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L a L L a M a D A
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About this ebook

La L l a m a d a contiene material de aspecto social, psicolgico, humanidades y religin que puede ayudar a entender la mente humana y los patrones de comportamientos son acarreadas por vidas y traen una herencia csmica. La curiosidad llev a Adelina, madre latina esposa y estudiante de la Universidad de Wisconsin, quien comienza a tener sueos de desdoblamientos y su espritu viaja a travs del tiempo y en otras dimensiones reapareciendo su primer novio, Hctor. Al despertar ella se encuentra bajo un desosiego de una rara enfermedad. Al ponerse a investigar, ella piensa que est pasando por una transculturacin o depresin, pero dentro de su mal llegan seres de luz o grandes maestros de muchas culturas a protegerla, o ngeles que tomaron sus imgenes y aunque ella los rechaza, ellos le dan informacin que necesita compartir. Adelina est en confl icto con eso porque se confronta con los prejuicios sociales, el bien y el mal, el amor y desamor, la fe y lo escptico.

A travs de miles de aos, cada uno ha padecido con un vacio en el alma que est en su centro interno y est conectado con muchos otros centros en el universo, pero tambin hay sombras que le afectan. Busque como llenar su centro a travs de la mstica historia La Llamada identifquese con las experiencias de la narradora y descubra como podr ayudar a su alma. Le sorprender el inmenso amor angelical que le puede llegar inesperadamente de una mano desconocida, preprese a recibirla! Maana podr ser usted el elegido.
LanguageEnglish
PublisheriUniverse
Release dateNov 11, 2011
ISBN9781450297431
L a L L a M a D A
Author

M. Avelina Littlejohn

M. avelina Ramos de Littlejohn terminó los estudios en Analisis Clinicos en el Centro de Bachillerato Indutrial y de Servicios # 103, de ciudad Madero Tamaulipas México en 1985. En 1993 visitó el estado de Wisconsin y al poco tiempo conoció a un gran hombre con el que ha compartido 18 años de casada. Avelina vive en Wisconsin. Avelina terminó la especialización en Español en las Universidades de Baraboo y La Crosse.

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    L a L L a M a D A - M. Avelina Littlejohn

    Capítulo 1

    ¿Héctor, que haces aquí? Héctor apareció de repente, ya lo había hecho antes un poco después de enterarme que había fallecido en un accidente automovilístico, pero en esta ocasión su visita era diferente. Su remarcado acercamiento dejaba ver el sentimiento amoroso que siempre había sentido por mí cuando apenas éramos unos chiquillos, yo con quince años cuando le conocí y él diecisiete. Pero eso que importaba, si él estaba en propiedad de espíritu en una misión que me tomó mucho tiempo entender. A pesar de que me han gustado de cierta forma las fábulas de los fantasmas, prefería ignorar y mantener a los fantasmas en su lugar. De vez en cuando, me sentaba a ver series o películas sobre casas misteriosas en la televisión, me quedaba atrapada en la pantalla consciente que la adrenalina producida era por cuestiones de efectos de la misma producción. Pero ahora, no era una serie de televisión y no lejos de pensar involucrarme con el espíritu de Héctor, me tocaba aprender algo acerca de los seres del otro mundo.

    La triangulada cara de Héctor, tan cerca a la mía dejaba sentir un complaciente interés protector, de sus dilatados ojos se reflejaba una angustia ilógica que podía derrumbar paredes. No era un sueño, me lo decía a mí misma. Estaba segura que su presencia era real, le veía con claridad la caída de su lacio pelo sobre sus orejas y sin pensarlo, estiré la mano tocándolo con temor, pensé que se esfumaría de mí por ser fantasma, pero se dejó tocar sin gesto de reclamo. Toqué su cara, sus brazos y mi astro celeste continúo hilvanando puntadas invisibles para conocer el mundo de donde provenía. Estaría hilvanando puntadas tal vez para traspasar un espacio que no debía o para asegurar el mío. En ese momento no había miedo, todo era fascinantemente amoroso y sagrado. En ese momento Héctor era real y no estaba en condición de espectro, sino de protector.

    Sin darme cuenta me había desdoblado de mi espacio terrenal y me vi parada en el ángulo del cuarto, justo desde la puerta observaba a los dos cuerpos, el de Héctor en cuclillas recargado sobre mi cama, y el mío de forma embalsamado sin dejar de mirarle con emoción. Todo indicaba que ambos éramos parte de una película, donde las imágenes reveladas eran causa de una herencia cósmica trascendental, donde mi conocimiento era corto y mi herencia muy extensa. En ese momento, lo imposible se hacía posible y toda diferencia mundana era sagrada y permitida por las leyes universales. Allí, en esa película grabada se podían escuchar heterogéneas melodías gobernadas por la mano de Dios, donde ambos concebíamos el sentir del otro.

    Seguía viendo a distancia mi mancebo cuerpo, no había dolor en el ambiente porque en ese espacio solo existía una necesidad que debía cumplirse. Se cumplía la conexión con su gente y el amor para los que habitábamos en el otro espacio. Tampoco sabía si en el espíritu era yo, o era él, en ese momento ambos éramos lo mismo.

    Sus codos reclinados sobre mi cama y sus rústicas manos entrelazadas se mantenían quietos, parecía que rezaba sobre mi cabeza para balancear mi cosmos que al parecer, era densamente seco y parecía dividirse en cualquier momento. De pronto, sus manos se desligaron acariciando mi cabeza con mucha delicadeza. No supe porque lo hacía, ni cuánto tiempo estuvo así, las manecillas del reloj se habían parado para que yo pudiera recibir sus oraciones y su protección. Quizás no era nada anormal manifestar ese tipo de amor a alguien que se quiso tanto en su juventud, quizás en ese lapso de tiempo tampoco lo era porque ambos estábamos en condición de espíritus.

    De pronto su expresión cambió, intentaba decirme algo, entreabrió su boca y escuché una frase quebrada, la frecuencia no permitía la señal. Posiblemente el hilo de conexión que había usado no funcionó. O quizás mi dimensión no estaba tan cerca a la de él como yo creía. Pero lo que si fue posible, es que esa imagen se quedó grabada por siempre en mi memoria. Se quedó grabado el aspecto de los pálidos labios que Héctor tenía parecían una semita.

    ¡No te entiendo Héctor! La luz de la luna llena se proyectó por la ventana y me hizo ver con claridad su individualidad colectiva y misionera. Sin darme cuenta, me estaba comunicando con él, sus expresiones faciales habían cambiado, se veía con desespero, parecía que su tiempo se le acababa, o tal vez era el mío y tampoco lo sabía. Sus rasgados intentos eran notorios, uno tras otro intento y desfallecía frustrado dejando ver sus ojos que parecían desplegarse de sus cavidades ¡Dime, que es! luchaba por comprender su misterioso esfuerzo, hacer que llegara la comunicación era lo más importante para él, y tras cada intento, un desmayo que lo había llevado al centro de la tierra.

    Héctor seguía peinándome con la yema de sus dedos calmando mi nerviosismo. Sorpresivamente acercó sus labios a los míos y sentí estremecer mi cuerpo, mis latidos cardiovasculares se aceleraron, por un instante pensé que llegaría a besarme, pero su acercamiento fue con el propósito de que escuchara su mensaje con más claridad. De su boca salió una frase con un tono más elevado, estaba logrando su comunicación. Le miré encogido de hombros y con esfuerzos desvanecidos su fija y cromada mirada muy junta a la mía parecía no tener astro que lo iluminara. Después de un rato y sin darme cuenta repetíamos juntos en voz alta una misma frase tomados de las manos. Él movía la cabeza afirmando que la poderosa frase quedara grabada en mi cerebro.

    El tiempo debió de haberse acelerado porque ahora veía su movilización estupefacta alejándose, eso me indicaba que su ciclo terminaba. Estaba de pie ahora justo en dirección de mis pies. Le veía boquiabierta, su fija y fría mirada y al mismo tiempo su calidez me confundían. A los pies de mi cama, él revelaba una herencia cósmica que debería reconocer.

    Héctor se desvaneció lentamente frente a mis ojos como si fuera una nube evaporada sin dejar de verme en ningún momento, sin dejar de mencionar el nombre de una persona que jamás imaginé. No te vayas, no me dejes así, dime que tiene que ver ese nombre conmigoooo, Héeeectorrrrr. Tomé aire, y traté de retenerlo, pero mis inútiles palabras se ahogaron en mi garganta como un aullido en llanto. El mismo grito me hizo volver a la realidad. Me vi sentada en la cama con los brazos extendidos al cielo y la cara llena de lágrimas que calcinaban mis mejillas. Héctor ya no estaba aquí, él se me había ido, eso era lo que yo creí por ese instante. Mi corazón palpitaba como un reloj desacelerado y mi cerebro tamboreando con fuerza sin un director que le dirigiera sus compases.

    Con respiración entrecortada trataba de recuperar la calma, todo dentro de mí se desvanecía, me sentí tan sola en ese momento e incontrolablemente dejé correr un diluvio de lágrimas. Intentar serenarme era imposible en ese momento. Era un sueño, me dije después de unos minutos, era únicamente eso, todo un sueño. Porque él no estaba aquí para contestar mis dudas, Héctor estaba muerto y yo tenía que aceptarlo, tenía que dejarlo ir y no permitir que este sueño inquietara mi vida. La única solución que me quedaba, era rezar por su alma.

    Quise levantarme, pero mi confusión no me lo permitió, me sentí débil, parecía un relámpago en reposo, silencia tendida y desgarrada. Estaba hecha una piedra del sol, como piedra nativa veía la luz del pasillo con esperanzas de que Héctor reapareciera por esa puerta y me diera más información. Me costaba grandes esfuerzos ubicarme en la realidad. Había confusión en todo mí alrededor. A los pocos minutos, sentí en el cuerpo una extraña sensación, quizás era un miedo, no lo sabía, pero mi campo comenzó a sacudirse bajo un efecto desconocido. De inmediato me abrace con fuerza para calmar mi tembloroso cuerpo, todo eran suposiciones en ese momento y quizás era un efecto de ingenuidad que me hizo pensar que la energía de Héctor era de esas malas corrientes venidas de un mundo sub-terrenal, oscuro y lleno de fuego castigador y no del paraíso según nuestra herencia cristiana aprendida durante el catecismo.

    En relación con esto, me acordé de una clase que tomé en la universidad de La Crosse, acerca de la historia de los Nativos, entre ellos estaban Los Cherokees que también dejaron testimonio de sus creencias acerca del fuego castigador. Ellos decían que para extinguir el fuego en el campo terrenal había que echarle tierra y no agua porque el agua representaba lo sub-terrenal y lo sagrado. En lo sub-terrenal, los indígenas se reencontrarían con sus ancestros, allí había luz y mucha comida. Por lo contrario, ellos creían que el fuego estaba en el mundo externo, en el mundo de arriba y este era oscuro, sin comida, y era castigador. Por lo tanto, ningún miembro de su tribu deseaba ir al mundo de arriba. En la herencia cultural, la mayoría de los indios Nativos llevaban una vida balanceada en relación con la tierra y un compromiso con lo universal.

    En ese momento de crisis y de confusión creo que estaba atrapada en medio de los dos mundos descritos por los Nativos y los evangelistas. En ese momento estaba necesitando ayuda para salir de ese trance e ir ya fuese abajo o arriba. Quedé atrapada entre la presencia de Héctor y los pensamientos de los dos mundos sintiéndome muy inquieta por el mundo sobrenatural. No podía relajar mis músculos faciales, respiraba y exhalaba aire profundamente repetidamente. No cabía duda que toda causa externa es la raíz del estrés. ¿Y dónde está lo externo? Parecía una discípula iletrada en un planeta desconocido. Terminé tapándome la cabeza con las gruesas colchas, no quería sentirme eclipsada, no quería saber de esos mundos y voltee mi cuerpo boca abajo para reducir los estremecedores escalofríos que dejaban secuela en mi espalda. Comencé entonces a sujetar mi estrella y le pedía con fuerzas a Dios que me regresara a mi lugar de origen, pero aprecia que mis peticiones no eran escuchadas. Solo sentía que una gran fuerza me llevaba a conocer mi origen, el externo no era mi origen, sino el interno y hacia allá iba.

    No sé porque me daba la sensación que esa fuerza sobrenatural me separaba de mi estrella. En la sagrada interpretación astral toda estrella tiene una herencia existencial que surge del centro para brillar más intensamente afuera. En el centro está el punto de partida de donde salen hilos dorados e irrompibles hacia lo externo que sirven de conexión hacia muchos centros y muchos cuerpos. Eso es lo que nos define como seres de conexión universal y lo que le pase a un cuerpo, le afectará a otro en alguna parte del universo. Muchos de nuestros deseos también van conectados a muchos centros universales. Una persona que refleja armonía, seguridad, y fortaleza, es porque cuando ella pide, no solo dios la escucha, sino también la escuchan todos los cuerpos con los que está conectada. Y a través de los hilos de conexión las almas también se conectan para dar balance al mundo astral y a sus propias vidas.

    Pero si algo está en desbalance como me siento en estos momentos, entonces eso quiere decir que algo ha cortado mis hilos de conexión con todos esos cuerpos, y quizás tenga alguno hilo débil en el que esté sostenido mi alma, mi centro, y mis yos universales. Por consecuencia a esa debilidad, se filtran corrientes de fuerzas desconocidas para mi conocimiento. La primera afectada es el alma y en consecuencia de este efecto, es el cuerpo que reacciona automáticamente con enfermedades escalofriantes.

    Miré el reloj, eran casi las seis de la mañana, y yo como un bicho raro continuaba sacando conjeturas para interpretar las razones del mensaje de Héctor. En mi timidez, tenía que romper la malla de prejuicios que mi mundo externo me causaba. Era hora de empezar a escalar hacia adentro de forma céntrica para conocer más de mi herencia cósmica que se establecía entre Héctor y yo. En ese recorrido, creía que primero debía intentar aprender el lenguaje de los seres del nivel espiritual y luego interpretarlo con el mundo terrenal. Aunque estaba en un espacio vivo para unos, estaba muerta para otros. Comencé a predecir los pros y los contras en mi hipótesis, y una de las cosas en que debía estar preparada era en cómo debía pasar un mensaje de un ser espiritual a una persona terrenal sin causar miedo. Segundo, tenía que erradicar el miedo de mi cuerpo, de lo contrario no podría avanzar. Tampoco podría hacer contacto con el centro de la tierra, del universo, ni con mi alma. Al nacer cada persona, cada ser vivo, ya trae consigo una herencia cósmica y novata me lancé a descubrir lo que había bajo la tierra y en el centro del universo.

    En cuestión mitológica, se dice que los de mi signo Virgo están ligados al nacimiento de un dios o semidiós (modelos) representados por dos triángulos enredados para confeccionar una estrella de seis puntas que representa el sello de Salomón. Uno de los triángulos se forma con fuego y el otro con agua. Semejante aporía está también considerada como la imagen del alma que se conecta con el centro principal de la estrella personal, y como formación inicial en cada uno de nuestros centros hay fuego y agua.

    Cuando hay una separación del alma y del centro principal, la persona puede sufrir por varios factores. Un factor se debe al proceso de aculturación en el cual existe un conflicto cultural y la preservación de mis "yos" para no causarle dolor al alma. El segundo factor, hay que ver que existe una separación existencial del centro de la estrella y los hilos que la conectan con su mundo externo. Es decir, que hay un factor externo, o una fuerza ajena que la ha desprendido de su centro y ande papaloteando sin una mano que la guie. Consecuentemente, eso hace a la persona caiga en un estado de depresión.

    Este fue mi análisis hipotético que resumí para ir a descubrir el mundo de Héctor. Ya tenía la habilidad de conectarme con su mundo, solo necesitaba tener interés personal y no lo había tenido hasta ahora que me hizo sentir en desajuste con mi origen, con mi centro y con mi espíritu. Andaba desprendida de mis tres yos. Estaba aun tendida en la cama intentando relajarme con gran dificultad, para arreglar mi mundo comencé a imaginar mi viaje hacia el mundo interno y con el tiempo comprobé que así lo había hecho.

    Imaginaba que era una cebolla que había llorado por miles de años, lloraba por episodios, por tener y no tener lo deseado, por no encontrar la felicidad. La cebolla no podía llenar un vacío existencial que siempre había sentido en su vida. Sin embargo, ella se preocupaba tanto por la felicidad que desatendía sus principales objetivos en su vida como llegar al centro de ella misma. Analicé que durante miles de años, nos mantuvieron apartados de nuestros centros porque según este estaba lleno de demonios. Durante la conquista, nos arrancaron de nuestros centros involuntariamente y desde entonces no hemos dejado de llorar internamente. Se contaron las leyendas de la llorona, que recorrió versiones diversas en todo Latinoamérica, cada uno de nosotros ya fuimos leyendas y lo seguiremos siendo en el futuro.

    Antes de la conquista no éramos niños chillones, nos sentíamos amados y protegidos, después de la conquista buscábamos hambrientos amor de los europeos, segregados de las comunidades y si intentábamos ir a nuestro centro, nos castigaban, si intentábamos revelarnos, de igual manera las masacres como forma de castigo iban directo a nuestros cerebros y a nuestras herencias cósmicas y culturales.

    Entonces poco a poco nuestros yos se fueron llenando de temor, y comenzamos a ver todo con más objetividad, exactamente como nos querían tener y comenzamos a ver a los segregados y defensores de las culturas como ignorantes y estúpidos por andar perdiendo su tiempo en cuetos tontos. Hemos andado compitiendo con lo incompatible por miles de años, hemos luchado por alcanzar un objetivo que nos llene de amor, pero no nos hemos dado cuenta que el padre adánico que nos respalda no lo tiene amor ni para sí mismo. ¿Cómo queríamos que los primeros conquistadores conocieran el amor, cuando ellos venían padeciendo la misma necesidad? Eran solo unos cuantos al principio los ambiciosos conquistadores pertenecientes a la hermandad Assamita quienes formaron sus propias expediciones y se lanzaron a la busca de tesoros y oro alrededor de 1520s, como fue la experiencia de Núñez Cabeza de Vaca. Este siendo nieto de Pedro de Vera, conquistador de la isla de Gran Canaria.

    Junto con Pánfilo Narváez andaba Cabeza de Vaca como sonsos en busca de oro en las costas de Florida y se encontraron con las resistencias de las tribus indígenas. Creyéndose tan dominante Pánfilo y Cabeza de Vaca que los indígenas primeramente iban a entender su idioma, y segundo que los iban a recibir con danzas y alabanzas. Al no esperar tales cosas, la expedición venía cargando una gigantesca e impresionante cruz y un gritó se escuchaba por parte del encabezado de la tripulación, en el nombre de un solo Dios, omnipotente, todo poderoso, yo me declaro conquistador de esta tierra. Gritaba Cabeza de Vaca desde su caballo, con armadura y espada imponiendo su presencia. Los nativos, de algunas comunidades con sus pueblos ya bien formados y desarrollados creyeron locos a los recién llegados, no entendían nada del otro idioma.

    Como resultado de no encontrar oro en las costas de Florida, así como llegó la expedición de Cabeza de Vaca con las manos vacías, se fueron y en el camino fueron contado aventuras del oro que habían encontrado en esta región e iban enseñando pedazos de laminas que relumbraban con el sol, y los consiguientes se fueron creyendo lo que estos exploradores habían encontrado. Tampoco contaron que se habían encontrado con la resistencia de las tribus indígenas y tuvieron que retractar con sus impresionantes caballos. Los seguidores de esta expedición se fueron a la búsqueda de oro y anduvieron escavando desesperados en montañas y lagos para encontrar… . absolutamente nada. Lo que si logró la expedición de Cabeza de Vaca fue la evangelización. Como punto principal de esta parte de excavaciones, yo también me fui a excavar los hechos históricos para comprender la historia cósmica y lo que Héctor me decía, pero sobre todo por rescatar mi astro. Así fue como me di cuenta que con el tiempo y sin darnos cuenta nos convirtieron en cebollas dependientes, sensibles y chillonas.

    Nos la pasamos reclamando un centro que nadie quiere mencionar en la vida, ahora buscamos un término llamado felicidad. La felicidad es un derecho que todo mundo merece, sin embargo solo los privilegiados creen que este debe de ser ganado con meritos de escala triangular. O sea de escala de clases sociales. Cuando nos sentimos felices por estar centrados, o por mantener relumbrado nuestro centro con láminas falsas, nos veremos como una persona de ideas euro centrista, intentaremos sentir culpable a los demás. En pocas palabras andaremos hechos de latón sin conocer las palabras respeto y responsabilidad, andaremos caminado con las dobles RR, sintiéndonos además orgullosos de llevarlas en nuestro legado. Si somos un poquito curiosos, nos daremos cuenta que las dobles RRs nos harán sentir que no somos merecedores de ese tipo de felicidad, por lo tanto, nos regresaran a la banca de los castigados. Ya les iré contando más detalladamente como las dobles RRs se comportan. Ellos para empezar, intentan ubicarnos en el lugar donde nos pertenece según el legado euro centrista, pero no intentan llegar al legado centrista o del balance ya sean cósmicos o culturales, y cuando ven que alguna sociedad o persona lo va haciendo, entonces se aplican las dobles RRs.

    Consecuentemente nos veremos cómo cebollas, lloriqueando por las calles, tristes y cabizbajos, con un alma sobre la capa de la tierra y la otra reclamando desde su centro unirse con su yo Superior Positivo, para llegar ambos al centro y sentirse en plena felicidad, sentirnos que estamos vivos. Cuando estos dos yos logren estar juntos, la aceptación de todo lo que hemos hecho en nuestras vidas vendrá por sí sola. Pero si nos da miedo esta aceptación, entonces seguiremos usando los mismos métodos etnocentristas que nos enseñaron y nos dejaron estratificados dentro de la misma historia. En lugar de sentir que vamos avanzamos hacia la civilización, vamos dando vueltas y vueltas a la misma historia, al mismo episodio repitiendo los mismos errores, caminado en dirección contrarias a lo que se supone venimos a esta vida y la razón existencial que andamos buscando. Por un lado avanzamos en el aspecto euro—céntrico, con las dobles RRs y reclamamos el gozo, enseñamos nuestra lamina de oro falsa y felices nos vamos contando nuestros leyendas según el mal absoluto que haya en nuestras cabezas. A nuestro paso queremos ir evangelizando con una herencia abstracta y llena de pestilencias y reajustes necesarios.

    Nos hemos convertido en los hijos de las creaciones creyéndonos continuadores de los conquistadores de las islas Canarias, y de todas las islas, y como resultado andamos rebotando de lado a lado, sintiéndose vulnerables y chillones por vivir fuera del origen. Nuestra alma reclama este origen. Nuestra alma no reconoce de tiempo, solo pide lo que le pertenece y lo que ha perdido. Lo que yo necesito, solo me lo puedo dar yo con la ayuda de los dioses universales.

    La razón del porque no nos decidimos a ir a encontrarnos con nuestro centro, es porque traemos el miedo encarnado, y el mal absoluto. Es mejor huir de ellos y asociarnos con los malignos externos que nos dan latas brillosas y nos hacen vivir felices y en paz. Seguimos con la nébula porque eso fue lo que la herencia de la conquista nos enseñó. No vayas al centro porque te quemas, si entras allí te sale un coco malo, si no te portas bien, Dios te castigará. No vayas a ese centro interno, solo al externo. Bajo tu cortina de deseos, deja de llorar y de pedir que quieras ir al centro prohibido. Si quieres mantener esa alianza externa, con la santa divinidad, entonces comencemos a justificar nuestros males para reclamar la llama de la felicidad. Eso es lo que hemos hecho por vidas. Nosotros no hemos reacomodado nuestras vidas, nos las han reacomodado. Nos han dado una lámina de latón haciéndonos creer que relumbra con el sol y es algo valioso. Creemos que hemos hecho una gran cosa en esta vida, pero en realidad no hemos hecho nada por ir al origen, al centro de nosotros mismos, todo lo hacemos para quedar bien con los laminosos que andan entregando corcho latas de oropel a los elegidos para que sean ellos los promotores de los bienes y servicios. ¿Cuantos de nosotros no hemos visitamos al vecino condicionados? allí vamos a verle para que nos comparta su centro, pero muchas veces el compartir se convierte en exigencia para que nos reciban y nos atiendan como nuestra mente ya lo indicó. Proclamamos un derecho a… más bien exigimos un derecho a… . dar por obligación más no por naturaleza. Esa exigencia es también un ejemplo de una mentalidad ero-céntrica.

    Los reclamadores de un derecho a felicidad no saben que los dones compartidos son aun herencia indígena cultural que se mantiene viva en nuestras vidas diarias por miles de años. Todos aquellos que practican los dones de dar un aperitivo al visitante, de recibirlo calurosamente, es parte del equilibrio nativo que nos dejó nuestra raza indígena, sin embargo para los abusivos, ya esta práctica cultural como una obligación y oportunista.

    Si queremos alcanzar la felicidad plena, hay que empezar por adentrar al mundo interno que nos enseñó la tierra madre hace miles de años cuando entonces nos purificábamos con medicinas naturales. Ahora, nos retacan con medicinas para curar los males del alma reflejados en enfermedades mentales y físicas. Si buscamos soluciones a los problemas, empecemos por el origen del alma y por recuperar nuestros centros que nos rigió hace miles de años. Vayamos a la lucha por encontrar el origen emparejándolo con los dos mundos, el existencial del presente, y el existencial del "yo" perdido o arrancado hace miles de años para luego traer al tercer yo con nosotros y caminar juntos los tres hacia las octavas dimensiones.

    El primer paso para ir al centro del origen, es la aceptación a lo que traemos en la herencia cósmica, sin echarle la culpa a los demás porque cada quien es creador de su propio destino. Si queremos de verdad hacer el cambio, hay que aceptar nuestra realidad sin importar lo dolorosa que haya sido. Saber confrontarnos no hará dignos en la lucha hacia la llama de la verdadera felicidad. Una vez hecha la decisión, siéntate en un espacio tranquilo, sin ruidos, ni teléfonos que distraigan, las manos caídas a los costados, pies juntos y empecemos con unos ejercicios de respiración varias veces con los ojos cerrados. Seguido, imagina una puerta hermosa, blanca, grande con una chapa dorada, visualízala a un metro de ti, acércate a ella abre, ábrela la puerta mágica y también imagina una escalera que te conducirá a un piso abajo de la casa. La escalera te parecerá larga de momento y quizás te asuste pero no retractes tu deseo, toda reacción de retracto es normal porque en la herencia cósmica aparece el castigo automáticamente. No pienses en ello. Piensa que somos novatos y caminaremos juntos. Frente a ti, hay una proyección de luz prisma que va en una dirección central a la tuya. Atrás de ti y de mi, vienen muchos más caminando intentando llegar a nosotros y nosotros llegar al centro. Eso es bueno, mantente firme y sin distraerte de las voces externas, recuerda que ellas castigan, intentarán sacarte de tu ‘llamada felicidad."

    Repite este ejercicio cuantas veces puedas al principio, háblale a tu "yos" diles en voz quedita que no lloren, que estás intentado hacer el cambio. Sé realista y no esperes el cambio de la noche a la mañana, ya tienes el don de dar incondicionalmente, ya tienes el tienes el don de abrir la puerta, ya tienes el don de escoger donde estaría el centro de tu casa, ahora vas hacia el centro de tu alma, allí en ese centro habrá una silla vacía que te ha estado esperando y no te reclamará por haberla abandonado, al contrario, una vez que te sientes en ella, sentirás esa felicidad plena que tanto has buscado por miles de años. Encontrarás respuesta a muchas preguntas que te has hecho y que al igual que yo hemos sentido que Dios no está para nosotros y no nos ha escuchado. Nos hace falta aprender a escuchar primeramente, con el alma y el corazón. Sigue visualizando la silla, por encima de ella está tu foco central que te iluminará. Nadie puede ocupar esa silla, solamente tú.

    Piensa cuantos años han pasado y esa silla ha estado allí vacía, no esperes milagros rápidos, solo piensa que nos arreglamos el corazón y el pelo para ir al centro y reencontrarnos con nuestros "yos" que dejamos hace miles de años. En esa jornada, no vas solo, pides tus deseos con fe y energía positiva, agradeciendo al universo aun así sientas que no te da nada, aun así, sigue pidiendo y sigue agradeciendo, todos tus "yos" de conexión también te escucharán y te lo agradecerán.

    Un poco más sereno mi cuerpo y mis pensamientos regresaban a la imagen de Héctor y la palabra que había mencionado insistentemente, esta reaparecía de nuevo en mi mente. Ante esto, no podía ignorar el efecto causado y eso tenía que ver nada menos que con Amador, un viejo amigo a quién conocí también en mi época de estudiante, creo que fue antes de mi relación con Héctor; no me acuerdo pero ¿Qué tiene que ver Amador con todo esto?

    Con las manos en la nuca miraba al cielo fijamente y sin planearlo comencé a recordar cuando conocí a Amador. Aunque Amador y yo nos tratamos muy poco tiempo, pude darme cuenta de la química que existía entre ambos, pero el libre albedrio y el destino se encargaron de que no se diera la relación en esta vida, y eso fue porque tampoco existió en la otra.

    Capítulo 2

    Los espíritus también hablan. Adelina recordó sus quince años con ilusión y se vio veinticinco años antes en una discoteca de Reynosa llamada La Quinta. Cerca de la barra había tres chicos que no dejaban de cuchichear notoriamente con normales miradas sobre las chicas que iban y venían, toda cosa normal, ellos seguían apuntando hacia donde ella se encontraba. Adelina estaba sentada a metros de ellos, llevaba un oscuro palaxo que le ajustaba de buena forma a su jovial cuerpo dejando ver sus hombros y frescos atributos que resaltaban produciendo intranquilidad en los que la veían. Aunque sentía vergüenza de muchas miradas libidinosas, en esos momentos ella se sentía encantada pero no convencida de esas maravillosas alegrías pasajeras. Era más amante del teatro y los autores escogidos para representar las obras más simpáticas de la vida.

    Ella se divertía percatándose del obvio comportamiento de esos chicos que se la daban de capitanes valerosos y aplicaban los métodos de conquista más difíciles porque aun no conocían los más básicos. Y si se trataba de amor y de aventura, sólo se necesitaban tres gramos de esencia. Ellos se reían burlescamente de todo y todos y eso le molestaba a ella, era la edad, los justifico, se dijo ella pensando como una abuela joven que reconocía perceptivamente las intenciones de los lobos que existían en sus yo’ s internos y andaban en busca de su caperucita roja. Ese "yo" el de la mitad hombre y mitad lobo había dejado el bosque esa noche y se había inmiscuido en la disco. Quizás sea muy grotesco decir que a esa edad haya lobos jóvenes que practiquen el legado cultural.

    Minutos después Adelina observó que uno de ellos, el más distinguido de los tres, el más alto y valentón se aproximó a ella ingeniosamente a darle justo al clavo y demostrar quién era el amo del gallinero. No había quien le pusiera resistencia ante tal carisma y geométrica figura. Era un verdadero señorito. Con toda formalidad y perfecta gramática, la invitó a bailar, ella le correspondió con un erudito agradecimiento y con una modesta sonrisa negó la invitación. No tardó mucho tiempo cuando vio aproximarse el segundo señorito a grandes zancadas y de complejidad más recia. Sus ojos desprendían una chispa especial, él decía con su actitud que todos los santos se bajasen, y todos los cristianos comulgasen porque el reino de todos los tiempos se abría ante él. Su propia seguridad y doctrina le permitía demostrar su gran casta y despeluzar a los otros gallos, se acercó a ella haciendo la misma invitación extendiendo la mano con ingenio. Todo parecía una verdadera comedia.

    ¿Bailamos? Su voz se escucho grave y fingida. Adelina no pudo evitar más y soltó una amplia sonrisa. ¡Con tanto gusto lo haría, pero no me apetece, mil gracias joven! El reino se le juntó con la tierra y se retiró flojo. Sólo quedaba uno, el más bajito de los tres, el más miedoso y el más feíto. Este escuálido chico era Amador, él demoró en venir a ella. Se tomó su tiempo, era precavido. Mientras tanto Adelina seguía divirtiéndose de esa pobre inteligencia que los seres humanos poseen, perenne siguió viendo la otra cara de los genios guerreros transformados en mediocres soldados derrotados. Los expertos terminaban siendo trastornados por una lección del conocimiento de donde surgían los verdaderos hombres de la patria.

    Adelina pudo ver como Amador se rehusaba a venir a ella. Pero tenía que seguir las reglas del protocolo y esta vez le conmovió ver como Amador caía nefastamente victima ante los ojos y manos que lo empujaban a seguir con esa alianza. Finalmente uno de sus compañeros le dio una palmada deseándole suerte y una sarcástica carcajada se escuchó entre ellos que lo empujaron a encaminarse. Este último joven, Amador, les dio la espalda dispuesto a desafiar a sus colegas. Él les sonrió sin ganas y se encaminó más temeroso que nadie.

    Lo que todo parecía ser muy divertido, ahora se había convertido en una tortura. Sus pisadas se veían aplomadas y truncadas cuando se encaminó hacia ella, de momento parecía que no llegaba ante su desmayo. Adelina pudo percibir que tuvo la sensación de regresarse, pero continúo resignado y siguiendo el protocolo establecido de los aliados, llegó hasta ella todo lisiado y la invitó a bailar con tono casi apagado. Adelina sonrío ampliamente y le aceptó la invitación. Miró un gran asombro en sus ojos y como había tardado en reaccionar, ella le ayudo a empujar a un lado la silla que estaba en su paso. Caminaron hasta la pista de baile empujando a la gente e infiltrándose entre los que platicaban en los pasillos, y ella pudo apreciar como muchos ojos los seguían, no creía que fuera por su largo y espeso cabello que le llegaba hasta su cintura, sino por haberle cambiado el destino a Amador aunque fuese por un momento. A esa edad, entre los catorce o quince años, todas las jóvenes se sienten que son las protagonistas del escenario.

    Una esfera llamada tierra tomó su lugar en su órbita girando con más rapidez alrededor del sol, y el cosmos se expandió para Amador en esa bendita noche quien emanaba una felicidad infantil. Una nueva fabula inspiró su sueño. En ese momento Adelina sabía que a él le hacía falta luz y ella le compartió de su astro desde el momento que aceptó la invitación. A distancia un par de electrones no dejaban de brincar asombrados fumaban, reían y controlando sus avenencias planeando leerle las sagradas escrituras a Amador a su regreso. También se encargarían de golpearlo con fuerza por la espalda en forma de felicitaciones, es una función que los electrones ejecutan para sacar a una partícula de luz de su posición y causarle desajuste al átomo, de esta manera Amador no andaría tan recargado de luz.

    Así fue como había conocido a Amador en ese lugar, en la disco La Quinta a finales de los 70s, y todo con Amador era pasado.

    Entre el ruido, humo y la música la idea adversa del hombre se unía a otros que poseían multitud de almas jacarandosas y una multitud de "Yos" se anticipaba a festejar una conquista con sentido patriótico. Esa transformación del hombre que andaba en busca de diversión, e ilusiones con fines destructivos, iban de la posesión, a la mentira, y de igual manera de la vociferación hasta la huida. Y así, el hombre a esa temprana edad empieza a andar por las periferias de la tierra engañado por influencias superiores y engaña a los demás creyendo que ya la conoce aunque de astrología no sepa nada. A esta edad se comienza a formar una civilización continental y solidaria. Y qué más da en qué periferia se encuentren los jóvenes, si esa etapa es la más linda de todas.

    Posteriormente en su edad adulta estas personas que siguen caminando en esa dirección lineal se separarán de sus grupos de orígenes para formar su propio sub-origen de micro-cultura y comenzarán a formar su micro proyectos. Más delante, la micro cultura unida a una nueva alianza con la idea de hacer un nuevo centro ceremonial que nos unifique a todos los latinos. Y de esta manera surgen los auténticos sabios conocedores de las sagradas leyes universales, en su mayoría estos señores míos, de distinguida personalidad, andarán al pendiente de almas necesitadas para saciarlas. Pero ahora no son micros, ni aliados, solo están en su etapa juvenil y hay que disfrutarla como la etapa biológica lo marca.

    A distancia, en la pista de baile las cargas magnéticas hacían su propiedad opuesta entre Amador y Adelina quienes bailaban alegremente perdiendo la noción del tiempo, en ese ambiente donde la sal y el agua se mezclaban con el olor a vino, humo y colonias de todos aromas.

    De pronto la música cambió a balada y ellos se quedaron viendo sin saber qué hacer. Él sin dejar pasar la oportunidad finalmente extendió su brazo y la sujetó de la cintura con tibieza.

    ¿Cómo te llamas?

    Celeste dije con timidez ¿Y tú?

    ¡Marcos Amador! Pero me gusta que me llamen Marcos sus ondeados labios se extendieron ampliamente. Ambos disfrutaron de ese momento y de sus cuerpos que temblaban ante lo desconocido, ante los riesgos del juego "donde las formas sobrehumanas se habían hecho parte de la broma inmortal. Donde la risa de los inmortales solo era luz, y claridad y había atravesado los sufrimientos, los vicios y las equivocaciones del género humano para entrar en lo eterno. El Lobo Estepario (Herman Hesse)

    Amador sintió los nervios de Adelina y la acercó a él con suavices roces, dejando sentir el calor de sus manos en la espalda de ella. Entre pisotones, los dos inexpertos jóvenes terminaron riéndose y estrechándose en un integro abrazo que ella reparó inmediatamente. No le importaba verse mojigata, no le importaba verse inexperta, ellos también lo eran. Desde ese momento, se entrelazaron dos almas conocidas. Después de un rato de bailar una canción de Camilo sesto, "Con el viento a tu favor" Amador se sintió tan compenetrado con la melodía que presionaba mas su cuerpo al de ella cantándole al oído y dejando sentir el roce de sus labios. Achispados por el momento buscó su boca y la besó. Este joven sonrió emanando entusiasmo. Ella se quedó fija sin saber que hacer. No pudo negar sentir un torrente sanguíneo que la ruborizo. Luego desvió la mirada por un instante y volviendo la vista discreta hacia él sonrió levemente.

    Qué hermoso y delicado era ese jugueteo que la colmaba del dulce y tímido placer y sintiéndose elevada por el flirteo ficticio. Ella disimuló su sentir tímidamente y se acurrucó escondiendo su cara entre su cuello. Ella pensó que ese beso era una forma de agradecimiento, mientras que él lo tomaba como una conquista. Parecía que él interpretara las emociones y pensamientos que pasaban por la cabeza de ella. La atrajo candentemente hacia su pecho consolando su pena, y con un fuerte abrazó calmó la timidez de Adelina.

    Bruscamente la música cambió de ritmo y ella decidió ir a su lugar y reunirse con sus hermanas; él por su parte, ya no supo qué posición tomar y se quedó junto a ella desde ese momento invitándole un refresco. Adelina aceptó la bebida pero nunca la bebió. Era chica precavida debido a tantas historias urbanas que corrían por ahí donde las bebidas llevaban sustancias de colores y enloquecían a las personas. Amador sentado junto a ella buscaba también mecanismos para continuar una conversación, pero ella se concretaba a contestar con monosílabos.

    A esas horas, casi las diez de la noche, ya estaba la disco retacada de gentes que no dejaban de celebrar algo único. Ella sonreía al ver todo el escenario, allí donde todo parecía felicidad, en medio de tanto ruido, humo, luces de colores y donde poco se podría hablar también había desdichados decepcionados por algún amor. Adelina apreció como en la pista de baile la música hacia resplandecer los rostros llenos de felicidad y abandono en sus piernas que tambaleaban de una manera graciosa y sin ritmo, muchas manos danzaban en el aire como aves sin rumbo. Esos recién llegados no bailaban igual que los tempraneros. Al principio, la pista estaba casi vacía. Todo estaba repleto de alcance, de dulzura y conmovedoras pequeñeces de amor. Algunos andaban a la tibia dicha, mientras otros iban de frente al abismo.

    "¿Y de que te ríes, hay algo gracioso allá? La miró riendo con naturalidad. Él pasó su brazo por la espalda de ella acercándose para escucharla.

    pues de todas las artes musicales fusionadas allí bajo un solo ritmo repetitivo y… además, mira la cara de los bebedores, acurrucados y soñadores. Ella señaló a los que estaban en la barra, muy cerca, los amigos de Amador. "Pero lo más maravilloso es ver cómo este mundo le da a uno sentido diferente a la vida, aquí hay orden, sentido de

    Conciencia, hay perdón, reconciliación para unos, y dolor para otros. También hay desilusionados, arrinconados y desgraciados con los que me hermano porque ellos buscan paz en sus almas. Este es el medio de la brutal comedia, ellos intentan huir y terminan refugiándose en lo más destructivo y ya te imaginas como. Pero sobre todo es ver la maravillosa transformacion dañina y extraña. ¿Cómo le harán para liderar con los dos mundos? Él meneo la cabeza y soltó una risilla satisfactoria al escucharla hablar así, le daba la oportunidad de conocer su personalidad.

    ¡Buena observación la tuya!

    Ya eran cerca de las diez de la noche, cuando una de sus hermanas le hizo una señal con la cabeza, de que se despidiera de su amigo. Ella lo hizo y desilusionado él sin saber más que hacer de nuevo aceptó resignado la despedida con un ademán. Unos minutos más tarde, ¡Celeste! se escuchó una voz en sus espaldas afuera de la disco.

    ¡Celeste! voltio a verle ella sorprendida, pero más asustada volteo a ver las expresiones de sus hermanas.

    ¿Puedo verte otro día, como puedo localizarte? dijo con agitación.

    Lo siento mucho ella se apartó un poco de sus hermanas y le dijo en voz quedita no vivo aquí, mañana me regreso a Tampico

    ¿Y… a que hora sales?

    A las once de la noche ella vio sus intenciones de querer decir más, pero no lo dejó, no hubo más tiempo, esto se había terminado.

    ¡Bueno, pues, hmmm! ¡Pues, gracias por todo, la pasé muy bien!

    Yo también Miró que tuvo ganas de acercarse y besarla, pero con tenue movimiento ella lo detuvo, se dio cuenta que no se podía continuar con una relación de amigos o de nada. Amador se despidió con un desagradable gesto y terminó metiéndose a la disco de nuevo con rapidez. Mientras tanto, Adelina tenía que explicar algo a sus hermanas, el cambio de su nombre que habían escuchado. Ya no iba a volver a verlo, así que la explicación no era necesaria. Adelina no sabía a esa edad que era amar o querer, solo supo que de ese juego de jovencitos se le permitió ver el verdadero calvario al que se le puede someter a alguien por presión social.

    La siguiente noche, ya en la central camionera estaba rodeada de sus otras cinco hermanas y unos minutos antes de que se anunciara la salida hacia Tampico, sus ojos se agigantaron al ver a Amador entrar apresurado y sudoroso por la puerta principal. Ella sonrió gloriosa al verlo de nuevo pero se llenó de terror y se dirigió controlando su nerviosismo hacia su hermana mayor y tutora.

    ¿Lorena, me das permiso de hablar con un amigo? ahora los papeles se habían invertido con referencia a las normas.

    ¡Qué! ¿Un amigo?, pero, ¿de dónde has sacado tú un amigo? Contesté con temor.

    Lo conocí anoche en la disco y será solo por un ratito, ¡por favor!

    ¿Anoche? ¿Y tan rápido vino a verte, pero que confianza le has dado? O ¿Qué atributos se ha tomado para llegar hasta aquí?

    ¡Por favor Lorena, sólo será un ratito, además las muchachas estuvieron conmigo toda la noche, por favor, ahí está esperándome! ¿Qué hago, que le digo? Ella le echó un vistazo a Amador y debió haberle parecido decente, y otra pausa y otro vistazo, él estaba en un par de metros de nosotras viéndonos.

    ¡Bueno, y que sea exclusivamente un par de minutos, anda apúrale! ¡Y que sea la última vez que me haces esto!

    ¡Claro, claro! Adelina se acercó a Amador con una tímida sonrisa y vergüenza a la vez por haber presenciado la sermoneada de Lorena. Su hermana no era tan agria, lo que pasaba es que sentía un peso de responsabilidad muy fuerte con sus hermanas.

    ¡hola, Celeste! le dijo con una holgada sonrisa que se escondía bajo un leve bigote y a ella todas sus preocupaciones se le borraron enseguida, aunque apenada por lo del nombre.

    hola, ¿Cómo estás? Él quiso abrazarla, pero no lo dejo, ella hizo un gesto de que había moros en la costa.

    bien, ya ves, tuve que pedir permiso para… le dijo apenada

    No hay problema, lo entiendo, ¡pensé que ya no te alcanzaba! He tomado dos peceras y no sabes el gusto que me da verte de nuevo, no quería dejarte ir, quiero escribirte, quiero que estemos en contacto. le sorprendió su gran interés y bajo la poca experiencia de un jovencito quinceañero dijo con precisión ¿Me das tu dirección?" En ese momento se anunció la salida de las once con rumbo a Tampico. Ella se puso nerviosa y quiso hacer y decir más y solo agregó.

    ¡Si claro! ¿Traes pluma? Ahí en un pedazo de papel arrugado escribió la dirección con un nombre falso y a toda prisa, ahora no había tiempo de aclarar tal mentira. Solo dos miradas se abrazaron, se despidieron de un apretón de manos y un intento de beso al sentir el jalón de él, al final el beso terminó en la mejilla. Al voltear, Adelina se dio cuenta que Lorena los veía amenazadoramente.

    Adelina miró a Amador cerca de la puerta hasta verlo desaparecer. Un adiós con la mano y una sonrisa fue suficiente para que se conjugaran las emociones nuevas con las viejas, del placer y del dolor. Este hombre es moderno y decidido, austero y dispuesto a atravesar obstáculos, que interesante chico. Eso también le gustó a ella. Sin embargo ella se ubicaba en la realidad porque su condición familiar no le permitía pensar o involucrase con nadie a esa edad. Además su percepción hacia él también la mantendría alejada de su propio mundo. Sus ideas de una mujer mayor en cuerpo joven eran a causa de otras vidas, o quizás al confrontar como todas sus hermanas (os) a temprana edad el fallecimiento de su madre. Adelina tenía entonces muy apenas tres años y a través del tiempo sabía que su identidad y su fuerte autoestima no eran resultado de halagos externos, sino de otros más importantes.

    Ella tenía el halago más importante, el de ella misma y para ella misma, reforzado ese por el calor de su padre, hermanos que les escuchaba decir con orgullo de vez en cuando, miren, esta es mi hermanita. Por el otro lado, los maestros en la primaria admiraban su esfuerzo en la escuela, sus cuadernos de trabajo eran obra de exposición en las justas de maestros desde que estaba en tercer grado. Aunque Adelina nunca fue del grupo seleccionado para la escolta, ella tenía algo muy valioso de los maestros, la interacción con ellos, sus contribuciones académicas, consejos, experiencias, triunfos y frustraciones, ellos eran los que estaban más de cerca de Adelina. También le prestaban material didáctico para que ella superara sus dilemas académicos. Todos ellos fueron otro pilar en su formación y seguridad pedagógica de retener al alumno y guiarlo no solo era responsabilidad de los padres. Ella fue pulida por muchos maestros también.

    Capítulo 3

    Un mes después, Adelina recibió una carta de Amador donde le mencionaba que la visitaría pronto. ¿Dios mío, que voy a hacer ahora? En seguida le contestó diciéndole la verdad de que no se llamaba Celeste y de todas sus privaciones como cualquier otra joven. Adelina le insistió que desistiera de esa idea y de esa relación. ¡Tengo que quitármelo de encima! Sin embargo, dos semanas después recibió otra carta que sorprendio.

    Hola mi querida amiga Celeste, Adelina, no me importa el nombre que tengas, lo que me importa eres tú. Y entiendo perfectamente tu situación, te cuento que acabo de terminar mi tarea de álgebra y saldré a ayudar a mi hermano mayor a hacer algunos trabajos de casa. Iré a verte en un mes, me gustas mucho y ciento conocerte de siempre,

    Te dejo porque voy a salir, se queda contigo ¡tu novio, amigo o todo!

    Marcos Amador C.

    Adelina después de leer la carta la abrazó contra su pecho, la niña interna que vivía dentro de ella reaccionó inquietándola ¡Que ilusa! Se dijo rápidamente prejuzgándose. Adelina era una joven que había sido educada de forma conservadora, por lo tanto no podía darse el lujo de contar con cuanta amistad o amigo conociera. No podía dejarse salpicar por un ‘te quiero’ romántico a la primera y sobre todo proveniente de una situación bastante embarazosa. Pero de nuevo su niña interna se imponía caprichosamente a los prejuicios mentales. De pronto ella dio la impresión que ignoraría eso prejuicios y se aventuraría a conocer el mundo moderno. La cara de esa joven quinceañera mostraba se veía iluminada y con un brillo diferente en sus ojos. "Los suspiros son aire y van al aire, las lágrimas son agua y van al mar, dime mujer ¿Cuándo el amor se olvida, sabes a donde va? (Adolfo Becquer).

    Después de darse cuenta de su inquietud, Adelina se quedó muda por un momento. La felicidad comunal con su "yos" se estaba dando de forma normal para su edad. Sin embargo, sus pensamientos y su intuición la hacían visualizar algo mucho más abstracto de lo que ella imaginaba. Ella anotaba en su diario observaciones de patrones de comportamiento de los chicos de su edad y el porqué se daba los enamoramientos. ¡Ella no quería enamorarse nunca! Eso era muy complejo para las mujeres. Y como respuesta Adelina se apartaba de sus amigos porque sabía que era la edad más vulnerable para enamorarse. Pero sin prejuzgar tan duro, no estaba en su interés involucrarse amorosamente con nadie. Ella creía que enamorarse era pérdida de tiempo y pérdida de identidad una persona. Aunque esa joven creía también que la interacción con los amigos era una necesidad básica para el desarrollo del individuo.

    Una nota sacada de sus apuntes decía, los amigos me dan seguridad y luego me la quitan ¿por qué pasa eso? Aquellos amigos que le ayudaban a superarse eran porque estaban más cercas de su herencia cósmica y con un grado de conciencia también hereditaria que continuaba dándose harmonía a sus vidas. Aquellas personas que también estaban en la herencia cósmica, pero que han tenido una conciencia dormida, ellos tienden hacia negatividad y obsesión en intentos de quitarles la seguridad a los que lo tienen. Tanto la seguridad como la inseguridad han sido traídas en la herencia cósmica, ellos son herencias parecidas al DNA.

    Por lo tanto, dentro de todas las conexiones, cada uno trae sus propios adeudos kármico, cada uno está aquí para darle continuidad a lo hecho antes, como forma de transformacion para darle balance a eso yos que están aun aprendiendo a estar con otros yos. Estamos aquí con todo un mundo de yos para seguir caminando rumbo al cambio y huyendo de un montón yos nos las hemos pasado. Esos yos tentaciones de ir al centro de los extremos o de los externos que contrariamente nos enseñó la religión. A ese centro se le denominó infierno por pecado cometido porque no sabían cómo llamarle. Con Cristo he sido crucificada y ya no soy yo la que vive en paz porque la vida que ahora llevó en la carne es vista como pecado. Sin embargo con pecados o no, Cristo vive en mí, y yo vivo por fe en el hijo de Dios (Gálatas 2:20).

    Las lenguas siempre han sufrido cambios en cada generación y esas se han ido transformando con el tiempo y con la historia. Si traducimos la biblia a otro idioma, de acuerdo a nuestra interpretación se perderá parte de la idea origen porque solo traducimos literalmente sin integrar la cultura. Ahora, si esta misma biblia es traducida a varios idiomas, esta por consecuencia llevará muncho más pérdida del contenido en comparación con la primera traducción. Por eso interpretar la biblia es muy ambiguo. También la interpretación de la palabra pecado, infierno, destierro y todo es en vano, fueron términos usados para oprimir a los pueblos de Israel, Jerusalén y muchos más. Pero con pecado o no, seguimos aquí por una razón y estamos aquí por y para algo y en esa continuación volveremos a vernos cara a cara.

    A mi esposo por ejemplo le ha costado mucho trabajo entender esta visión karmica, pero con el tiempo ha comprobado ciertas cosas de mis hipótesis. Un día en el supermercado una señora se acercó a mí a saludarme con mucho gusto preguntándome que había sido se mi durante todo este tiempo. Mi marido y yo nos reinos porque acabábamos de mudarnos a este pueblo y muy apenas conocíamos a nadie. Yo pude reconocer su mensaje y continuamos platicando olvidándonos hasta de la compra. Platicamos como si nos conociéramos de toda la vida y terminamos coincidiendo en nuestras creencias de vidas pasadas. Desde hace catorce años hemos mantenido una linda conexión de amistad.

    En la vida pasada, en la presente y en la futura, nos encontraremos con seres ya conocidos y sus encuentros no serán casualidades. Nos reconoceremos por una razón karmica y reaccionaremos ante una magia energética que nos envolverá de amor y confianza. Esas personas inesperadas traen en su mayoría un mensaje, una respuesta codificada que hemos buscado por mucho tiempo o un adeudo kármico. Nuestra alma, así como nuestra memoria ha estado en muchos cuerpos y en muchas vidas. Cuando nuestro yo alma reconoce a alguien, nuestra caja de memorias se abre. Como resultado nuestros yos reconocen primeramente a las personas por sus campos energéticos y por su aura. Entonces actuamos autómatas yendo hacia esas personas sin tenerles o causar miedo.

    En otras ocasiones, nos hemos topamos también con personas de género opuesto que tienen matices compatibles con nosotros. De inmediato se crea una magia. Esta magia es interpretada por muchos como un enamoramiento platónico. Todos los encuentros en nuestras vidas son por una razón, por una respuesta buscada, o por una misión que cumplir con la persona. A esto se le llama karma. No podemos ver la razón porque nos ciega la mente prejuiciosa. Mi hermana Lorena me dijo un día no te desesperes si las respuestas que buscas no llegan cuando tu las pides, ‘el cómo y el cuándo’ déjaselo a Dios. Solo recuerda, cuando el alumno está listo, el maestro llega. Sin embargo la

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