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Protegiendo a Lily
Protegiendo a Lily
Protegiendo a Lily
Ebook144 pages2 hours

Protegiendo a Lily

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About this ebook

Es el primer dia en una nueva escuela superior para Lily Parker. Esta en su decimo año y esta loca por graduarse y irse lejos de su pueblo. La vida privada de ella es complicada y dificil, y el plan de irse nunca para. Pero todo eso cambia cuando Ren le dice "hola," y la ve profundamente por lo que ella es.

 

Ren Hendrick siempre tiene exito en todo lo que el intenta, incluyendo el futbol Americano. Pero nunca ha sido apasionado por cualquier cosa. El es calladito y timido, y eso enoja a la gente. Pero eso no le importa. El siempre ha vivido una vida sin color, hasta que Lily entra a su vida y la llena de luz y pasión.

 

Su historia es una de amor de juventud, y encontrando el amor eterno sin darse cuenta. Es una historia de protegiendo lo suyo y teniendo la valentía de seguir a tu corazón y tus sueños no importa su edad.

LanguageEnglish
PublisherAlexa Riley
Release dateSep 8, 2021
ISBN9798201563318
Protegiendo a Lily
Author

Alexa Riley

New York Times bestselling author Alexa Riley is two sassy friends who got together and wrote some dirty books. They are both married moms of two who love football, donuts, and obsessed book heroes. They specialize in insta-love, over-the-top, sweet, and cheesy love stories that don’t take all year to read. If you want something SAFE, short, and always with a happily ever after, then Alexa Riley is for you! www.AlexaRiley.com

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    Protegiendo a Lily - Alexa Riley

    Capítulo 1

    Lily

    El sonido de armarios abriéndose me despierta antes que suene la alarma. La puse un poco antes de lo debido porque estoy nerviosa por mi primer día. Voy a ir a una nueva escuela y no tengo ni idea de cómo será. Nunca sabes lo que te espera. La mayoría del tiempo puedo perderme mezclándome entre la multitud de otros estudiantes. Normalmente, nadie se fija en mí, pero eso no siempre funciona. Rodando de costado, veo que todavía tengo treinta minutos antes de tener que levantarme.

    Ya debería estar acostumbrada a cambiar de escuela, creo que es la cuarta vez que me mudo en los últimos dos años. Las escuelas están empezando a fusionarse, espero que esta sea la última. Solo meses me separan de la graduación y solo días de mi decimoctavo cumpleaños. Entonces seré capaz de tomar mis propias decisiones.

    El sonido de algo rompiéndose en la cocina, seguido por una cadena de maldiciones me hace sostener el aliento. Deseo que no me llame. Los lunes por la mañana son los peores. Papá suele venir de una juerga de fin de semana porque el alcohol parece ser la única razón de su vida. No siempre fue así, pero lo es ahora.

    Tomo una respiración profunda tratando de calmar mis nervios, me siento lentamente a escuchar sus movimientos. Las cosas se han vuelto inestables y últimamente están empeorando. Papá solía ser capaz de ahogar sus penas en el fondo de una botella, y fingir que yo no existía. Pero últimamente su ira está aumentando y vuela hacia mí. Constantemente estoy caminando en cáscaras de huevo esperando a que el otro zapato no caiga. ¹ No sé lo que es. Tal vez es la mirada en sus ojos, pero puedo verlo, puedo sentirlo profundamente dentro de mí, como si estuviera esperando que haga algo malo para poder atacar.

    Suelo asegurarme de que no haya una razón, no quiero que ese cambio venga. Soy un conejo asustado en mi propia casa. Cuando finalmente oigo cerrarse la puerta de enfrente todos mis músculos y una tensión que no sabía que tenía se relajan.

    Me levanto de la cama y me preparo para la escuela. Uso un vestido de jean corto con botones, y unas medias de lana debajo. Son suaves y cálidas, y ayudarán con el frío en mi caminata de kilómetro y medio hacia la escuela. Estamos en principios de enero y el invierno de Minnesota es furioso, así que cuantas más capas de ropa pueda usar, mejor.

    Mirándome al espejo, me peino el cabello un poco hacia el lado derecho, luego uso un pequeño clip para mantenerlo en su lugar. Asegurándome de que la cicatriz en mi oreja quede oculta tanto como sea posible, entonces deslizo la mirada y reviso como quedó todo. La cicatriz es todo lo que veo al mirarme en el espejo. Es el amargo recuerdo del día en que cambió mi mundo. Mi madre no solo murió en el auto, se llevó a mi padre con ella a la tumba. Nada ha sido igual desde ese día.

    Pero en ese momento, al mirarme en el espejo, no es la cicatriz lo primero que veo. Veo a mi madre. Anoche al desempacar revisé un viejo álbum de fotos del tiempo en que mis padres eran jóvenes. Me parezco a ella cuando tenía mi edad. Desde mi pelo rubio blanco y los ojos azules tan grandes que se apoderan de mi cara, hasta mis dientes frontales un poco más grandes que el resto y mi pequeña nariz respingada.

    El parecido es innegable, casi como si fuésemos gemelas si comparas las fotos a la misma edad. Me extiendo y toco el espejo deseando que fuese mi madre. Pero ni todos los deseos del mundo podrían hacer que el reloj retroceda. Pasé el primer año después de su muerte deseando tantas cosas, pero desear no te lleva a ninguna parte.

    Limpio una lágrima que de alguna manera se ha escapado. Echo de menos cuando al mirarme al espejo solo veía la cicatriz. Era más fácil entonces. Tomo mi bolso y me dirijo escaleras abajo sabiendo que el desastre que hizo papá todavía estará allí.

    Desde que mi madre murió, he tomado su lugar en lo que se refiere a las tareas del hogar: me aseguro de que todo esté limpio, la ropa lavada y la cena en la mesa antes de que papá llegue a casa de cualquier trabajo que esté haciendo. Usualmente, son trabajos de seguridad, luego que perdió su placa después de demasiadas veces conduciendo borracho. No sé cómo puede beber toda la noche y aun así levantarse a trabajar, pero lo hace.

    Termino de limpiar la taza de café destrozada del suelo y me aseguro de que todo lo demás esté en su lugar. Saco un paquete de hamburguesa del congelador y lo pongo en la estufa para que se descongele. Haré algo con ello cuándo llegue a casa.

    Abrigándome lo mejor que puedo, rezo para que el clima no sea tan malo cuando me gradúe y pienso en que necesito encontrar un trabajo los fines de semana. Tal vez pueda llenar la mayoría de las solicitudes en línea durante el almuerzo en la biblioteca de la escuela. Había visto algunos lugares pequeños en la ciudad, que estaban en mi camino hacia allá. Averiguaré cómo apuntarme cuando pase por allí. Sería la mejor apuesta estar tan cerca. Tal vez tendré suerte y podré incluso trabajar unas horas después de la escuela y llegar a casa antes que papá.

    Papá no querrá que trabaje durante la semana, si significa que la cena no estará sobre la mesa, pero los fines de semana estarán bien para él. He estado juntando cada centavo que puedo y guardándolo. Siento que el tiempo se acaba y necesito tanto dinero como pueda para intentar conseguir un lugar propio. Quiero ser capaz de pagar la universidad el próximo año y poner un techo sobre mi cabeza. Tengo que salir de aquí. No puedo ver a mi padre suicidarse. Ya he visto morir a mi madre.

    1 Hace referencia a la expresión waiting for the other shoe to drop que quiere decir: esperando que pase algo que se siente inevitable.

    Capítulo 2

    Ren

    Mi madre entra en mi habitación pidiéndome que la ayude a limpiar la entrada para que pueda sacar su auto. Salgo de la cama y me doy una ducha rápida antes de ponerme unos vaqueros y una camiseta manga larga. Cojo mis botas de invierno y mi abrigo, salgo y veo a mi padre trabajando. No digo nada, solo me acerco y tomo la pala de él y vuelvo a la zona donde estaba trabajando.

    —Gracias, Ren. Te haré algo de comer.

    Me da palmadas en la espalda y termino justo cuando mi madre está lista para irse a trabajar. Es una enfermera de urgencias que trabaja lo que ellos llaman tres-doce. Tres días de turnos de doce horas, en el cuarto día descansa. Lo ha estado haciendo durante casi veinte años, así que sé que ama su trabajo incluso cuando se queja. Mi papá es dueño de la ferretería de la ciudad, y todo el mundo lo ama. Es el tipo de hombre que espero ser un día, si alguna vez descubro cómo.

    Mi madre se retira del garaje, y se detiene frente a mí para bajar su ventana.

    —La cena está en la nevera con una nota sobre cuánto tiempo cocinar pegado a la parte de arriba. —Gira la cabeza hacia un lado y trato de luchar contra una sonrisa—. Dale un beso a tu madre y entra. Está más frío que tu abuela Grace.

    Me inclino a darle un beso, y sacudo mi cabeza. —Grace murió hace diez años.

    —Como dije. —Ella me guiña el ojo y levanta la ventana, retrocediendo y alejándose.

    Cuando entro, papá me ha dejado unos huevos y avena en el mostrador. Me siento y me lo como todo, pensando que probablemente podría comer un poco más. Viendo mi reloj veo que tengo unos veinte minutos antes de irme a la escuela, pero recuerdo que necesito gasolina.

    Papá viene con sus pantalones caquis y suéter de trabajo con Ferretería Hendricks bordado en el pecho. —Me voy. ¿Estarás en casa después de la escuela?

    Asiento y cojo mi mochila. Lo oigo suspirar, pero no digo nada. No quiero empezar ahora mismo, porque tengo que seguir mi camino.

    —Ren. —Dice, y conozco ese tono. Espero, estoy seguro de que tiene algo que decir—. La temporada de fútbol ha terminado, y tienes una gran beca a Minnesota en el otoño. Tu madre y yo estamos muy orgullosos de ti. Solo quiero que te asegures de que estás haciendo lo que quieres hacer, y no jugar al fútbol porque sientes que tienes que hacerlo.

    Me encojo de hombros, pero sé lo que quiere decir. —Estoy feliz de jugar al futbol, papá. Seré capaz de obtener una buena educación allí. Eso es todo lo que me preocupa.

    Extiende la mano y frota mi hombro. —Bien. Tienes tiempo si decides cambiar de opinión. —Me sonríe y yo le devuelvo la sonrisa—. ¿Alguna idea de a quién llevarás al baile de invierno?

    Pongo los ojos en blanco y paso junto a él. Juro que creo que usó la charla de fútbol como excusa para mencionarlo. De nuevo.

    Mi papá sigue detrás de mí y puedo oír sus palabras sobre la nieve que está crujiendo debajo de mis botas. — Solo pregunto, Ren. No es gran cosa.

    Claro. No es gran cosa que no puedas dejar de preocuparte si estoy saliendo o no. Me subo en mi Jeep Wrangler y despido a papá. Se preguntan por qué no hablo mucho, y es sobre todo porque no puedo decir una palabra alrededor de ellos. Mientras conduzco a la gasolinera pienso en el instituto, y cómo creen que me estoy perdiendo una pieza clave por no salir con alguien.

    No me interesa ninguna de las chicas de la escuela, ni los chicos. Soy un estudiante de dieciochos años, heterosexual, con altas calificaciones, que juega de central para los West High Wolves,

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