Discover millions of ebooks, audiobooks, and so much more with a free trial

Only $11.99/month after trial. Cancel anytime.

Mi vientre al ceo
Mi vientre al ceo
Mi vientre al ceo
Ebook236 pages3 hours

Mi vientre al ceo

Rating: 0 out of 5 stars

()

Read preview

About this ebook

 

Luna toma una decisión que cambiará su vida: alquilar su vientre. Su sobrino de cinco años está enfermo, su tratamiento es costoso y es la única salida que encuentra. Comienza a realizar el trámite, pero es virgen y no tiene hijos, un requisito indispensable para ser gestante. Decide hacerse pasar por Sol, su hermana gemela. Sin embargo, aún tiene que superar un obstáculo: dejar de ser virgen. Pierde su virginidad con la persona menos esperada. ¿Quién será?

LanguageEnglish
Release dateMar 19, 2024
ISBN9798224860708
Mi vientre al ceo

Related to Mi vientre al ceo

Related ebooks

Erotica For You

View More

Related articles

Reviews for Mi vientre al ceo

Rating: 0 out of 5 stars
0 ratings

0 ratings0 reviews

What did you think?

Tap to rate

Review must be at least 10 words

    Book preview

    Mi vientre al ceo - Giss Dominguez

    Table of Contents

    Mi vientre al ceo

    Luna

    Luna uno meses atrás...

    A unos metros de distancia...

    Volviendo...

    Nicolas

    Luna

    Nicolas

    Luna

    Sol

    Nicolas

    Luna

    Esteban

    Luna

    Esteban... Unos meses atrás.

    En el presente...

    Luna

    Esteban

    Capítulo 1

    Luna

    —Lo... lamento... —murmuré con mis ojos llenos de lágrimas.

    —Ya no quiero verte nunca más... —Nicolas comenta con seguridad mientras no comprendo sus palabras, con mi cuerpo tembloroso, sostengo mi vientre.

    —Tenía mis razones, yo te amo.... –susurré con un nudo enorme en mi garganta, me acerco a Nico, sus ojos están brillosos pero una fina línea marca sus labios.

    —¿Tus... razones? –comenta con una sonrisa falsa en sus labios, una que me destruye el corazón.

    —Nico... — me acerco a él, estamos en la terraza de su casa, piso sin querer los papeles que le revelaron la verdad.

    —¿Sabes...? –comienza a hablar, pero se detiene tocando su rostro, después levanta la vista hacia mí, veo genuino dolor antes de decir: — te iba a pedir matrimonio Sol o Luna...

    —Nico... escúchame— le reclamo llorando mientras lo abrazo pero él me aparta con suavidad, sostengo mi vientre y bajo la vista.

    —A partir de ahora, solo serás nuevamente lo único que fuiste y siempre fuiste... —comienza a pronunciar y no sé qué quiere decir.

    —¿Qué cosa fui? –pregunto ajena a sus palabras.

    —Un vientre alquilado.

    Luna uno meses atrás...

    Contemplo al profesor con una mueca, su clase es extensa y aburrida; sin embargo tengo que prestar atención estoy estudiando enfermería. Su materia es importante aunque no quiera admitirlo. Resoplo cuando nos anuncia que tendremos en diez minutos una evaluación.

    —¿Otra vez? –pregunto a mi amiga, quien se encoge de hombros.

    —Al parecer... si.

    —Mierda –protesto mientras me doy la vuelta, guardando mis pertenencias. Puedo sentir su vista fija en mí sus obres azules, se penetran en mi alma, y sin dudarlo en mi piel.

    El profesor Alba acerca sus pasos hacia mi, mis ojos se desvían hacia arriba sintiendo el sabor agridulce en mi garganta. Justo enfrente de mi, sus ojos me observan calmados.

    —¿P—pasa algo? –tartamudeo, incapaz de decir algo mas.

    —¿Estudió señorita? –pregunta desconcertándome. No vería mi nerviosismo, asi que con la sonrisa mas falta que conocí de mi misma, le dije:

    —Claro, si su materia es muy interesante – comente con sarcasmo.

    No dijo nada, pasa por nuestro lado, observé a Brianna de reojo quien se ríe sin disimularlo. Le doy un codazo, no quiero que nos descubran y expulsen de la clase. Pero el condenado, era apodado como el hombre de gran trasero, y era cierto: tenía un culo espectacular.

    —¿Disculpe? –el profesor se gira, sus cejas están levantadas y no comprendo porque me mira. ¿Hice algo malo?

    —¿Qué..? –interrogo esperando que me anuncie algo, de sus labios carnosos.

    —La escuché –pronuncio tan calmado, una carcajada grupal retumbo por todo el salón y quise que la tierra me tragara en ese pequeño instante.

    ¡Ay mierda, me escuchó!

    —Nada...

    Bajé la cabeza y el se aleja. Suspiro de alivio y comienzo con mi examen. Sin esperar que fuera el ultimo que haría.

    Ni bien salgo, recibo una llamada de mi hermana. Sol, si super originales mis padres; no era muy común recibir sus llamadas, mas bien le encantaba mandar mensajes de audio o escritos, por eso me sorprende su llamada. Decido contestar, y escucho su llanto tembloroso del otro lado.

    —¿Sol..? –interrogo, algo preocupada por su estado.

    —Él... está enfermo – murmuró con dificultad llorando, me mordí los labios sin comprender porque me decía eso. Luis, siempre fue un niño sano, no comprendo sus palabras.

    —No... no puede ser – comenté pero ella me cortó enviándome la ubicación donde esta internado mi sobrino.

    Me tomó desprevenida un leve mareo, pude imaginar el suelo besándome la frente, pero ese momento no llegó. Mientras el viento acariciaba sutilmente mi rostro, en caída, unos brazos extraños me contuvieron.

    Abro los ojos, un color azul me invade, tan cerca de mi rostro, me estremezco. Mis mejillas se vuelven rojas, y él, enseguida me suelta haciendo una mueca.

    —Cuidado – me regaña el profesor antes de alejarse de mí, dejándome con la sensación mas extraña que había tenido en mi existencia.

    Estoy caminando a una velocidad ligera, atravieso el gran salón hasta salir. Comienza a caer algo de lluvia, viene un taxi, estiro la mano y para mí sorpresa, mi profesor me gana el luga, pasando justo enfrente de mi. Lo peor de todo: llueve. Si apenas Salí, empezó a caer agua.

    —Mierda – protesté, cuando bajo la vista refunfuñando, al levantarla me encuentro nuevamente un taxi. Abro la puerta y del otro lado esta el profesor.

    —¿Profesor..? –mí pregunta quedó suspendida en el aire, porque toma mi mano para entrar. Y le hago caso, porque el agua me está empapando, además, no tengo mucho ánimo de querer mojarme íntegramente.

    —¿Volvió por mí? – quise preguntar, pero el comenzó a hablar por teléfono con una sonrisa, nunca lo vi sonreír.

    Capítulo 2

    Me sentí más patética cuando una mujer sumamente hermosa, sube una parada después. Yo quedo pegada ala puerta, mientras ambos se saludan con un beso, hablan sin parar, yo parezco invisible en ese momento.

    —Perdon ¿No te molesta..? –por fin su voz se dirige hacia mí.

    —¿Yo..?

    —Amor, siempre eres tan atento – murmuró la mujer y se volvieron a besar.

    —¿Pueden llevarme al Hospital de Olavarría? – pregunté.

    Pongo los ojos en blanco sin comprender esa actitud melosa, mis ojos se desvían hacia afuera. Aun siendo invisible, me llevaron. Cuando abro la boca para agradecer, él me cierra la puerta en la cara y el vehículo se aleja.

    ¿Qué esperabas Luna?, me reclamo a mí misma.

    Aun no comprendo porque creo en un mundo mágico e imaginario. Pero recuerdo que mi sobrino, está mal. Corro olvidando enseguida lo ocurrido, atraviezo el lumbral del hospital preguntando por Luis. Me indican que debó ir al área de pediatría, eso quiere decir que debo dar la vuelta por todo el jodido hospital.

    —¿Puedo pasar por el pasillo? –pregunto con amabilidad, ya que se podía ir directamente por ahí, sin tener que salir y mojarme. La secretaria me ignora, masticando un chicle color rosa, si, lo veo. Cuando finalmente se cansa de masticar, sus ojos marrones se desvían hacia mí.

    —Solo personal... —comenzó a decir, una mujer de grandes caderas pasa justo, y ella la saluda –Hola cariño – sonríe ambas se abrazan –Autorizado –comenta refiriéndose a mi.

    —Pero, esa chica ingresó –protesté.

    —¿Y? –me miró mal.

    —No tenía puesto nada que denotara que era enfermera, doctora o...

    —Que tenga buen día –comenta y se aleja al interior.

    —¡Estúpida! – reclamo pero no hay nadie para recibir mi intento de insulto.

    Me siento enojada, odio que se aprovechen de sus tontos puestos, para dejar entrar  a cualquier desconocido. Me doy la vuelta sin poder hacer nada más, salgo y me empapo, maldiciendo mi mala suerte, voy corriendo. Por fin ingreso a pediatría y puedo ver a Luis. Ingreso corriendo, mi hermana está llorando, la abrazo.

    —¿Qué pasó? –quise saber sin entender.

    —Él... tiene un problema cardiaco hermana, y es... raro su malformación –llora más fuerte y yo sigo sin entender del todo.

    Me aparto, para llegar a mi sobrino conectado con oxígeno y jamás lo vi en esas condiciones tan malas. Sin comprender del todo me acerco, para sostener su mano, esta en terapia intensiva y siento que mi mundo se desmorona. Siempre fuimos los tres, Sol quedó embarazada cuando apenas tenía 16 años. Nuestros padres decidieron deshacerse de nosotras apenas nacimos. Siempre crecimos en hogares cuidándonos la una con la otra. Sol pensó que era buena idea embarazarse de un Ceo millonario casado, que jamás se hizo cargo.

    —Hola Luis... —murmuro con una sonrisa sumamente triste.

    Capítulo 3  

    Al día siguiente, me  encuentro cuidando a mi sobrino, siento un vacío tan grande, la operación es costosa, hay que traer un medicamento costoso de afuera. Mi hermana, tuvo que ir a trabajar, estoy navegando con aburrimiento desde mi teléfono. Una publicidad llamativa, me hace presionar un click.

    Buscamos gestantes, buena compensación de hasta 22 mil dólares.

    Me muerdo los labios, ¿tanto dinero?, seria mas que suficiente para ayudar al pequeño Luis. Porque no podría juntar 10 mil dólares ni las dos trabajando por un año, y sería tarde para mi sobrino. Anoto el numero y enseguida me mandan un mensaje. Ni siquiera a esta edad tuve la experiencia de conocer el amor ¿ahora me embarazaría?

    Debo estar loca...

    Pero mi sobrino comienza a toser y presiono su mano, cierro los ojos y le contesto al mensaje, le digo que puedo hablar.

    —Hola... —comento temblorosa, sin saber bien que palabras utilizar.

    —Hola señorita, un placer conocerla, porfavor digame los partos que ha tenido, y su edad gracias.

    ¿Partos?, me asusto y corto la llamada, a pesar que me vuelve a llamar ignoro. Entonces recién me entero que uno de los requisitos es haber sido madre de un bebe si o si. Mierda, estaba jodida, encima era virgen.

    Decido llamar a Brianna y contarle mi idea, pero 15 minutos mas tarde me visita y mis ojos lagrimean por todo lo que estoy pasando y no puedo soportar.

    —¿Cariño que pasa? –me pregunta tras verme y abrazarme. Comienzo a narrarle todo, incluso lo del vientre en alquiler.

    —Ay amiga, pero eso seria demasiado además no cumples con los requisitos –comenta tras leer el anuncio y yo asiento, sabiendo que deberé olvidarme de la idea.

    A la noche estoy en mi casa, mi hermana esta con mi sobrino. Me cubro el rostro con la almohada, intentando encontrar alguna idea para obtener 10 mil dólares, pero no se me ocurre nada. Ni siquiera tengo trabajo y solamente recibo una beca de la universidad, de 50 dólares. Mi hermana cobra por mes, 160 dólares, nada podríamos hacer con la miseria que ganamos.

    Y aunque consiga un trabajo no sería mas de 200 dólares, no sabía qué hacer en ese momento, mis ojos se llenan de lágrimas y doy vuelta hasta quedarme dormida.

    Un sonido me despierta. Hago una mueca, estirando la mano intentando encontrar con los ojos cerrados, mi celular. Al sostenerlo, atiendo y adormilada digo:

    —¿Hola...?

    —Luis está mal hermana... ¡Ven rápido! –reclama mi hermana, y de un salto me pongo de pie, buscando la ropa aun con los ojos cerrados, miro el reloj, son las seis de la mañana. Una de las cosas que más odiaba, era levantarme muy temprano.

    Tomo mi bicicleta, que casi no usaba por tener a dos cuadras la universidad. Pedaleo, siento que estoy sudando y apenas llevo una cuadra.

    —Voy a morir— protesto mientras hago fuerza con mis piernas para avanzar, veo a un costado una señora avanzando a pie más rápido que yo. Pero recuerdo a mi sobrino, sacando fuerzas de mi interior comienzo a pedalear.

    —¡Yo puedo! –estoy llegando al hospital y dándome ánimos, estoy a punto de llegar y frente a mí, se encuentra mi profesor con una bata blanca. Se ve tan guapo que enseguida mis pensamientos se nublan y siento que babeo.

    Pero al estar concentrada en el profesor, no veo un fierro cortado frente de mí, caigo de bruces al suelo.

    —¡Pam! ¡Pum!

    Adolorida, intento sentir que todas las partes de mi cuerpo se encuentren pegadas  a mí, vuelvo a recordar el propósito de mí llegada. Corro sin dudarlo y olvidando a mi sensual profesor. Llego a terapia, viendo a mi hermana llorando, pero sus cejas se levantan.

    —Gemela ¿Qué demonios te pasó...?

    —Nada – la interrumpo avanzando por su lado —¿Dónde está Luis? – interrogo con el corazón en un puñal.

    —Está en el... quirófano –al escuchar sus palabras, me dejo caer en la silla, sintiendo muchos mareos en ese preciso instante. Quiero vomitar y no tengo ánimos para nada.

    —No.... –suspiro sintiendo que las paredes se cierran a mí alrededor. Nos abrazamos y siento que me desmallaré en ese momento.

    Horas pasan y finalmente aparece un médico de edad avanzada. Nos observa en silencio, hasta dar dos pasos y saludarnos.

    —¿Cómo está? –quiero saber y el medico baja la vista.

    —Lo lamento... —no puedo terminar de escuchar y salgo corriendo, no puedo aceptar que mi sobrino ya no esté. Me siento frente a una silla, de rodillas sintiendo desesperación. Pero alguien toca mi espalda, me giro confusa, veo a mi hermana.

    —¿Sol...? –mis ojos se llenan de lágrimas, siento que me desmayaré en cualquier instante.

    —Él está bien, tranquila –murmura y la abrazo con fuerza, ambas lloramos en el pasillo, quizás nos miren con dudas y diversión pero no me importa. Me siento tan reconfortante, tan tranquila.

    Capítulo 4

    Sin embargo, no todo estaba bien. Para nada. Luis necesitaba con urgencia aquel medicamento cuyo nombre no podía pronunciar, pero si me acordaba lo que costaba. Miré el numero llamado anteriormente, con desesperación.  Marco, lo hice con los ojos llorosos, pero dejo de hacerlo.

    —¿Qué? –exclamo horrorizada ante las palabras de mi mejor amiga, colgué el teléfono y la llame a ella para que me dé un consejo y creo que fue peor.

    —Dile que eres Sol y ya –pronuncia con tal tranquilidad que me desespera, ¿qué haga qué?

    —Brianna, no puedo hacer eso ¡Estás loca! –exclamo sorprendida.

    —Sabes... que es una b uena idea por eso te pones así histérica, amiga yo no tengo dinero sino con gusto te ayudaría y te lo digo de corazón.

    —Lo se...

    —¿Entonces..? –preguntó y yo asentí para mí misma.

    Llamo al número, con un nudo en la garganta porque siento que estoy vendiendo mi cuerpo, ni siquiera alguien me tocó mucho menos de esas maneras. No tengo idea, que me pueda llegar a ocurrir. Ojalá fuera todo menos difícil.

    —Hola, acepto.

    Con esas dos palabras, me dieron el pase para hacerme análisis, pero había un problema. Yo soy virgen ¿y ahora?

    Estoy en la casa de mi amiga, ambas estudiando y la observo de reojo nerviosa.

    —Tengo... tengo un problema –expresé y Brianna levante una ceja en mi dirección, deja los cuadernos  aun costado para préstame atención.

    —Dime.

    —Yo... soy virgen, me harán exámenes y estoy frita ¿Qué puedo hacer? –quiero saber tomándola de la mano y mi amiga tiene el semblante palido.

    —Pero... si tuviste novio.

    —Lose, pero... nunca paso nada Brianna –explico y ella aunque algo aturdida, se pone de pie. Busca el teléfono en la barra. Teníamos una costumbre de no usar los teléfonos mientras estudiábamos porque nos desconcentrábamos.

    —Brianna ¿Qué estas haciendo? –pregunto asustada, Brianna tenia una mente un poco especial, alocada pero era ideal para estos casos.

    —Listo, hoy a las nueve tendrás una cita.

    —¿Qué..? Brianna ¿no estás hablando ens...?

    —Si, ya vamos a prepararte –interrumpe, me toma de la mano y después de decirme eso avanzamos por la casa hasta llegar a su habitación, la observo en silencio incapaz de decir lo que pienso y siento, ambas cosas son confusas para mí.

    —Ay dios...

    Media hora mas tarde estoy frente al espejo, mirándome con sorpresa. No puedo creer que aquella joven tan bonita sea yo. Tengo el cabello largo cuando se alisa, como en este instante. Mis labios cubiertos de un manto rojo, me hacen ver sensual y atrevida. Mis ojos castaños, están ocultos detrás de un color gris. Parezco de verdad otra persona, junto a un antifaz.

    —¿Por qué un antifaz Brianna? –pregunto incomprendida.

    —Ya veras, es... alguien misterioso.

    —Eso me da miedo –comenté aterrada y ella negó.

    —Es un profesional no te preocupes.

    Me subo al auto de mi mejor amiga, la observo aterrada, pero ella se ve muy calmada y eso me desespera mucho más. Ni siquiera sé qué demonios va a ocurrir.

    Respira Luna... Respira, me obligo a mí misma.

    Ella se estaciona en una calle solitaria, pocas casas rodean la propiedad. Mis ojos vagan en la escaza luz, también en lo bonita que es la propiedad frente a mí. Me pregunto como será el hombre.

    ¿Guapo, feo, malvado, desatento?

    Tengo tantos calificativos, pero quizás...

    ¡Tenga un buen trasero!, por un instante trajo a mi memoria al profesor, sin comprender del todo avanzo.

    Al llegar a la puerta me giro, Brianna está en la vereda de pie,

    Enjoying the preview?
    Page 1 of 1