Alberto Margáin Zozaya: Abogado Ejemplar De Monterrey
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En su entierro, el sacerdote Carlos Álvarez declamó la oración fúnebre y, con palabras precisas, sentenció:
«Se perdió un caballero de cepa, hombre de bien y para bien. Sin embargo, quedan sus obras. Murió como vivió, en paz y cerca de Dios, haciendo el bien y buscando la armonía con sus semejantes».
«Cuando contemplamos el misterio de la muerte con sentido laico, surge en nuestra alma una gran congoja interior al saber que a todos nos toca morir. Hoy, lo estamos viviendo con la muerte de mi tío Alberto, pues nos llena de angustia interior el saber que nuestros días se van y tenemos que morir».
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Book preview
Alberto Margáin Zozaya - Jorge Pozo, Sr
Introducción
En la actualidad, los influencers de Instagram, Tik Tok y Facebook parecen ser los líderes de la comunidad. En cambio, los grandes empresarios forjadores de Monterrey, congruentes en sus acciones en beneficio de la gente, y los ciudadanos comprometidos por ayudar a los demás van disminuyendo día a día.
Qué difícil es ver en estos días gente que sobresalga por su espíritu de contribuir a una mejor sociedad neolonesa, cuando hace unas décadas esta ciudad destacaba por sus empresarios, que eran extraordinarios y excepcionales. De ahí surgió el mito del Grupo Monterrey.
Muchos regiomontanos transitan por la avenida Ricardo Margáin Zozaya, en el municipio de San Pedro Garza García sin saber por qué la avenida lleva ese nombre.
Para mí fue muy emocionante acompañar a mi madre y a mi abuelita, Esthercita Lozano de Margáin, hace décadas, en el año de 1990, al evento de cambio de nombre de esta avenida durante la primera administración de Mauricio Fernández Garza, en donde se rindió homenaje al tío abuelo Ricardo Margáin Zozaya, enfrente del Club Campestre de Monterrey. Recuerdo que asistieron personalidades como mi tía María Teresa Berlanga de Margáin (viuda del tío Rico), sus hijos, el exalcalde sampetrino Humberto Junco, el exgobernador Fernando Canales Clariond, su amigo Luis Santos de la Garza, entre otros. Fue una persona entregada en ayudar a diferentes asociaciones civiles, incluso en las kermeses del Colegio Labastida y del Centro Universitario Franco Mexicano (CUM), en donde estaba encargado de los refrescos y siempre voceaban su nombre para solicitar su ayuda en la organización de estos eventos.
El tío Rico tenía dos muy queridas hermanas, Lupita y Carmela, y dos inseparables hermanos: Miguel, un gran impulsor del deporte en Monterrey, y el abuelito Alberto, uno de los