“El ser humano no funciona. El ser humano vive”. Sócrates Ulloa (S.U.)
Sócrates Ulloa2 desde niño quizás empezó a atesorar uno a uno sus descubrimientos, ya adulto, la filosofía, la ciencia, ocupan de manera consciente un significativo espacio-tiempo de su vida, y desencadenan sus más profundas y críticas reflexiones inherentes a la arquitectura, a la docencia y a su propio derrotero, le acompañan en sus búsquedas, en su propio silencio, para tornarse en palabra, arte, diseño.
Raíces, las búsquedas
“El fin de la armonía es la unidad”. S.U.
Su niñez y adolescencia transcurrieron vinculadas a sus padres y familiares3 , en Ambato y Guayaquil, en diferentes tiempos. Cuando estudiaba en el colegio secundario laico4 y debía optar por una especialización en miras a los futuros estudios universitarios, lo único más o menos claro que venía a su mente era “me gustaría hacer casas”, lo cual, según se pudo informar, era una misión que competía a los ingenieros ya que “en ese tiempo se hablaba de arquitectura como una derivación de la práctica artística de la escuela de bellas artes” … “no hubo nadie en mi alrededor, incluidos los profesores, que me explicasen en lo que consistía”… Las respuestas le ocasionaron “una desorientación y una ocupación de tiempo equivocada, en el que trataba de insistir inútilmente en hacerme ingeniero civil, actitud que me duró muchos años incluidos los que viví en Argentina, adonde fui muy joven … y en donde tiempo después decidí abandonar la ingeniería y la academia para emprender el aprendizaje de la pintura”.
Su elección
“La esencia de la vida es el ritmo”. S.U.
La elección del arte se convirtió en un hecho que trasunta de diversas y unitarias maneras las facetas de Sócrates Ulloa urbanista y arquitecto, que coinciden desde un ángulo de sentido, de objetivos, de propósitos… con Sócrates Ulloa el artista plástico que se adentra en el paisaje profundo de lo natural y social de la vida. “La arquitectura es arte y es parte de la vida. La explica”5 .
La falta de respuestas y el tiempo invertido en las universidades Central y Politécnica, le llevaron a la Argentina, de la que tenía algunas referencias6 . Fue en 1955, en plena juventud, a estudiar ingeniería civil, y, aunque fue un buen estudiante, no persistió en un exigente sistema sobre algo que no le satisfacía, y se dedicó totalmente al arte7 , algo trascendente en su vida hasta el presente.
Un hecho imprevisto lo obligó a regresar a Ecuador en 1960, donde por diversas circunstancias, su vida transcurrió en dos ámbitos distintos. Quito, la capital del país, principal centro administrativo, cultural y universitario, y Ambato, un centro regional importante en la historia, el comercio y la cultura del país8 .
En 1961, en la capital, reanudó la amistad con el artista plástico Oswaldo Viteri, ambateño, arquitecto, quien lo acogió en su taller de la Av. América y calle Asunción, espacio de estudio y trabajo. En sus conversaciones encontró respuestas para decidirse a ingresar a la recién creada Facultad de Arquitectura de Quito (1959) y reconoce “me gustó”.
Su formación, entre Quito y Marsella
“ …. “. S.U.