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Maru
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Ebook265 pages4 hours

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About this ebook

Este libro lo empec a escribir cuando mi hija se enferm, era tan grande mi dolor que senta la necesidad de desahogar todos esos sentimientos que me hacan sentir tan desgraciada. Quera comprender la vida, ser una mujer normal y aceptar lo que Dios me mandaba, pero algo, dentro de m se revelaba, y senta un gran resentimiento con Dios. Porqu nos castigaba de esa manera tan cruel?, y al mismo tiempo senta que Dios me daba la oportunidad de luchar por la vida de mi hija, que como todas las madres de la tierra que aman y luchan por ellos, esta confusin de sentimientos, me hacia mucho dao.
LanguageEnglish
PublisherXlibris US
Release dateJul 8, 2008
ISBN9781462835768
Maru
Author

Angela Aldana de Alvarez

ABOUT THE AUTHOR BY Julia Gutiérrez Peñaloza To my dear friend Angelic Aldo: I’ve had the privilege of being friends with the author of this touching book, for many years. I also know her family and social background very well. And I can assure that she has been a very brave and courageous woman. She was principal in a Montessori Kinder garden and Elementary school. That’s where I first met her. I have had the opportunity of helping her with two of the books she has written, and I have found them most tender. I just hope God can give me the pleasure of continuing being friends with this wonderful lady. ABOUT THE AUTHOR BY Helen Hough Angelic Aldo, my friend and almost sister, is a loving, caring, kind person who gives of her all to anyone who needs help, advice, consolation and a shoulder to cry on. We met some 25 years ago and have been the best of friends ever since. She is sensitive to other needs and is always there to help with whatever she can. She never lets a friend forget that they have a friend in her. She is a very savvy lady with a heart of gold. ABOUT THE AUTHOR BY Mary Lou Buck. Her novel is her belief and one in which she is convinced that expressed love lost can be found years later with nothing lost in between. She is convinced that her novels help enlarge her vision and have helped her discover that words have the power to heal. She has learned to let go of the past and look forward to her future.

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    Book preview

    Maru - Angela Aldana de Alvarez

    Copyright © 2008 by Angela Aldana de Alvarez.

    Todos los personajes de este libro son personas convivieron durante esta jornada llena de sentimiento y pasión por parte de todos los que tuvieron conocimiento de todo lo que la familia de Maru estaba viviendo y pasaron a formar parte importante en su vida.

    Todos los derechos reservados, ninguna parte de este libro puede ser reproducido, bajo ningún sistema electrónico, tampoco puede ser gravado o copiado. Sin permiso del autor.

    This book was printed in the United States of America.

    To order additional copies of this book, contact:

    Xlibris Corporation

    1-888-795-4274

    www.Xlibris.com

    Orders@Xlibris.com

    45720

    Contents

    Introducción

    Dedicatorias Especiales

    Capítulo Uno

    Capitulo Dos

    Capitulo Tres

    Capitulo Cuatro

    Capitulo Cinco

    Capitulo Seis

    Capitulo Siete

    Capítulo Ocho

    Capitulo Nueve

    Capítulo Diez

    Capítulo Once

    Capitulo Doce

    Capitulo Trece

    Capitulo Catorce

    Capítulo Quince

    Capitulo Diez Y Seis

    Capitulo Diez Y Siete

    Introducción

    Este libro lo empecé a escribir cuando mi hija se enfermó, era tan grande mi dolor que sentía la necesidad de desahogar todos esos sentimientos que me hacían sentir tan desgraciada. Quería comprender la vida, ser una mujer normal y aceptar lo que Dios me mandaba, pero algo, dentro de mí se revelaba, y sentía un gran resentimiento con Dios. ¿Porqué nos castigaba de esa manera tan cruel?, y al mismo tiempo sentía que Dios me daba la oportunidad de luchar por la vida de mi hija, que como todas las madres de la tierra que aman y luchan por ellos, esta confusión de sentimientos, me hacia mucho daño.

    Contando con todo el apoyo de mi esposo y de mis hijos, porque en éstos problemas todos deben estar conscientes y dispuestos a luchar por el enfermo, empezamos el calvario.

    No es difícil dejarse llevar por el problema y envolverse en él, en tal forma que todo lo que no es cercano al enfermo pierde importancia para aquellos que están metidos en la lucha de salvar a un ser querido. Se descubre que lo más importante en esta vida es la salud, y desgraciadamente, es lo que menos apreciamos los seres humanos, ya que constantemente agredimos a nuestro organismo en muchas formas.

    Y cuando la vida te lleva a un problema de esta naturaleza, te dejas llevar por todo aquello que crees ayudará a tu ser querido, todo es válido, las medicinas, los remedios, los tés, etc. Todo lo que pueda uno intentar lo hace, así este de acuerdo o no el doctor, ya que generalmente ellos no creen más que en sus medicinas, sin embargo todo es válido, todo se puede intentar.

    Nos encontramos con situaciones extrañas, de un pincelazo la vida cambia y nos vemos inmersos en un mundo nuevo y terriblemente cruel, visto desde cualquier ángulo, el emocional, el moral y el económico, todo nuestro anhelo y nuestra lucha se convierte en un inmenso deseo de lograr la salud del ser querido y cualquier esfuerzo será poco para lograrlo.

    Descubrimos algo importante: recibimos el apoyo moral de nuestras amistades, de vecinos y personas que no conocíamos, de las madres de familia de mi escuela, una maravillosa colaboración y reconozco que para nosotros era tan importante oír una palabra de aliento, una voz que nos dijera que íbamos a salir bien del problema, para nosotros valían oro esas palabras; al mismo tiempo algunas personas nos ofrecían su pésame, sé que lo hacían con la mejor voluntad del mundo, pero esas palabras de hay que resignarse nos caían como plomo hirviendo.

    Sin embargo cuando la familia está unida, cuando todos entienden el problema y deciden luchar por su ser querido, nada los detendrá. La lucha será ardua, cruel para todos, pero la llama de la fe y la esperanza nos mantendrán como una roca, firmes, fuertes y llenos de la energía que compartirán con aquel ser que la esta necesitando.

    También sabemos que cuando Dios decide llevarse a alguna persona, es porque la necesita y estamos seguros que al escoger a un ser humano para reunirse con él, es un gran privilegio, y así deberíamos verlo; sin embargo, también es deber del ser humano luchar por vivir, por cumplir la misión para la que fue enviado, porque si Dios ha permitido que haya tantos descubrimientos en la ciencia de la salud es para darles la oportunidad a los seres humanos de poder salvarse y seguir viviendo, para disfrutar de este mundo maravilloso en el que nos tocó vivir.

    ¡Sólo Dios sabe hasta donde podemos llegar, el límite es Su sabiduría! A mi hermosa hija

    MARIA DE LOURDES ALVAREZ ALDANA

    MARU

    A mi esposo, Carlos Alvarez Bravo, cuya fortaleza me sostuvo, a mis queridos hijos,Juan Carlos y Luis Manuel, por su comprensión, su entereza al tener que afrontar tantas cosas con valentía, en una edad en la que solo debían jugar, estudiar y disfrutar de la vida.

    A mi madre cuyas lágrimas me ayudaban a guardar las mías en lo más profundo de mi corazón; a mis hermanos, Fausto y Manolo, a mi cuñada Leticia Mil gracias.

    Mi más profundo reconocimiento, ya que todos ellos me enseñaron a ser fuerte con una sonrisa.

    Dedicatorias Especiales

    Al Dr. Carlos Díaz Hernández, por sus atenciones y sus cuidados, ya que gracias a su interés en que la operación se realizará adecuadamente Maru tuvo la oportunidad de salvarse. ¡Apreciamos en todo lo que vale lo que ha hecho por nosotros!

    Al Dr. Juan José Acevedo, por la maravillosa operación de Maru, que le dio la oportunidad de vivir.

    Al Dr. Roberto Rivera Luna, quien encendió en nosotros la Luz de la esperanza y el espíritu de lucha, además de haber sembrado en Maru el deseo de vivir y llevar a cabo su tratamiento, en coordinación con el Dr. Norman Jaffee. Del M.D. Anderson Hospital, en Houston, Texas.

    Al Dr. Norman Jaffee, M.D. del M.D. Anderson Hospital. Por haber salvado a nuestra hija. ¡Deseamos que su labor siga siendo maravillosa!

    A la Dra. Reesa, asistente del Dr.Jaffee, por toda su ayuda, dedicación y amistad.

    A la enfermera Kelly Koggin: Para poder expresarle nuestro agradecimiento tendríamos que convertir el mar en tinta y, aún así, no sería suficiente para expresarle todos los bellos sentimientos que en nuestros corazones hay para ella. Que Dios la bendiga y le permita seguir dando amor a sus semejantes. ¡Es la expresión viva del amor de Dios! ¡Gracias por todo lo que nos dio, por haber compartido nuestra mesa en algunas ocasiones!

    Al Sr. Lee Keller, quien nos prestó todo su apoyo y su afecto. A quien le debemos haber conocido a Helen y a Steve, y quien en ausencia de Carlitos, nos protegió y nos dio lo más bello de sus sentimientos, y a quien aprendimos a querer por la belleza que tienen en su corazón. A sus hijos, Alex y Melissa. ¡Gracias por ser tan buenos!

    A Steve y Helen Hough, desde lo más profundo de mi corazón, quisiéramos hacerles sentir lo mucho que les agradecemos todo lo recibido de ustedes. No hay nada con lo que podamos pagar tanto amor, tanta comprensión, tanta ternura al compartir con nosotros la inmensa pena que estábamos viviendo. Si hemos logrado salir adelante es gracias a ustedes. Que Dios los bendiga y los llene de dicha, merecen lo más bello que un ser humano puede recibir. ¡Nuestro amor y nuestro profundo agradecimiento!

    A Don Manuel y Doña Ciria Flores, con todo nuestro amor y pidiéndole a Dios los colme de bendiciones, por adoptarnos como parte de su familia.

    A la familia Hough, por su cariño y por recibirnos en su hogar, les damos las gracias con todo nuestro cariño.

    Desde lo más profundo de nuestros corazones, gracias a Manuel y Maruca Flores, así como a sus hijos José Manuel, Brandon y Bárbara, quienes con su comprensión ayudaron a Maru en momentos difíciles.

    A Dolores y Agustín, Chita y Ray, gracias.

    Luisa y Alfredo y a Rossane por habernos aceptado, mil gracias

    A Malena y Rosa Cuervo, por toda su ayuda gracias.

    A Marisol y la señora Flores, las interpretes que nos ayudaron, también a Ada Montemayor, nuestra trabajadora social., ¡Gracias!

    A todas las enfermeras de pediatría, médicos asistentes, personal de administración del M.D. Anderson en Houston. ¡Gracias por su ternura y sus sonrisas!

    Al doctor McNeese y a las enfermeras de radioterapia, por sus cuidados y dedicación.

    Nuestro sincero agradecimiento a la casa RONALD MCDONALD que abre sus puertas a gente de todas las nacionalidades sin importar credo, país, raza, y que fue para nosotros un hogar, un refugio, que nos protegió en medio de la tormenta. Un cálido hogar en donde encontramos comprensión, amor y ayuda en todos aspectos, ¡que Dios los bendiga! Estamos felices de que existan varios McDonald’s en México. A todos los voluntarios que nos llevaban al hospital o al supermercado, mil gracias.

    Bienvenidos

    Ojala tengan mucho éxito siempre para que puedan seguir ayudando a tanta gente como lo han hecho hasta ahora.

    A la familia Schiavon, por su ayuda y su apoyo, gracias a ustedes Maru tuvo su fiesta de 15 años en su hacienda.

    Al Prof. Raúl Caballero y a Miss Mónica de Vivanco, por su ayuda y la constancia de su afecto, y la inmensa ayuda que prestaron a mi escuela. ¡Mil gracias!

    Al Ing. Rodrigo Guerrero y especialmente a Chole su esposa que cuido a mi Luis cuando fue necesario, ¡muchas gracias!

    A todas las personas que en Houston, Texas, nos brindaron su amistad y nos hicieron sentir que contábamos con ellos.

    A mi entrañable amiga Martha Mateos de Quintero que rezó por Maru en Tierra Santa y a su esposo Armando, ¡gracias a ambos por su ayuda y sus oraciones!

    Al grupo Regina de Guadalajara, al Ing. Luis Alfonso Aguilar y familia, a Juan Amoros y familia, a Benigno Alfaro y familia, les agradecemos sus oraciones.

    Agradecemos profundamente a:

    Personal de HOLOPHANE S.A.

    Distribuidores de HOLOPHANE

    A

    Todos nuestros amigos

    A

    Todos nuestros vecinos

    A todas aquellas personas que sin conocernos venían a darnos una palabra de aliento.

    A todos los que se unieron a nosotros en la oración.

    Al personal de AMERICAN KINDER GARDEN MONTESSORI.

    Al personal de INSTITUTO BILINGÜE MARIA MONTESORI.

    A todos los padres de familia, que eran el alma de mis dos colegios. A mis niños, a quienes he amado profundamente y no he olvidado, ya que viven en mi corazón.

    A la Sra. Profa. Ma. De la Luz Espinosa de Tapia, inspectora de al SEP de la zona 14, que ha sido para mi como una segunda madre y quien me alentó a seguir adelante.

    El Instituto Bilingüe Rudyard Kipling, especialmente al Profesor Jesús Moreno y al Sr. Andrés García, por el apoyo tan grande que recibimos.

    A la psicóloga del KIPLING, sección secundaria, Srita. Elvia Contreras (RIP), a quien recordamos con amor y rogamos a ¡Dios la guarde en su Santo Reino!

    D I O S L O S B E N D I G A

    Angela Aldana de Alvarez

    MENSAJE DE MARU:

    A Verónica Castilla, por ser tan buena amiga, por apoyarme y comprenderme, ¡Gracias por no haberme abandonado cuando más te necesitaba!

    Quisiera que mis compañeros de la escuela sintieran lo importante que fue para mí, recibir sus cartas, el pensar en todos ellos me daba fuerza para seguir adelante, deseaba regresar a verlos. Gracias por sus cartas a:

    ¡La Navidad de 1982 fue grata gracias a ustedes!

    Gracias, también, a todos aquellos que en algún momento, dentro de mi tristeza, me hicieron sonreír.

    MARU ALVAREZ

    Además.

    Queremos dar las gracias, muchas gracias a todas las personas que estuvieron a nuestro alrededor, que en alguna ocasión nos alentaron, aunque solo fuera con una mirada o una sonrisa. Tal vez haya personas que olvidamos mencionar quiero disculparme con ellas por ello, pero nos sería imposible incluir a toda la gente maravillosa que conocimos en esta experiencia.

    Damos las gracias especialmente a mi querida amiga la Sra. Julia Gutiérrez de Venegas, quien corrigió este texto.

    ANGELA ALDANA DE ALVAREZ

    Y

    MARU ALVAREZ ALDANA

    Capítulo Uno

    1981

    Mamí ven por mí, no me siento bien. La llamada era de Maru mi hija de 13 años de edad, quien se encontraba en el Instituto Rudyard Kipling donde estudiaba el primer año de secundaria. Me causó gran extrañeza que me llamara, ya que ella siempre ha sido muy responsable, adora a su escuela y nunca le ha gustado faltar.

    No me gustaba la idea de salirme de mi escuela para ir por ella, era un día pesado y tenía muchas cosas que hacer, sin embargo si me llamaba era porque realmente se sentía muy mal.

    ¿Maru estás segura?, le pregunté, no quiero que vayas a perder clases sin motivo. No Mami, por favor ven rápido por mi. Sus últimas palabras eran casi un sollozo. Esta bien voy para allá, prepara tus cosas y espérame en la puerta de enfrente, le dije. Pero ya afuera para no tardarnos. Di algunas instrucciones en mi escuela y me fui por ella. Cuando llegué me extraño no verla esperándome en la puerta, tuve que estacionar el coche y bajarme para solicitar en la oficina que la llamaran y cuando salió la vi muy triste y pálida.

    ¿Qué te pasa Marusita?, ¿cómo te sientes?. No sé mami, desde que murió mi Príncipe no dejo de pensar en él y eso me hace sentir mal, siento algo. Pero Maru …, le contesté, eso no es motivo para que te salgas de la escuela.

    El Príncipe era un hermoso perro Collie que teníamos y que había muerto recientemente de un tumor en el hígado. Mis hijos convivían mucho con él y con Wendy, su pareja. El perro había enfermado y el Dr. Ignacio Valdés, nuestro veterinario, había tratado de salvarlo, pero todo fue en vano. Cuando el perro murió, el doctor nos pidió el cuerpo para estudiarlo. Fue necesario hacer una junta de familia para decidir si entregábamos el cuerpo o no, accedimos pensando con ello ayudar a otros perros.

    Días después el doctor nos informó que el Príncipe había muerto de un tumor maligno en el hígado. Todo esto había impresionado mucho a Maru y aunque ya habíamos comprado otro animal idéntico al que le habían puesto el nombre de Sultán, ella seguía muy triste.

    Salimos de su escuela y nos dirigimos a la nuestra de nombre American Kinder Garden Montessori y el Instituto Bilingüe María Montessori. Nuestra escuela era muy joven, había empezado en 1978, afortunadamente con mucho éxito, pues teníamos ya 180 niños, fruto de un gran esfuerzo familiar ya que tratábamos que todo estuviera perfecto y todos cooperábamos en ella. La vida giraba en torno a las actividades de mi esposo y de la escuela que era nuestro orgullo.

    Los fines de semana solíamos ir al cortijo Las Espuelas, en el fraccionamiento San Mateo, donde teníamos en pensión una yegua, La Chata. Desde muy pequeña a Maru le habían gustado mucho los caballos y, por fin, ahora tenía el suyo, que montaba los fines de semana, aunque ahora tenía como un mes que lo estaba haciendo a diario, entusiasmada con las clases que Ernesto y Gila Brickman le daban preparándose para entrar a su primer concurso.

    Montaba todos los días de 6:00 a 7:00 de la mañana, para lo cual se levantaba a las 5:00, se iba al cortijo y después a la escuela, donde entraba a las 7:30 a.m. Su Papá, contagiado por el entusiasmo de la niña, la llevaba todos los días. Maru tenía la ilusión de ir a las Olimpiadas algún día, deseaba ir a ver las que iba a haber en Los Angeles, Ca. Soñar no le costaba nada y además estábamos seguros que lo lograría, pues su entrenador Ernesto Brickman de origen alemán, era excelente, un maravilloso maestro con quien ella progresaba rápidamente, por lo que nos sentíamos orgullosos.

    A sus hermanos les daba miedo montar, ya tenían la experiencia de una caída cada uno de ellos. Juan Carlos de 11 años actualmente, recordaba como unos años antes había sacado a su hermanito Luis Manuel, en ese entonces de 5 años, de entre las patas del caballo, Luis se había caído porque el caballerango no había puesto bien el albardón y este resbaló provocando la caída; la yegua se levanto e iba a caer encima de Luis, Juan más rápido que yo, corrió y jalo a Luis fuera del alcance de las patas de la yegua.

    Todos nos asustamos mucho y desde entonces ninguno de los dos había querido volver a montar y nosotros no les pedíamos que lo hicieran. En cambio a Maru nada la asustaba, también había tenido sus caídas pero seguía montando feliz. En una ocasión al pasar cerca de ella otro jinete, el caballo de éste volteó y la mordió en una pierna, tan fuerte que todavía tenía la cicatriz. Sin embargo repito, nada le infundía temor y su vida era ir al cortijo y montar todo el tiempo que pudiera. A Carlitos, mi marido, y a mi nos encantaba verla galopar; ella y su yegua parecían un solo ser, su largo y oscuro cabello moviéndose al compás del viento la convertían en una hermosa amazona, ella de solo 13 años aparentaba como 16.

    Ella estaba feliz, se aproximaba su primer concurso, el primer paso para realizar su sueño; además se sentía encantada con el equipo completo que habíamos comprado y que lo tenía como su más preciado tesoro.

    Sin embargo, nuestra vida sencilla y grata estaba llamada a cambiar; algo que había leído en revistas, como Selecciones del Reader’s Digest, estaba a punto de sucedernos, e inexplicablemente nos vimos envueltos en una horrible pesadilla.

    Mamá me duele mucho una pierna, me había dicho Maru como 15 días antes del día que fui por ella a la escuela, pensamos que era porque estaba entrenando mucho todos los días y quizás esto resultaba más pesado de lo que ella misma imaginaba. Además su Papá la llevaba después a la escuela casi sin desayunar, solo se llevaba una taza de chocolate y un sándwich.

    Creíamos que el dolor era por el exceso de entrenamiento, le habíamos sugerido que ya no entrenara tanto, pero ella no quería dejar el ejercicio, ni por un minuto, así que supusimos que el dolor no era tan intenso ya que no le impedía montar, por lo que no le dimos importancia. Sin embargo, ese día que la recogí se veía muy mal; la noche anterior se había quejado de tener un lado del tórax más grande que el otro, cosa que se me hizo imposible, ya en la mañana de ese día habíamos estado en el club y mientras me asoleaba en la alberca la veía correr jugando con sus hermanos y le había dicho que íbamos a comprarle otro traje de baño, ya que ese le quedaba muy entallado, nada había observado anormal, pero mi hija nunca ha sido quejumbrosa, por lo que me alarmó mucho el que ella quisiera ir al médico.

    Ese mismo día la llevé con el Dr. Carlos Díaz Hernández, quien la conocía desde bebita y mientras esperábamos Maru me contaba de la escuela, me decía que tomaba las primeras clases con gusto, pero que después se sentía muy cansada. Yo creí que era porque se levantaba muy temprano, además de que el paso de la primaria a la secundaria es importante en la vida de los niños y aunque ella estaba con los mismos compañeros desde el kinder, era un gran cambio para todos.

    Salió una enfermera y nos indicó que entráramos al consultorio. El doctor nos recibió tan amablemente como siempre, le tenemos mucha confianza y cariño, ya que fue amigo de mi padre, quien siempre decía que no había mejor médico que él. Después de saludarnos, nos preguntó que pasaba, le conté lo de la pierna y dirigiéndose a Maru, le preguntó que molestias tenía además de lo de la pierna, ella le contestó que solo se sentía muy triste y muy rara, pero pensaba que era por lo de Príncipe.

    Se recostó en la plancha y el doctor comenzó a revisarla; de pronto se volvió hacia a mi y me dijo tiene una gran bola del lado derecho del tórax. Al oír que detectaba un tumor, sentí un hueco en el estómago. ¿Un tumor mi Maru?, imposible si no ha tenido síntomas de nada, no ha dejado de comer ni de jugar.

    El doctor me interrogó sobre los hábitos de la niña, que para mi no habían cambiado pero, pensándolo bien últimamente estaba triste y callada, además sus comidas eran desordenadas, cosa que no veíamos anormal por su edad. Algo que si me había llamado la atención era que en sus manos de lado de las palmas, estaban llenas de finísimas grietas, como de resequedad le había puesto crema pero no habían mejorado, le había dicho que la iba a llevar con un dermatólogo, pero ella me comentó que la maestra de deportes las tenía igual, así como una compañera suya y entonces pensé que podría ser alguna alergia por hacer gimnasia en el cemento; en fin, no sé, el caso es que no le di importancia.

    Todo esto pasaba por mi mente a gran velocidad, el doctor me dijo que aparentemente no era un peligro, que parecía un quiste dermoide o un quiste ovárico, pero que era necesario hacer un estudio radiológico para localizar el lugar exacto del tumor. Nos dio la orden para ir con el radiólogo y salimos. Ibamos calladas las dos, no sabíamos que decir.

    Al día siguiente temprano fuimos con el Dr. Campillo, que también la conocía porque varias veces le había sacado radiografías. Cuando Maru tenía 3 años, se rompió la clavícula de un resbalón en la tina de baño. La espera para entrar a que le hicieran los estudios se nos hacia eterna, y ella impaciente quería terminar con todo para irse a la escuela. Cuando la llamaron ella entró decidida y yo me quede esperando afuera. De pronto oí que gritaba, me levante como relámpago y me acerque a la puerta, salió el asistente del doctor y me pidió que entrara, Maru estaba recostada sobre la plancha, muy asustada. Le querían poner una inyección en su brazo, sus enormes ojos obscuros suplicaban, ¡no me pongan eso!, gritaba.

    Me explicaron que la inyección era necesaria para poder hacer el estudio; la tomé de la mano y le pedí que respirara profundo. Respire yo también y lo más tranquila que pude, le dije: Esto es necesario para saber que pasa en tu abdomen, sé que nunca te habían puesto inyecciones en tu brazo, pero no te dolerá tanto si te calmas y respiras profundo, ella apretó mi mano y les indicó que la inyectaran, no sin hacer muecas de dolor. Con esa inyección se iniciaba un largo calvario, un caudal de

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