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Combinado Del Este
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Combinado Del Este

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COMBINADO DEL ESTE por Mireya Robles.
Resea por Anna Diegel.

El ttulo de esta obra, que se refiere al nombre de la crcel ms infame de Cuba, conocida por sus extremas violaciones de los derechos humanos, es solamente una descripcin parcial del contenido de la novela. sta es el relato de casi siete meses en la vida de un joven cubano, desde los das que preceden a su arresto y encarcelamiento en el Combinado a fines de 1979, hasta su liberacin y su embarco para los Estados Unidos durante la Operacin Mariel en mayo de 1980, cuando Fidel Castro expuls por la fuerza a los elementos indeseables de la sociedad cubana. La segunda parte de Combinado del Este describe la llegada de los Marielitos a la Florida, y despus, el traslado de los prisoneros cubanos a un centro de relocalizacin y su vida en ese lugar. El hroe de la novela, Mede, es un personaje complejo, orgulloso de su masculinidad y pronto a defender sus derechos por la fuerza cuando es necesario, pero tambin, un padre carioso, un amigo compasivo y un poeta sensible. De hecho, l est encarcelado por haber escrito poemas disidentes contra el gobierno cubano. Mede es la voz narrativa de la novela y travs de l vemos escenas de la vida carcelaria y la violencia habitual entre hombres confinados en un espacio restringido: peleas y pualadas para determinar quin es ms fuerte, violaciones homosexuales, y hasta asesinatos y suicidios. No existe ninguna solidaridad en la miseria entre los presos. Mede describe las condiciones inhumanas que reinan en la crcel cubana: comida insuficiente y falta de higiene, brutalidad de los guardas hacia los presos y la hipocresa de un sistema que aumenta las raciones de comida o provee a los reclusos de ropa nueva cuando muestran la crcel a miembros de organizaciones humanitarias extranjeras. Finalmente, Mede les da vida a los varios personajes reunidos en su celda: disidentes polticos, ladrones o asesinos comunes, homosexuales, testigos de Jehov. Tambin describe las costumbres especficamente cubanas de algunos de sus compaeros, particularmente, las prcticas de la santera (la religin afro-cubana) o las de sociedades secretas como la de los abacus. Unos meses ms tarde, los presos son procesados para su evacuacin fuera de la isla, una evacuacin en la que no pueden revelar su condicin de prisioneros, y deben hacerse pasar por ciudadanos civiles pidiendo asilo poltico, pues la embajada peruana ha concedido asilo a los cubanos que deseen salir del pas. Los civiles y los presos comparten los barcos atestados de gente y al llegar a la Florida sern separados, cada grupo asignado a un destino particular por las autoridades americanas. En esta segunda parte de la novela se nota una evolucin y una maduracin en el carcter del narrador. Mede experimenta emociones contradictorias: alivio por su liberacin de la crcel y desesperacin al estar exiliado de su familia y de su amada isla. La descripcin de la travesa del barco de los exiliados a travs del estrecho de Florida transmite el intenso dolor que siente Mede por su expatriacin. Pero pronto, su nueva sensacin de libertad supera el sentido de prdida, y la acogida calurosa de los presos por los americanos, despus de seis meses de tratamiento brutal en el Combinado, lo llena de agradecimiento. La ltima parte de la novela es el relato de un viaje de descubrimiento, en el que el protagonista recupera gradualmente su humanidad y su voz potica. La cndida descripcin que hace Mede de objetos y experiencias vividas durante su traslado desde la ciudad mgica de Cayo Hueso hacia el campamento para hombres solteros, de donde sern trasladados a otro lugar (abrir las cajitas que la administracin le ha dado para su aseo personal, un gesto amable de uno de los encargados que recibe a los prisoneros, un vuelo maravilloso en un avin) enfatiza el contraste entre la vida americana y el trato cruel de la gente en las isla-prisin de Cuba. El lector se da cuenta de que

LanguageEnglish
PublisherXlibris US
Release dateAug 12, 2010
ISBN9781453546321
Combinado Del Este
Author

Mireya Robles

Born in Guantánamo, Cuba, Mireya Robles has published three novels and two books of poetry as well as articles, short stories and poems in literary magazines in about 20 countries. She has received literary awards in the USA, México, France, Italy and Spain. Interviewed on radio and TV in Miami, New York, Buenos Aires, Madrid and Durban, South Africa as well as in the documentary film Conducta Impropia/Improper Conduct directed by Oscar winner Néstor Almendros. This documentary received the Human Rights Award in Grenoble, France and has been televised in France and Spain and presented in movie theaters in New York, Miami, Puerto Rico, Colombia and Venezuela.

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    Combinado Del Este - Mireya Robles

    COMBINADO DEL ESTE

    Mireya Robles

    Según la historia de Víctor

    Fort Chaffee, 1981

    Copyright © 2010 by Mireya Robles.

    All rights reserved. No part of this book may be reproduced or transmitted in any form or by any means, electronic or mechanical, including photocopying, recording, or by any information storage and retrieval system, without permission in writing from the copyright owner.

    This book was printed in the United States of America.

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    83557

    a las seis de la tarde, entre las paredes de mi apartamento, empiezo a olvidar el cansancio que fui trayendo conmigo desde mi centro de trabajo; desde las calles donde trafico negocios ilegales para el pan de mi hermana, para mi sobrina Yuny, para Niurka, mi mujer, que desde hace unos meses nos acompaña con su hija Yardely; Niurka, mi negra, me preparas el baño? ven acá, Yuny, cómo está mi niña hoy? estudias mucho? sabes, Yuny, si te portas bien, te llevo a pasear el domingo; sí, tío Mede, me porto bien y me voy a portar muy bien, y tú me llevas, tío? sí, te llevo, sí, claro que a ti también te llevo, Yardely, venga acá y déle un beso a su papá; sí, Yardely, papá Mede te quiere mucho a ti también; Mede! Mede! ya está el baño; ya voy, Niurka; dime, Toña, por qué te preocupas así? sí, yo sé, mi hermana, que tengo que regresar temprano, no cojas lucha, mi hermana, yo vuelvo temprano; papá Mede, papá Mede, Yuny me quitó la muñeca, esa muñeca es mía; tío Mede, esa muñeca es mía y Yardely me la quiere quitar; bueno, Yuny, déjale tú la muñeca a Yardely, que ella es más pequeña; sí, tío Mede, pero es que ella me la rompe; la discusión se va terminando con el mandato de la voz de Niurka: Yardely, déle la muñeca a Yuny, ahora mismo; la muñeca pasa rápidamente de las manos de Yardely a las de Niurka, a las de Yuny, para terminar con el llanto de Yardely, el encierro voluntario de Yuny en el cuarto de Toña, la risa prolongada de Yuny; el baño me refresca, me descansa, disfruto la comodidad de mi piyama; desde mi cuarto llamo a Niurka y ella, espérate, Mede, que estoy ocupada; pero poco tengo que esperar porque ya está aquí Toña, como siempre, pendiente a mis cuidados, mira que usted fastidia, mi hermano, qué es lo que quiere, que le planche el pantalón y tiene que ser éste, Mede? no puedes ponerte ninguno de los que están planchados? bueno, a ver, dame acá; ya estoy vestido con mi camisa azul y mi pitusa recién planchada; en el tramo hacia la puerta me detiene Niurka con un beso, Yardely con el reclamo de su beso y Yuny también con su reclamo, pero Yuny, como siempre, me conmueve, siempre me digo que Yuny es un pedazo de mi piel, la visión de mis ojos; me voy alejando con el último beso a mi hermana, con el adiós definitivo del ave que desaparece del invierno, con lo definitivo del condenado que se despide de su compañero de celda; en la calle, algunos de los vecinos saludándome; en mi mano, los poemas de protesta, no sé si llevárselos a Alexis para que se los dé a sus parientes de la comunidad, que están al llegar de Estados Unidos, para que los publiquen allá; yo me río con Alexis, siempre me dice, imagínate, Mede, qué curioso, a mis parientes, cuando se fueron, les decían gusanos, y ahora, como vuelven con dólares a dejar dólares aquí, ya les han cambiado el nombre a ‘miembros de la comunidad,’ esto sí que tiene gracia; qué hermosa ha caído la noche en el barrio, con su melancolía, el cielo estrellado, ese lucero tan esbelto; en la parada de la guagua de la ruta 10 me acerco a la mujer de unos 35 años, hace mucho rato que no pasa la guagua? y así empiezo mi conversación y la tardanza de la guagua me da tiempo a decirle qué hermosos me resultan sus ojos negros, su talle esbelto, sus labios pequeños; subimos ahora al ómnibus con su letrero de Monte, nos sentamos juntos y cuando oigo su invitación, quiere bajarse un rato en mi casa? casi me domina la tentación, pero, no, señora, gracias, gracias, y me digo que esta noche nada puede desviarme de esta urgencia de llegar a Guanabacoa, es mejor llevarle esto a la China, es mejor mandarlo con los parientes de ella; me bajo en la Virgen del Camino para coger la ruta 5, en la puerta abierta, la sorpresa de la China; Mede, qué viento te echó por aquí? otro problema con la justicia? bueno, no, no me echó ningún viento, pero sí, tengo un problema; sí, ya sé, Mede, siempre que te apareces por aquí es a resolver; mira, China, mi cielo, tengo mucho trabajo y no puedo venir, tú sabes lo que es venir del Vedado hasta acá? es el trabajo o es que tu mujer no te deja salir de tu casa? tú sabes que a mí, ni mi mujer ni nadie me gobierna; bueno, bueno, es mejor dejar eso, dime qué deseas de mí; bueno, se trata de esta libreta, mira; China empieza a hojear los poemas, eh! Mede, estamos prosperando, ya tenemos máquina de escribir? no es prosperidad, China, es la máquina de un amigo, me los pasó él; tú siempre con tantos amigos, pero dime, qué quieres con estos poemas? quiero dejarte la libreta, China, guárdala tú, nadie como tú sabe los problemas que tengo con la justicia; si me registran la casa, voy preso, pienso que cuando venga tu hermana del Norte ella se los puede llevar; pero y para qué quieres tú que se los lleve? allá se pueden publicar, China, allá pueden publicarlos; me quedo callado mirándola decidir, sigo con la vista la libreta en su mano, que extiende hacia mí; quédate con ella, Mede, cuando mi hermana venga, ya hablaremos; y ahora me mira firme: y tú sigues con tus luchas con los libros, los libros que nos separaron? bueno, China, los libros son mi vida, para qué recordar el pasado? es que te duele recordar porque yo sigo siendo la mujer de tu vida? no fastidies, si tú fueras la mujer de mi vida yo hubiera vuelto contigo; el tiempo será testigo, Mede, el tiempo dirá; me quedé en silencio para no herir a la China, ya no siento nada por ella; Mede, ven conmigo, por qué no me acompañas al cumpleaños de mi ahijada en Centro Habana? es mi ahijada de religión, es la que estaba aquí cuando le di el tambor a Changó; y me llega de pronto, nuestro lugar común, nuestra santería, Obatalá, el santo mayor; Eleguá, con el que se hacen las ceremonias; Changó, el santo guerrero, vestido de rojo, convertido por la necesidad de ocultar nuestros orígenes, en Santa Bárbara; Ochún, convertida en la Virgen de la Caridad; Yemayá, nuestra dueña de los mares, convertida en la Virgen de Regla; Ogún santo guerrero, dueño de los hierros; Oyansa, dueña del cementerio; Sojuano, nuestro San Lázaro tan querido; Algayú, padre de Changó, convertido en San Miguel; ya te conocí, China, con el santo hecho, no sé por qué enfermedad lo hiciste, sólo puedo imaginar los animales, chivos, carneros, gallinas, gallos, palomas, jicoteas, que desaparecieron en la ceremonia; te imagino en tu primer paso, en casa del babalao, asistiéndose del tablero de Orula, para indicarte qué santo tenías que hacer; te imagino vestida de blanco en los siete días de tu trono y ya, salida iyabó, vestida de blanco por un año; nunca supe tu nombre en santo, el que te salió en el itá, en la estera regada de caracoles; pero navegábamos en los secretos de nuestros mitos, en el lenguaje extraño de nuestros cantos; la China se me acerca ya vestida tan elegante, llevando la protección de sus collares, recordarás, China como insistíamos en la exactitud de los colores: el de Obatalá es collar blanco; el de Eleguá, negro y rojo; el de Changó, rojo con cuentas blancas; el de Ochún, amarillo; el de Yemayá, azul; el de Ogún, negro; el de Sojuano, morado con rayas blancas; el de Oyansa, gris con rayas color ceniza; sí, China, claro que me quedo a cenar; al terminar, el café acabado de colar y dos cervezas, caminamos hacia la parada de guaguas para coger la de la ruta 95; nos cansamos de

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