en oración, que no tengamos nada en contra de un prójimo, ya que esto puede estorbar nuestra oración, o plática con Dios). Mateo 5, 21–24. Y no nos metas en tentación más, líbranos del mal. (También es necesario que le pidamos diario, que nos ayude a deshacernos, o a ser morir todo lo terrenal en nosotros, Colosenses 3, 5–8. Para que no sigamos cayendo en las trampas o en las tentaciones del diablo, Santiago 1, 13–15). porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén. (Al terminar nuestra oración o comunión con nuestro Dios, Rey, y Señor, debemos darle las gracias, alabanza, gloria, y honor, por ser nuestro Dios, por todas sus revelaciones, y por lo que ha hecho, lo que hace, y lo que va a hacer en nuestras vidas como sus siervos, y por los que le pedimos).

    Tema 9, si perdonas a otros sus ofensas yo también te perdonaré

    Mateo 6, 14–15. Estas escrituras nos enseñan lo importante que es perdonar a otros de cualquier pecado que cometan en contra de nosotros, y las consecuencias, cuando no perdonamos. Mateo 18, 21–35, Marcos 11, 25–26. ¿Por qué debemos perdonar a otros? Porque como nos lo enseña nuestro Señor Jesucristo, cegados por el diablo y sus propios deseos carnales, muchos no tienen el entendimiento espiritual para poder entender por qué hacen lo que hacen, ¡y pecan contra nosotros! Lucas 23, 24.

    Tema 10. Cuando ayunéis, Dios nos manda ayunar

    Mateo 6, 16–18. El significado del ayuno es abstenerse de comer por un tiempo, en el cual uno se niega a sí mismo de sus placeres, intereses, y deseos carnales, para pasar un tiempo consagrado con Dios, buscando de él, ¡por medio de su palabra y la oración! El ayuno es una de las armas poderosas, junto con la oración y su palabra, que Dios nos dio para combatir todas las tentaciones del diablo. 2 Cor. 10, 3–5, Mateo 4, 1, y 26, 41. El ayuno nos conecta en una forma más íntima y espiritual con el Espíritu de Dios, y nos ayuda a entender mejor como Dios piensa, sus deseos, sentimientos, y como él ve y hace las cosas. Y así, poder nosotros entender y hacer, con su sabiduría, entendimiento espiritual, y con su poder, ¡toda su voluntad! Hechos 13, 1–3, Mateo 17, 18–21, 1 Cor. 1, 10. ¿Cuando empieza un cristiano ayunar? El momento que nace de nuevo. (Mat. 9, 14–15)

    Tema 11, donde estén nuestros tesoros ahí estará nuestro corazón

    Mateo 6, 19–21. En este estudio, nuestro Señor Jesucristo, nos manda que busquemos y atesoremos de sus tesoros y bendiciones que Dios tiene para nosotros, por medio de su palabra, en vez de acumular tesoros y cosas materiales en esta tierra. ¡Porque nuestra mente y corazón, estarán enfocados en las cosas que nosotros atesoremos más! Lucas 12, 13–21, 1 Timoteo 6, 17–19, 1 Juan 2, 15–17, Hebreos 11, 24–26.

    Tema 12, lo que vemos afecta nuestra mente y corazón

    Mateo 6, 22–23. Nuestro Señor Jesús nos enseña en estas escrituras, que debemos tener cuidado con lo que vemos, y como de qué forma lo vemos. Porque lo que vean nuestros ojos, y de la forma que veamos las cosas, tendrá un efecto, ya sea bueno o malo, en nuestra mente, y en el corazón, nuestro espíritu, que impactará la forma que pensamos, y la forma que hablamos y actuamos. Mateo 18, 7–9, Lucas 11, 34–35, 2 Corintios 5, 7, Job 10, 4, Salmos 101, 3, y 119, 37.

    Tema 13, ningún cristiano puede servir a dos señores

    Mateo 6, 24. En el momento que nosotros creemos y recibimos a Jesús como nuestro Salvador y Señor, empezamos a servirle a él, y dejamos de servir al pecado o al diablo. En esta escritura Jesús nos provoca hacer una decisión, o le servimos a él, o al diablo, no podemos servir a los dos. Jesús también nos enseña, ¡que no podemos servir a Dios y a las riquezas! Deuteronomio 10, 12, 1 Reyes 18, 21, Mateo 4, 10, Romanos 6, 18–23, Santiago 4, 8, Apocalipsis 3, 15–16. (Apocalipsis 17, 14).

    Tema 14, no se preocupen por las cosas cotidianas

    Mateo 6, 25–34. En estas escrituras, nuestro Señor Jesucristo nos manda, a que no nos afanemos, ¡o nos preocupemos por nada! Porque, Dios nos conoce mejor que nosotros mismos, (después de todo, él nos creó), solo él sabe exactamente lo que necesitamos y cuando lo necesitamos, antes de que le pidamos. Es por eso, que nos hace una promesa, que, si buscamos primero el reino de Dios, (donde Jesús es el Rey), sus preceptos, sus leyes, y sus mandatos, con el propósito de obedecerlos. Y su justicia o su forma de pensar, de ver y hacer las cosas, sus deseos y sentimientos, también con el propósito de tomarlas y ser transformados por sus características espirituales, y a la vez, deshacernos de nuestras propias justicias terrenales, o el modo como nosotros pensamos, y el modo como nosotros vemos y hacemos las cosas, de nuestros propios deseos y sentimientos. Él promete que se encargará y suplirá, todas nuestras necesidades. Mateo 6, 7–8, Filipenses 4, 19, Salmo 34, 9–10, 1 Crónicas 29, 11–14.Su reino primero Mateo 6, 9–10. Nuestras justicias por las de él. Isaías 64, 6.

    Tema 15, ¿podemos juzgar a los demás? Mateo 7, 1–5. ¿Cuál es el significado de la palabra, juzgar?

    Condenar, 2. Distinguir adecuadamente, 3. Separar, o poder diferenciar, entre lo bueno (o lo que es de Dios, la verdad), y lo malo (o lo que es del diablo, la mentira). En estos versos, Dios nos enseña, que si juzgamos, o condenamos a otros, cuando nosotros, hacemos las mismas cosas que ellos hacen, que seremos condenados también. Pero, si vamos a juzgar a otros, debemos juzgarnos y examinarnos a nosotros mismos primero, para ver cómo está nuestra propia vida espiritual, (con la ayuda del Espíritu Santo), y así poder ver si estamos viviendo una vida digna de Su llamado. Porque, para poder juzgar, o ayudar a otros a ver y superar sus propios obstáculos, debemos primero tener que superar esos obstáculos nosotros mismos. Por ejemplo, para poder ayudar a alguien que le gusta criticar a los demás, ser capaz de superar este deseo carnal, debemos dejar que el Espíritu Santo eche un vistazo dentro de nuestros corazones, para que él nos permita ver, si hemos superado y desechado este mal deseo nosotros mismos. Entonces, seremos capaces de ayudar a los demás, a ver y superar, este deseo maligno. Romanos 2, 1–4, Juan 7, 24 y 12, 47–48, 1 Corintios 2, 15 y 5, 12–13.

    Tema 16, tengamos cuidado, algunos rechazarán el evangelio Mateo 7, 6. La palabra de Dios nos manda

    Ir por todo el mundo y predicar el evangelio a toda criatura. Pero en esta escritura, Jesús nos dice que usemos su discreción, porque va a haber personas que van a rechazar completamente el evangelio, y que no querrán tener nada que ver con Dios. Nos dice, que cuando nos presentemos ante tales personas, no les demos la palabra sagrada, porque la criticarán, se burlarán de ella, y hasta podrían hacernos daño. Proverbios 23, 9. (Hechos 7, 54–59, Juan 12, 48).

    Tema 17, Dios nos manda que pidamos, busquemos y llamemos

    Mateo 7, 7–11, Lucas 11, 9–13. En este estudio, Jesús nos enseña que para que nosotros podamos recibir cosas buenas (espirituales) de Dios, necesitamos pedir, buscar y tocar. ¿Podría ser que, él quiere ver primero, lo serio que somos, y lo mucho que realmente deseamos esas buenas cosas y espirituales de él? ¡Pide! Diariamente, pídele a Dios que aumente tu fe, que te enseñe algo nuevo cuando estudies su palabra, que te ayude a alcanzar otro nivel espiritual, que te revele algo que aún no te ha mostrado o revelado. Jeremías 33, 2–3, Marcos 11, 24, Santiago 1, 6–8, (Santiago 4, 1–3). ¡Busca! Busca diariamente las provisiones espirituales de Dios, amor, sabiduría, entendimiento, paciencia, alegría, paz, fe, bondad, etc. Proverbios 8, 17, Isaías 55, 6–7, Mateo 6, 33, Juan 5, 30. ¡Toca! Diariamente, toca o pide a Dios que te abra las puertas para, hablar con alguien sobre Jesús, para orar por alguien, para visitar a alguien y compartir la palabra con ellos, etc. 2 Corintios 2, 12, Hechos 16, 25–27, Apocalipsis 3, 7, (Mateo 6, 31–33).

    Tema 18, la puerta estrecha lleva al cielo y la ancha al infierno

    Mateo 7, 13–14. Nuestro Señor Jesús, en su amor por nosotros, nos exhorta a que seamos sabios y evitemos la puerta ancha, que lleva a la destrucción o a la separación eterna de él, y, en cambio, busquemos entrar por el camino angosto, que lleva a la vida eterna. La puerta estrecha (nos lleva al cielo), Jesús es la puerta estrecha, y el único camino que nos llevará a través de ella. Como cristianos, vivir una vida de obediencia a su palabra, nos mantiene en el camino estrecho. Lucas 13, 22–27, Juan 10, 7–9, y 14, 1–6, Santiago 5, 19–20, 2 Per 1, 10–11, (Mateo 25, 22–23, y 30). La Puerta Ancha (lleva al infierno), el diablo, y sus espíritus engañadores siempre tratarán de engañarnos para que no nos quedemos en el camino que nos lleva a la puerta angosta, y si no tenemos cuidado, terminaremos en el camino que llevará a muchos por la puerta ancha, y a la destrucción. Proverbios 14, 12, 1 Timoteo 4, 1, 2 Pedro 2, 15.

    Tema 19, un verdadero hombre de Dios se conoce por sus frutos

    Mateo 7, 15–20. En estas escrituras, nuestro Señor Jesús nos advierte que estemos atentos a los hombres falsos que dicen, que vienen de Dios, cuando realmente no es así. Y que un verdadero hombre de Dios, o un verdadero cristiano, no se conoce, solo por lo mucho que saben de la Biblia, o solo porque dicen que creen en Dios. Nuestro Señor Jesús nos enseña que un verdadero hombre de Dios, se conoce por sus frutos, sus obras, y por sus acciones, la forma en que hablan y se comportan. ¡Porque todo lo que los verdaderos hombres de Dios hacen y dicen, tiene que estar alineado y venir por obediencia a las sagradas escrituras, y al Espíritu Santo! Y no por las tradiciones o costumbres, de este mundo, ni por las enseñanzas, que el hombre enseña. Mateo 12, 33–37, Romanos 6, 20–23, y 7, 4–6, Gálatas 5, 19–25, (Santiago 3, 13–18).

    Tema 20, apártate de mí, hacedor de maldad, nunca te conocí

    Mateo 7, 21–23. Nuestro Señor Jesús nos enseña lo importante que es entender y hacer la voluntad de Dios, en lugar de hacer nuestra voluntad, y lo que nosotros pensamos que le gusta o quiere que hagamos. Desarrollar una relación íntima con él y con nuestro Padre Celestial, es la clave para conocer su voluntad. Porque, cuanto más nos acerquemos a Dios, más cosas íntimas nos revelará sobre él, su voluntad y su palabra. Es muy importante para todo cristiano, conocer la voluntad de Dios para así poder hacer exactamente lo que él quiere que hagamos. ¡De esta manera, como menciono antes, no haremos, nuestra propia voluntad! (Señor, no hice yo esto y aquello por ti). Construir una relación íntima con él es la única manera en que conoceremos, su manera de pensar, sus deseos, y su manera ver y hacer las cosas. Entonces, cuando nuestro Señor Jesús nos pida que le demos cuenta de lo que cada uno de nosotros hizo, nos dirá así, bien hecho, siervo bueno y fiel, hiciste lo que te dije que hicieras, mi voluntad, y no, nunca te conocí; apártate de mí...; (porque hiciste lo que tú creías que yo quería que hicieras, y no mi voluntad). Mateo 12, 49–50, Juan 6, 38, 1 Corintios 8, 3, Efesios 5, 15–17, Tito 1, 16, Hebreos 10, 35–36, 13, 20–21, 1 Juan 2, 3–4, y 15–17, (Juan 16, 12–15, 1 Corintios 2, 10–12).

    Tema 21, hay que construir sobre la roca y no sobre la arena

    Mateo 7, 24–27. En estas escrituras, nuestro Señor Jesús nos enseña que, para llegar a ser cristianos sabios y espiritualmente fuertes, debemos construir nuestra casa (espiritual), o a nosotros mismos, sobre la roca, la cual es Jesús, porque él es la palabra de Dios. Y por medio de su palabra, Dios nos da sus enseñanzas, instrucciones, y mandatos, para que nosotros los obedezcamos. Porque

    Enjoying the preview?
    Page 1 of 1