3 de marzo | Nueva YorkHola, maricoper. Nuestra pobre Anita está de baja y hoy la newsletter será un poco más breve de lo habitual. ¡Pero no mucho! Por mi parte, aviso que este fin de semana estaré fuera de combate, así que no esperéis mucha actividad por mi parte hasta el martes.Bienvenido a La Wikly diaria, una columna de actualidad y dos titulares rápidos para pasar el resto del día bien informado.* Si quieres comentar las noticias en nuestro servidor de Discord, usa este enlace.* Y si quieres acceso a los canales exclusivos para suscriptores premium, responde directamente a este email con tu nombre de usuario en Discord.Comparte esta newsletter con familiares y amigos para que se pongan al día:Leer esta newsletter te llevará 5 minutos y 11 segundos.That’s a really good point. Bienvenido a La Wikly.? Inteligencia interconectadaPor Emilio DoménechLo importante: la guerra de la información en la invasión rusa de Ucrania está probando ser un campo de batalla exigente. Pero en medio de todo ese intercambio de propaganda se ha hecho hueco una luz: la inteligencia de fuentes abiertas.* Open-source intelligence, en inglés, aunque mejor por sus siglas: OSINT.Explícamelo: en Wikipedia describen OSINT como la recolección y el análisis de datos a través de medios disponibles al alcance de todos para producir inteligencia accionable. Es decir, información que puede tener un uso en el marco de la inteligencia.* Inteligencia entendido como un mundo en el que hay siempre un agresor y una víctima. Y la inteligencia es valiosa para quien ataca tanto como para que se defiende.En el contexto de la guerra, las fuentes abiertas han demostrado ser una herramienta vital para conocer un terreno normalmente solo accesible para líderes militares. Y hay de todo:* Plataformas de vídeo como TikTok nos han permitido ver cómo las tropas rusas se colocaban en la frontera con Ucrania.* Apps de mensajería como Telegram han facilitado las comunicaciones de los gobiernos locales ucranianos con sus ciudadanos.* Y redes sociales como Twitter han permitido que la comunidad OSINT encuentre su adultez a través de la colaboración masiva.El problema de ese nuevo ecosistema de consumo mediático es que es muy vulnerable a la desinformación. Un vídeo mal etiquetado, sea por fecha o por localización, puede hacernos sacar conclusiones muy diferentes según aquello que diga quien lo ha compartido.* No es lo mismo un vídeo de una emboscada contra soldados rusos en Kiev en 2022 que una emboscada contra soldados rusos en Crimea en 2014. La segunda fuente aporta muy poca información sobre el conflicto actual.¿Entonces? La magia escondida en esa estepa de mentiras y propaganda es que la gente se adapta. Y los usuarios que forman parte de la comunidad OSINT, sepan ellos o no de esa pertenencia, han entendido esa plaga de desinformación… ¡y se han adaptado!* Cientos de usuarios ayudan a geolocalizar vídeos virales del conflicto, vital para saber dónde está cayendo una bomba o a qué altura de una provincia han llegado las fuerzas.Es ese tipo coordinación dentro de la comunidad OSINT la que ha ayudado a verificar las informaciones más complicadas.* Por ejemplo: un vídeo en el que se ve una explosión enorme puede hacer concluir que Rusia ha usado sus temidas bombas termobáricas.* Pero si alguien ayuda a geolocalizar el vídeo y otra persona sabe que en el lugar de la explosión hay un almacén de municiones ucraniano, tres o cuatro usuarios por sí solos habrán podido descifrar que no se ha usado una bomba termobárica.Las colaboraciones de OSINT permiten rechazar las narrativas convencionales de la propaganda. Al tener herramientas de fácil acceso (y uso), los usuarios también son capaces de llevar a cabo un mayor escrutinio de aquello que alegan los gobiernos.* Por ejemplo: si el gobierno ucraniano habla de dos aviones de transporte rusos abatidos, los usuarios curtidos en OSINT darán la voz de alarma cuando pasen varios días y no haya ni rastro de esos aviones —al menos un civil curio