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Nacido Fundamentalista, Nacido De Nuevo Catolico
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Nacido Fundamentalista, Nacido De Nuevo Catolico

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About this ebook

David Currie se crió en una familia cristiana devota en la que su padre era predicador fundamentalista, y ambos padres eran profesores en el Instituto Bíblico Moody (Moody Bible Institute). Toda la formación de Currie estaba inmersa en la vida del protestantismo fundamentalista—profesores de teología, presidentes de seminarios y fundadores de agencias misioneras evangélicas eran invitados frecuentes en su casa. Currie mismo recibió un título de Trinity International University y estudió en el programa de licenciatura en estudios teológicos (Master of Divinity) en Trinity Evangelical Divinity School.

Escribió este libro con el fin de explicar a sus amigos y familiares fundamentalistas y evangélicos el porqué se hizo católico romano. Currie presenta una descripción clara, sistemática e inteligible de las razones de su conversación a la Iglesia antigua que Cristo fundó. Ofrece un debate detallado de las creencias teológicas y doctrinales que católicos y evangélicos mantienen en común, y también aquellas doctrinas clave que los separan, particularmente le Eucaristía, el Papa y María.

LanguageEnglish
Release dateDec 1, 2015
ISBN9781681496948
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  • Rating: 3 out of 5 stars
    3/5
    The author uses the Bible to explain the reasons he became a Catholic. The book is intended for his protestant friends and is meant to explain and to convince. It is clearly written, but I am not sure it would convince determined protestants. I do think recent converts from various protestant denominations would enjoy reading it and would agree with his arguments. But I want more quotations from the Bible that support Catholic theology in a conversion story.
  • Rating: 5 out of 5 stars
    5/5
    If I could give it 6 stars I would. Bar none, the BEST apologetic book I've read. How this could be topped I don't know. All the major areas are covered in a thorough, but non-combative way. Currie goes out of his way to use the language of those to whom he is speaking, his former Protestant/Evangelical friends. I especially enjoyed the chapter about eschatology, the end times. I had never read a good explanation, nor really known there was a divide in thinking, regarding the end of time. However, when I heard Evangelicals talk about The Rapture I always wondered why I never learned about that in 12 years of Catholic school. Currie set me straight on the 3 main strands of eschatological thought. My favorite quote (I'm paraphrasing) is when Currie is asked by one of his Evangelical minister friends why he is converting to Catholicism. Currie responds because his reflection has led him to the truth that the Catholic Church is the one, true church of Christ. His friend responds, "You're doing all that for truth? You must care a lot more about truth than I ever did."
  • Rating: 4 out of 5 stars
    4/5
    This is the most persuasive argument I've encountered in support of the Catholic religion over Protestantism. Its effectiveness is probably due in part to the similarities between the author's background and my own. Although this book hasn't completely convinced me, it has convinced me there are some strong arguments worthy of consideration. Equally so, I see strong reasons against some of the evangelical perspective.

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Nacido Fundamentalista, Nacido De Nuevo Catolico - David Currie

Nota del traductor: ¡No estamos sólos!

¡No estamos sólos! Este fue nuestro gozoso clamor cuando leimos mi esposa y yo este impresionante libro de David Currie. Lo encontre en la biblioteca del gran seminario donde yo estaba estudiando, Gordon-Conwell Theological Seminary (Hamilton, Massachusetts).

Después de haber servido como pastor evangélico por once años en Madrid, regresé a los Estados Unidos para ampliar mis estudios. Fue alli, en Gordon-Conwell, donde, al estudiar más en profundidad, descubri la joya perdida, la Tradición de la Iglesia sin la cual ya no podía interpretar las Escrituras, pues estas mismas apelan fuertemente a esa Tradición Apostolica, su infalibilidad y su autoridad divina.

Mientras estudiaba a los primeros Padres de la Iglesia, llegué a una ineludible bifurcación en mi camino espiritual. Tenia que decidir si ellos eran unos herejes o si yo me estaba equivocando—comenzando con los mismos fundamentos de mi fe evangélica.

David Currie, por medio de la lectura de este libro, nos ayudo a mi esposa y a mi a ver mucho más claramente lo que ya estabamos viendo por medio de nuestros estudios. Puedo decir, sin lugar a dudas, que éste fue un libro clave en nuestro peregrinaje espiritual y nuestra reconciliación con el catolicismo.

No estabamos sólos, ni lo estamos ahora. Son cada vez más los cientos de ministros protestantes que estan reconciliandose con la Iglesia Católica por todo el mundo por convicciones teologicas, historicas y biblicas. Esto es un milagro imposible de concebir sin la obra activa del Espíritu Santo.

Gracias a David, pues al entrar en contacto con su libro pudimos sentir, también, su cercana compania en este viaje complicado y difïcil aunque, también, lleno de bendiciones.

—Félix Durán

Prefacio

Ésta es en si misma una historia personal, que comencé a escribir sin ninguna intención de dejar que la leyeran desconocidos. Mi propósito original era explicar mi peregrinaje espiritual a mis hijos. Yo sabia que, en su proceso hacia la madurez, entrarian en contacto con evangélicos que intentarian persuadirles a dejar la Iglesia Católica. Mientras escribia, decidi compartir mi testimonio con algunos amigos evangélicos también. Yo esperaba contestar algunas de sus preguntas. No obstante, antes de empezar a divulgarlo entre los no católicos, hice que lo leyesen cuatro amigos católicos para que lo revisaran por si acaso hubiera alguna herejía inadvertida. Después de todo, soy un católico nuevo.

Uno de esos amigos es un sacerdote, quien sugirio que esta historia podría ser de ayuda a otros que andan buscando una relación más profunda con Cristo. Ya hay muchas explicaciones sobre el fundamentalismo y el movimiento evangélico que los católicos pueden entender, pero hay muy pocos tratados de catolicismo escritos en un lenguaje que los fundamentalistas y los evangélicos puedan valorar.

Por naturaleza, soy más bien reservado, por lo que me sentia indeciso. Por fin tuve la convicción al leer algunos parrafos que trataban del tema de la generosidad en la obra Furrow, de Josemaria Escriva: La entrega personal es el primer paso en el camino de. . . la union con Dios. . . . Si usted se esfuerza, la gracia de Dios le bastara. Ponga sus propios intereses a un lado, usted servira a los demás por Dios. . . . Cuanto más generoso sea usted para Dios, más feliz llegará a ser. Yo senti que probablemente necesitaba ser lo suficientemente generoso—a pesar de ser una persona reservada—como para compartir mis experiencias con cualquiera que pudiera beneficiarse de ellas. Con esa actitud me dispuse a dejar ver lo que había dentro de mi.

Esta historia no fue hecha con la intención de avergonzar o enojar a nadie. Sólo explica las razones por las que mi familia realizo el peregrinaje desde el cristianismo fundamentalista a la Iglesia anciana que Cristo fundo, la Iglesia Católica. Parafraseando al Apostol Pablo, cuando comencé este viaje por la vida yo era un fundamentalista de fundamentalistas (de Filipenses 3:4-6).

Esta historia se debe leer en orden. Aunque las tres primeras secciones no son las más largas, son las más importantes. Las secciones posteriores no tienen sentido sin el trasfondo que se facilita en las tres primeras secciones. He escrito los temas en el orden en el que los experimenté en mi peregrinaje.

No debe olvidarse la razón por la que decidi escribir este libro. Mi intención era explicar mi decision a personas que compartian el mismo ambiente religioso que yo, o sea, fundamentalismo y evangelicalismo (iglesias evangélicas). Por esta causa, decidi usar la version de la Biblia New International Version (Nueva Version International). Algunos de mis amigos aún prefieren la version King James, pero ahora la mayoría acepta la NIV. No creo que ninguno de los temas tratados aqui cambiasen significativamente al usar una traducción diferente. No obstante, las versiones parafraseadas podrian desviarse de su sentido original.

Por lo general he usado una terminologia evangélica, pues mi intención era ofrecer mis explicaciones a fundamentalistas y evangélicos. Puede que esto sea molesto para los católicos. No he usado el titulo santo. Por ejemplo, los católicos generalmente hablan de San Pablo. Los evangélicos llaman al Apostol Pablo sencillamente Pablo. Esto puede parecer un abuso de familiaridad y una falta de respeto para muchos católicos. Para bien o para mal, he decidido usar la manera de hablar evangélica.

Quizás la razón más importante de que yo consintiera publicar esta narración personal tiene que ver con mi propia deuda a ciertos otros autores. Toda mi vida he leido testimonios de cristianos, en los cuales encontré la verdad que permanecio conmigo a través de los anos. Eventualmente, toda la verdad acumulada en mi cabeza tomo su lugar y cobro sentido. Me sentiria satisfecho si mis experiencias ayudasen a un sólo cristiano en el peregrinaje de la vida.

Hay quienes dicen que a la gente ya no le importa la verdad. Yo no creo que esto sea así. Cualquier compromiso religioso es demasiado costoso si la persona no cree que verdaderamente se trate de la respuesta a los anhelos más profundos de la vida. Nuestra relación con Dios está arraigada en la verdad, pues, de lo contrario, no tiene ningún sentido. Es cierto que todos nosotros sólo conocemos en parte (1 Cor 13:12), pero la gente cambia de religión porque está convencida de que tal cambio la llevará más cerca de Dios y de la verdad. La mayoría de la gente no cambia por meros sentimientos o sensaciones placenteras. Un grupo social de apoyo puede facilitar la transición, pero no es la causa principal de la misma transición.

La combinación de verdad y compromiso, con el pasar del tiempo, es prácticamente imposible de resistir. Por esto se caracterizaban los mártires, quienes tenian la verdad y estaban lo suficientemente comprometidos como para dar sus vidas. La verdad, cuando es creida con firmeza, puede encender el alma en fuego. Esto hara que la gente, movida de curiosidad, salga para ver al que arde. Lo que relato aqui es la historia de mi ardor interior por tener una relación más intima con Cristo—y donde me llevo la Verdad.

Reconocimientos

Quisiera dar las gracias a las muchas personas que me han animado a realizar este esfuerzo. Entre ellas están: el Padre Peter, Daniel, Mark, Sandra, David, Virginia y, sobre todo, Colleen y nuestros hijos.

Estoy de acuerdo de todo corazón con Juan de la Cruz cuando dijo: Si he malentendido o si me he equivocado en algún punto, tanto si lo deduje de las Escrituras como si no, no es mi intención desviar del significado verdadero de la Sagrada Escritura o de la doctrina de nuestra Santa Madre, la Iglesia Católica. Si hubiera algún error, me someto completamente a la Iglesia, incluso a cualquiera que sea más competente que yo en este tema.

I

El comienzo

Tengo vivas memorias del dia en que el Presidente John F. Kennedy fue asesinado. En el sexto grado escolar, estaba jugando en el patio de recreo cuando comenzaron los rumores. Justo antes de la campanada que indicaba el final del dia, el director de la escuela hizo un anuncio por altavoz. JFK había sido asesinado. Se despidio a los estudiantes en silencio. Mis ojos se llenaron de lagrimas mientras caminaba la media milla hasta mi casa aquella tarde. Mi dolor era abrumador para un nino de sexto grado, no sólo porque nuestro presidente estaba muerto, sino porque en lo profundo de mi corazón yo sabia que él estaba en el infierno. Él era católico, y yo era un cristiano fundamentalista.

Yo era el segundo hijo en una familia de cuatro hijos, y el único varon. Cuando era pequeño, tuve la suerte de tener a mi madre en casa a tiempo completo. ¡Qué tiempo más bueno pasabamos! Mi familia estaba—y aún esta—muy unida.

Mis padres se conocieron en Houghton College cuando mi madre se traslado desde Nyack Bible Institute en Nueva York. Regresaron a Chicago y se casaron, siendo su pastor A. W. Tozer, quien les caso, y también es el autor de muchas obras clasicas cristianas, como The Knowledge of the Holy (El Conocimiento de El Santo). Yo naci cuando mi padre estaba estudiando en Dallas Theological Seminary. En varias ocasiones, tanto mi padre como mi madre enseñaban en Moody Bible Institute.

Debido a que mi padre era predicador fundamentalista, yo era un P.K. ("preacher’s kid" o hijo de predicador). Tengo gratos recuerdos de estar sentado en la iglesia cada domingo escuchando predicar a mi padre. Por él yo adquiri una educación en teología antes de asístir a la Escuela Biblica. Nosotros, sus hijos, ibamos a unos seis cultos por semana a la iglesia. Siempre nos sentábamos en la cuarta fila. Un anciano siempre se sentaba en la quinta fila. Él nos daba la señal al toser, y después nos pasaba caramelos de coco por debajo del banco. Nosotros extendiamos la mano por debajo del banco e intentábamos quitar el papel del caramelo sin hacer ruido para que nadie lo oyese.

Nuestra iglesia sólo celebraba la Navidad y la Pascua de Resurrección. Yo nunca había oido que hubiese un calendario de iglesia que reconociera otros eventos de la Encarnación. Si celebrábamos las fiestas seculares, como el Dia de la Madre. Mi abuelo nació en Escocia y vino a los Estados Unidos de nino, pero nunca dejo de celebrar el Orange Day (Dia de Naranja).

Cada dia en nuestra familia, después de cenar, leiamos un pasaje de la Escritura, cantábamos un himno y orábamos juntos. Prácticamente, yo no sabia nada sobre los cristianos que vivieron entre el final del primer siglo y el siglo XVIII. D. L. Moody y Hudson Taylor eran dos de mis héroes más contemporáneos, pero la mayoría de mis héroes eran de la Biblia. Hasta lo que alcanza mi memoria, recuerdo que yo separaba diligentemente entre el 10 y el 20 por ciento de mi salario para apoyar a docenas de obras cristianas, como Awana, Campus Crusade, Child Evangelism Fellowship, Jews for Jesús, Pacific Garden Mission, Wycliffe Bible Translators y Youth for Christ.

Se nos llamaba fundamentalistas porque creíamos en los fundamentos de la fe que se formularon como reacción al surgimiento del modernismo en la teología protestante americana al principio del siglo XX. Nosotros aún aceptábamos los dos pilares de la Reforma: sola scriptura (la Biblia como unica autoridad) y sola fide (somos justificados sólo por la fe). Además, creíamos que era importante para nuestras iglesias la enseñanza clara de la Divinidad y Nacimiento Virginal de Cristo, la inspiración y la carencia de todo error de la Biblia, la expiación de substitución realizada en la Crucifixion, y la Resurrección literal y la Segúnda Venida de Cristo, aún futura, pero imminente, para establecer su Reino (premilenialismo).

La forma de hacerse cristiano era creyendo que Cristo murio para pagar por el castigo del pecado, admitiendo que los esfuerzos personales eran inutiles para entrar en el cielo, y aceptando a Cristo como Salvador personal. Este era el prerequisito para tener una relación personal con Dios.

A nivel práctico, ser fundamentalista significaba estar separado de la maldad del mundo y de los errores del cristianismo liberal. Asi, pues, yo no iba a bailes, cines o ballet, no fumaba ni bebia ningún tipo de bebida alcoholica, no decia palabras groseras, no jugaba a las cartas ni participaba en juegos de azar, no tenía citas con muchachas que no fuesen fundamentalistas (nuestros companeros de los estados del Sur aceptaban el uso de tabaco, pero prohibian que hombres y mujeres fueran a nadar juntos). Puede parecer algo estricto, pero me ayudo a vivir alejado de problemas. Tenia casi treinta años de edad cuando fui por primera vez a una taberna. Me impresiono que dieran cacahuetes gratis al tomar una Pepsi. Cuando llevé a mis propios hijos a ver algunos clásicos de Walt Disney, como Bambi, yo también veia esas peliculas por primera vez.

El hecho de que los adultos a mi alrededor siguieran fielmente las mismas pautas lo facilitaba para mi. Nunca detecté en mis padres esa hipocresia representada en la prensa sobre el fundamentalismo. Nunca oi a mis padres decir palabras groseras y vulgares, aunque se golpearan el dedo pulgar con un martillo. Yo no tenía ninguna duda de que mis padres estuvieran siguiendo la verdad de Dios de la mejor manera que sabian. Ellos me enseñaron que el compromiso con la verdad siempre merece el esfuerzo, no importa cuan grande sea el sacrificio.

Mientras crecia, tuve el privilegio de ver de cerca al liderazgo del movimiento fundamentalista. Frecuentemente teniamos como invitados a profesores de teología. Puedo recordar como, estando sentados juntos a la mesa para cenar en casa de mis padres, yo les planteaba preguntas teologicas a presidentes de seminarios y a fundadores de agencias misioneras evangélicas. Para mi, estos hombres eran cristianos del más elevado caracter, intensos y apasionados en su compromiso con Dios.

Me enseñaron a ser cortés y amable con los católicos y con otros que no considerabamos cristianos, pero siempre con la intención de que algún dia pudiéramos verles llegar a ser verdaderos creyentes, como nosotros, los fundamentalistas. Me enseñaron como cambiar una conversación amistosa con el fin de poder compartir el evangelio. Si me encontraba en alguna reunion social y no lograba hacer esto, a veces tenía remordimiento de conciencia y me sentia culpable.

Toda mi vida giraba alrededor de la iglesia y sus miembros. Entre nosotros había muy pocos que tuvieran amistades fuera de nuestra fe fundamentalista. Cuando estaba estudiando en la escuela secundaria, me enamoré de una muchacha que enseñaba Escuela Dominical en una iglesia metodista. Yo sabia que nunca podría salir con ella.

Según nuestra perspectiva, el mundo se dividia en categorias bien determinadas. Los fundamentalistas eran los verdaderos cristianos, como los del primer siglo de la Iglesia. Se nos enseñaba que los que cuestionaban los fundamentos de la fe eran liberales, entre los cuales se incluia la mayoría de los protestantes que no eran fundamentalistas. Creiamos que los liberales podrian llegar al cielo, aunque era muy improbable.

Para nosotros, ser liberal era malo, pero mucho peor era ser católico romano. Los católicos, segun entendiamos, no eran realmente cristianos, pues no entendian que la salvación era unicamente por la fe. Creiamos que los católicos se iban al infierno, pues intentaban ganar su salvación por medio de buenas obras, en vez de confiar entera y completamente en la obra completa de Cristo en la cruz. Nadie era lo suficientemente bueno como para ganarse la salvación, lo cual podíamos probar con la Biblia. Como resultado, la mayoría de nuestros convertidos venia del catolicismo.

La última de nuestras categorias estaba formada por personas que eran totalmente incrédulas. No había muchos así en nuestro barrio durante mi infancia. Conoci a un ateo por primera vez durante mi penultimo año de escuela secundaria.

La explicación de esto tenía que ver grandemente con nuestra manera de entender la historia. Creiamos que la Iglesia había sido pura y fiel a sus fundamentos originales durante los tres primeros siglos de su historia, hasta que el Emperador Constantino supuestamente convertio en ventajoso el hacerse cristiano en el Imperio Romano. Entonces las enseñanzas de la Iglesia comenzaron a contaminarse con error, y su membresia comenzo a llenarse de cristianos nominales, o sea, católicos. Estabamos convencidos de que muchas de las practicas y creencias católicas eran tradiciones de hombres que se inventaron en la Alta Edad Media para controlar a la gente por medio de miedo y superstición.

Creiamos que a través de toda la historia, Dios había preservado un remanente de personas que habian protegido la verdad, como ahora haciamos los fundamentalistas. Era facil ver que en la Iglesia Católica Romana no se encontraban creyentes así; sólo había que contemplar sus creencias para darse cuenta de esto. ¿Leian alguna vez la Biblia los católicos? Nosotros lo haciamos todos los dias. Habia tantas creencias católicas que, segun entendiamos, se oponian directamente a la Palabra de Dios. Yo nunca había leido realmente nada de teología católica por mi mismo, sin embargo yo estaba seguro de que sabia lo que los católicos creían. Raramente considerabamos las muchas areas en las que estabamos de acuerdo con los católicos, como la divinidad de Cristo, el Nacimiento Virginal y la inspiración de las Escrituras.

Había dos creencias católicas en particular que me molestaban. La primera era el amilenialismo. Los católicos creen que estamos ya viviendo en el Reino de Dios, así que no habra un periodo literal de mil años de reinado de Cristo en el futuro. Los fundamentalistas creen que el Reino esta aún por venir, y no vendra hasta después del arrebatamiento y una gran tribulación. El arrebatamiento era el momento en que Cristo arrebataria de la tierra a sus seguidores. De este modo el juicio de Dios caeria sobre los incrédulos que habrian quedado en la tierra. Esta sería la tribulación. El arrebatamiento podría ocurrir en cualquier momento. De hecho, muchos fundamentalistas parecian sorprendidos de que no hubiera ocurrido aun. Sabiamos que viviamos en los Ultimos tiempos, porque creíamos que las Escrituras indicaban que la tribulación comenzaria en el periodo de una generación desde el regreso de los judíos a la tierra de Israel en 1948. Recuerdo que de nino tenía muchisimo miedo de no encontrar a mi madre en casa al regresar de la escuela, pues quizas yo me podría quedar atras al perder el arrebatamiento, por lo que tendria que sufrir sólo en la tribulación.

La segunda creencia católica que me molestaba era su insistencia en que María permanecio virgen después del nacimiento de Cristo. Esta doctrina, así como el amilenialismo, parecian contradecir el significado evidente de ciertos pasajes de las Escrituras. Yo sabia que la Biblia no contenia error alguno. Si la Iglesia Católica no estaba de acuerdo con la Biblia, la Iglesia tenía que estar equivocada.

También había otras creencias que me parecian ofensivas, como el purgatorio, las oraciónes a los santos, la veneración de imágenes y reliquias, la Asunción de la Virgen María, la Inmaculada Concepción, la elevación de María como corredentora y mediadora, las indulgencias, la salvación por obras, la re-crucifixión diaria de Cristo en la Misa, la regeneración por medio del bautismo, el minimizar la autoridad de las Escrituras, la infalibilidad del Papa, la inserción de los libros apócrifos en la Biblia, la adoración de la Hostia, el llamar a los sacerdotes padre y la confesion de los pecados a los hombres en vez de a Dios. Las practicas católicas en cuanto a las imágenes y reliquias me causaban mucho dolor. Dondequiera que veia una estatua de María,

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