Jaime Andrade Heymann
Jaime Andrade Heymann1 , arquitecto de destacada trayectoria, tuvo la notable influencia de uno de los mayores representantes de la plástica del Ecuador, Jaime Andrade Moscoso, su padre. Conocer desde niño su taller, verlo trabajar y, participar a su lado, fue una poderosa influencia que despertó una profunda admiración por su capacidad creadora y su obra, y el interés por el material y su transformación.
Momentos de aprendizaje: el arte
Jaime Andrade H. identifica “tres experiencias vividas en el contexto de mi familia y hogar, la escuela y el colegio, mediadas por la presencia de mis padres”2 . Cuando era niño, surgía sutilmente junto al disfrute familiar, la apreciación de la naturaleza, el espacio y lo lúdico. Nos relata: “Recuerdo de mi infancia, los cálidos paseos que hacíamos con mi padre y mis hermanas al bosque cercano en las laderas del Pichincha,… íbamos los domingos a un recorrido que nos tomaba cerca de cuatro horas, por un largo camino de tierra, … alegremente, en medio de charlas, risas y juegos… un bosque en el cual se habían talado los grandes árboles y de cada tronco salían ramas nuevas y vigorosas que en el espacio formaban conjuntos… cada uno de nosotros se apropiaba de un árbol y trepando entre los troncos ponía los límites de lo que llamábamos “casa”…”. Esos momentos trasuntan la vida apacible del barrio, la proximidad de la naturaleza, una vida urbana todavía pausada.
La cercanía al arte encontró su cauce después de la crisis de la adolescencia, cuando acordó con su padre canalizar su interés por la cerámica asistiendo al taller “de un señor Lima”en la Vicentina. “Comenzó entonces un proceso largo y estimulante en el que iba haciendo vasijas que aún guardo; luego de modeladas venía el trabajo de esmaltado, hice algunas piezas que fueron punto de partida para una actividad que me acompañó largo tiempo”.
Esto fue la gestación de una íntima relación con la materia y lo artístico que sigue presente en su vida y obra arquitectónica.
Junto a estos recuerdos, el de la juventud lo encuentra en la universidad. Su padre organizó un taller con la escultora israelita Hanreck, en él participó Jaime3 junto a “Oswaldo Viteri, Mario Müller y Olga F isch”, destacadas personalidades de la cultura. Entonces, se fortalece su relación, diríamos entrañable, con la piedra, material del arte y la arquitectura. Jaime recuerda “eran piedras partidas con destreza y con un martillo y un pico puesto de punta; … las ordenábamos por colores y con un diseño preciso sobre una cama de arena, … luego venía el proceso para fijarlas en una base de cemento”. Su padre incorporó esta técnica a su experiencia “como escultor y mura-lista, pues veía en ella una economía de medios que situaban en segundo plano la talla directa de la piedra, un trabajo excesivamente duro para él, y me escogió como su potencial asistente. Realizamos una prueba de una placa de mosaico introduciendo el relieve como medio que identificaba su obra escultórica”.
Su relación con el arte se concretó en diversas manifestaciones, participó de enfoques alternativos en exposiciones colectivas , integró el Grupo Experimental de Arte , ilustró la poesía de Juan Andrade H., al respecto Don Jaime Andrade M. dice “
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