Discover millions of ebooks, audiobooks, and so much more with a free trial

Only $11.99/month after trial. Cancel anytime.

Crónicas de los Mehing: Historias de Luz y Oscuridad, #6
Crónicas de los Mehing: Historias de Luz y Oscuridad, #6
Crónicas de los Mehing: Historias de Luz y Oscuridad, #6
Ebook503 pages7 hours

Crónicas de los Mehing: Historias de Luz y Oscuridad, #6

Rating: 0 out of 5 stars

()

Read preview

About this ebook

En los pliegues mágicos del tiempo y el espacio, donde la línea entre lo real y lo onírico se desdibuja, y los susurros del viento llevan ecos de otros mundos, se alza el mundo de Arhia. Aquí, la magia se entreteje con la esencia misma del lugar, donde los bosques ocultan secretos ancestrales y las sombras antiguas se deslizan en la eternidad.

 

A través de estas páginas, los límites de la imaginación danzan en armonía con la realidad, revelando héroes cuyo destino se entreteje con el mundo de Arhia y villanos cuyas sombras amenazan con oscurecer la Tierra Conocida.

 

Cada capítulo desvela misterios enterrados en el olvido y despierta antiguos poderes que anhelan ser liberados. Te invito a emprender un viaje a través de este reino, donde la magia y la aventura esperan en cada esquina, y donde la valentía y la esperanza resplandecen incluso en la más profunda oscuridad.

 

Que estas palabras te guíen hacia un mundo donde lo imposible cobra vida, y donde el poder de la imaginación trasciende los límites de lo conocido. Adéntrate en Arhia y descubre los secretos que aguardan en sus tierras encantadas y en las profundidades de sus ancestrales territorios.

LanguageEnglish
PublisherP. J. Tay
Release dateFeb 9, 2024
ISBN9789942452344
Crónicas de los Mehing: Historias de Luz y Oscuridad, #6

Related to Crónicas de los Mehing

Titles in the series (1)

View More

Related ebooks

Fantasy For You

View More

Related articles

Reviews for Crónicas de los Mehing

Rating: 0 out of 5 stars
0 ratings

0 ratings0 reviews

What did you think?

Tap to rate

Review must be at least 10 words

    Book preview

    Crónicas de los Mehing - P. J. Tay

    P. J. Tay

    Imagen Adorno 1

    Crónicas de los Mehing

    Libro VI

    El Retorno de los

    Caballeros de la Luz

    This is a work of fiction. Similarities to real people, places, or events are entirely coincidental.

    CRÓNICAS DE LOS MEHING

    First edition. February 9, 2024.

    Copyright © 2024 P. J. Tay.

    ISBN: 978-9942452344

    Written by P. J. Tay.

    ISBNImagen Adorno 1

    Agradecimiento

    A mi amada familia,

    En las sombras del ocaso y en los reinos de la imaginación, encuentro el refugio de mis sueños más profundos. Cada página de este libro cuenta una historia que desea ser vivida, un eco de los mundos y lágrimas que tejen el tapiz de la vida.

    A mis padres, quienes me inculcaron los valores que me enseñaron a soñar con los ojos abiertos y a creer en la magia de cada día, les dedico estas palabras. Su sabiduría y amor han sido la brújula que guía mis pasos en este inmenso mundo.

    A mis hermanos, les ofrezco estas páginas como un tributo a nuestra amistad y al eterno brillo de unión que nunca se apaga.

    A mi amada esposa, cuyo apoyo y aliento han sido el viento bajo mis alas, este libro es un testimonio de nuestro viaje juntos, un eco de nuestro amor que perdurara a través de las edades.

    A mis hijos, que estas palabras sean el lazo que nos una, más allá del tiempo y el espacio. En cada página, encontrarán un pedazo de mi corazón, un fragmento de nuestro legado.

    Con gratitud y amor eterno,

    P. J. Tay

    Imagen Adorno 1

    Prefacio

    En los pliegues mágicos del tiempo y el espacio, donde la línea entre lo real y lo onírico se desdibuja, y los susurros del viento llevan ecos de otros mundos, se alza el mundo de Arhia. Aquí, la magia se entreteje con la esencia misma del lugar, donde los bosques ocultan secretos ancestrales y las sombras antiguas se deslizan en la eternidad.

    A través de estas páginas, los límites de la imaginación danzan en armonía con la realidad, revelando héroes cuyo destino se entreteje con el mundo de Arhia y villanos cuyas sombras amenazan con oscurecer la Tierra Conocida.

    Cada capítulo desvela misterios enterrados en el olvido y despierta antiguos poderes que anhelan ser liberados. Te invito a emprender un viaje a través de este reino, donde la magia y la aventura esperan en cada esquina, y donde la valentía y la esperanza resplandecen incluso en la más profunda oscuridad.

    Que estas palabras te guíen hacia un mundo donde lo imposible cobra vida, y donde el poder de la imaginación trasciende los límites de lo conocido. Adéntrate en Arhia y descubre los secretos que aguardan en sus tierras encantadas y en las profundidades de sus ancestrales territorios.

    Imagen Adorno 1

    Capítulo 1

    El Comienzo

    En los confines de los mundos eternos fluyen dos energías ancestrales que han existido desde los albores del tiempo, ambas gobiernan los elementos y son esenciales para la existencia misma. Aquellas fuerzas invisibles no tienen principio ni tampoco fin. Una de ellas responde al nombre de Zhoi, mientras que su opuesta se denomina Lativ. Simultáneamente, ambas rigen las evoluciones y extinciones de los planetas, desempeñando un papel crucial en el progreso de las razas que los habitan.

    En los reinos antiguos, la esencia primordial de la energía Zhoi se erige como la dadora de vitalidad a los elementos, permitiendo la presencia de vida en los mundos y posibilitando su población. No obstante, surge su antítesis, la energía Lativ, portadora del desdén y la desolación allí donde arraiga. Esta fuerza se nutre de la vitalidad de los planetas, despojándolos de la luminosidad de la vida para envolverlos en sombras insondables. Por tanto, se yergue como imperativo la existencia de valientes seres investidos con la sagrada tarea de mantener el equilibrio en estos mundos.

    A estos nobles guardianes se les conoce como los Mehing, cuya misión trasciende los límites del entendimiento mortal. Su deber es doble: proteger la energía Zhoi en cada rincón de los planetas y, de igual importancia, prevenir que los Romders, seres errantes esclavizados por la energía Lativ, invadan los apacibles pueblos y sustraigan la vitalidad que en ellos mora. Así, en esta danza eterna entre luz y oscuridad, los Mehing se erigen como los baluartes de la existencia, mantenedores de la armonía en los confines más remotos del cosmos.

    Una de las características más notables de la energía Zhoi es su constante crecimiento y su omnipresencia, lo que en ocasiones dificulta su dominio, incluso para los Mehing que la custodian. Por otro lado, la energía Lativ se distingue por ser limitada en los planetas, pero cuando logra expandirse, se impregna en todas las cosas a su alcance, y posteriormente, las consume por completo absorbiéndoles la energía Zhoi, de manera análoga a cómo los parásitos hacen con sus anfitriones. Sin embargo, en los seres vivos, su efecto es diferente, pues no los extingue por completo, sino que los deja con vida. No obstante, ya no vuelven a ser los mismos, ya que este poder maligno despierta en ellos un apetito voraz que los lleva a desear la energía Zhoi de manera constante, una ansiedad que se torna insaciable y que nunca cesa, provocando la extinción de la vida en los mundos donde habitan estos malignos individuos, conocidos como Romders.

    Además de los guardianes principales, existen otras entidades que ayudan a supervisar el equilibrio en los mundos. En primera instancia están los Supremos, quienes son capaces de controlar la energía Zhoi gracias al brazalete de poder otorgado por los Mehing. A continuación, están los Creadores, cuya fuerza se nutre de la energía Zhoi proveniente del Supremo que los gobierna. Seguidamente, en la jerarquía de responsabilidad, tenemos a los Almightys, que dominan la energía Zhoi por medio de los anillos reflectores creados por los Supremos. Finalmente, ocupando el último lugar, están los Caballeros de la Luz, quienes son investidos por los Creadores. Su función principal es contribuir a mantener el orden entre las diversas razas que habitan en los planetas.

    Mi nombre es Yetalon y soy el último de los Homonis. Mis amados hermanos han sucumbido a manos de Arik, el Supremo Elemento. Este ser, motivado por la información comprometedora albergada en nuestras mentes, persiguió y cazó sin piedad a cada uno de nosotros, considerándonos una amenaza para sus maquinaciones. He logrado escapar gracias a mi padre, quien sacrificó su vida por mí.

    Nosotros, los Homonis, tenemos la sagrada tarea de registrar la historia de los mundos que habitamos, especialmente los relatos de los reinados y las guerras. Tenemos la habilidad única de conocer los sucesos que ocurren en todos lados, los mismos que plasmamos en los venerados libros Kami que reposan en el estante sagrado en la morada del Mehing. Cada texto representa una etapa de nuestro amado planeta Arhia. Actualmente, estoy escribiendo el libro VI o Libro del Resurgimiento, aunque muchos lo han etiquetado como El Retorno de los Caballeros de la Luz.

    Mi narración comienza en los años en que la Tierra Conocida experimentó un periodo de paz, logrado después de que los guerreros protectores derrotaran a Nárbulus, tal como se encuentra registrado en el Libro V o Libro de Luz. Creo que mi historia culminara con la gran guerra que está a punto de ocurrir entre Gosdran y las últimas fuerzas de resistencia de este mundo. Dadas las circunstancias desoladoras, no tengo esperanza de que los guerreros defensores de la luz puedan ganar esta contienda, pues el enemigo a derrotar es descomunalmente poderoso.

    Mi único objetivo al terminar este libro es preservar un registro, para que cuando otros mundos lo lean, eviten caer en los mismos errores que nosotros. En las páginas de mi relato, yace la advertencia de una lucha desesperada y la esperanza de que la luz prevalezca sobre las sombras que amenazan con envolvernos.

    En este momento crucial están todos reunidos en las afueras de la majestuosa ciudad de Randell. Las vastas llanuras se despliegan como un escenario perfecto para la batalla, y el penetrante aroma de la muerte se respira con intensidad en el ambiente. Jamás antes se había librado un enfrentamiento entre dos facciones de esta magnitud. El ejército de los Pueblos Libres se encuentra en clara desventaja, atrapado en una lucha desigual. Los Creadores, antaño decisivos en el desenlace de las batallas, yacen ahora impotentes, incapaces de defendernos contra la imparable fuerza de Alhmus, el sanguinario comandante de los ejércitos de Sinan. Randell se erige como el último bastión de la Tierra Conocida; todas las regiones han caído ante la obscuridad, y la mayoría de las valerosas razas guerreras han sucumbido en los cruentos combates. En el campo de batalla, Dresa lidera con determinación el ejército libre. Su mirada denota la desventaja con la que enfrentaran la lucha y además refleja las escasas posibilidades que existen de ganar.

    Pero ¿cómo llegamos a este punto? ¿Qué desencadenó esta épica contienda? Son interrogantes cuyas respuestas no tienen un origen claro. Sin embargo, creo que el punto de inflexión se produjo cuando los Supremos fueron a recuperar su energía en la morada del Mehing, después de la batalla que tuvieron contra los Caballeros de la Luz que se revelaron, hechos que se detallan en el Libro IV o Libro de la Creación.

    A pesar de las numerosas guerras que asolaron Arhia, hubo un tiempo en que las disputas de poder llegaron a su fin y la paz reinó en las regiones de la Tierra Conocida. Los Creadores y los Almightys cumplían con su función a cabalidad, protegiendo a todas las razas y asegurándose de que las fuerzas malignas que se encontraban en las Zonas Prohibidas y en la Región Espectral no representaran una amenaza para los pueblos libres. Pero, esta paz se vio afectada después de cinco años debido a una contienda interna entre los Creadores, cuyas razones y motivos están detallados en el Libro V o Libro de Luz.

    Esta discordia llevó a la formación de dos bandos: aquellos que apoyaban a Zemm y los que respaldaban a Geón. La rivalidad entre ambos líderes se remontaba a tiempos antiguos y se intensificó debido a la ausencia de los Supremos en Arhia. Los dos ambicionaban gobernar toda la Tierra Conocida, aunque sus motivaciones diferían considerablemente. Mientras Geón solo deseaba el poder, Zemm justificaba su causa alegando que buscaba la unificación de los reinos.

    Esta pugna desencadenó una prolongada guerra civil que provocó la desolación entre los pueblos libres. Parecía que la disputa entre ambos caudillos nunca acabaría, hasta que un día apareció un ser maligno llamado Nárbulus, cuya intención era destruir nuestro mundo y convertir a todos en Romders. Ante esta amenaza, Zemm y Geón dejaron de lado sus aspiraciones personales y llegaron a un acuerdo para unirse y enfrentar el peligro inminente. Las fuerzas combinadas se acoplaron tan eficientemente que lograron derrotar a Nárbulus sin contratiempos.

    Cuando la amenaza externa fue erradicada, para asombro de todos, Zemm y Geón decidieron seguir respetando momentáneamente el convenio que habían hecho; sin embargo, para evitar disputas entre ellos, dividieron las cuatro regiones en solo dos. La región del norte sería dirigida por Zemm, mientras que la del Sur por Geón.

    Cuando los líderes del norte se replegaron a sus ciudades de origen, se dieron cuenta de que, por motivo de la cruenta guerra entre los Creadores, los pueblos habían sido descuidados. A pesar de la existencia de un convenio de paz, el caos, el saqueo y el desorden reinaban por todas partes en la región del norte. En cada ciudad, especialmente las más pequeñas, comenzaron a regir sus propias leyes y tener sus propios reyes. Todos los pueblos cercanos luchaban entre sí con el objetivo de ampliar sus territorios, y muchas personas sufrían a causa de los sanguinarios forajidos mal llamados gobernantes. Observando el desconcierto palpable, los Creadores del Norte, junto con los Almighty que quedaban, intentaron detener tanta injusticia. Una de las acciones que tomaron fue dividir la región del norte en tres grandes Reinos: Milrreth, Rojín y Zilac; de esta forma, los gobernantes de cada una de esas regiones debían velar por los poblados más pequeños para evitar que persistiera el abuso de poder y la contienda.

    Con el paso del tiempo, los Creadores y los Almighty del Norte vieron que su plan no estaba dando resultados. Ante tal desafío, planificaron una reunión de emergencia en uno de los salones del castillo de gobierno de Milrreth para buscar la forma de conseguir la paz. Zemm, el gran Líder del Norte, era quien presidia la reunión.

    —Los he convocado a todos aquí para deliberar sobre el futuro de nuestra Región y forjar las acciones que emprenderemos para restablecer la tranquilidad en nuestras ciudades —dijo Zemm, con una mirada profunda que revelaba no solo determinación, sino también la carga de responsabilidad que pesaba sobre sus hombros.

    —¿Qué podemos hacer? —indicó Nya con un semblante de impotencia en su rostro—. Todos los reinos están corrompidos y nuestra autoridad ya no se respeta como antes. A causa del acuerdo de paz que establecimos, casi obligados, con Geón y sus seguidores, todos piensan que somos débiles y que no tenemos la capacidad de guiar a la región del norte. Creen que, en cualquier momento, Geón simplemente nos atacará y conquistará, sin que nosotros podamos hacer nada.

    —Tenemos que hacer algo urgente —dijo Epic, su voz cargada de preocupación—. Yo también considero que no podemos confiar en que Geón respetara el acuerdo de paz. Según lo que nuestros espías nos han comunicado, es muy probable que esté negociando un pacto con las fuerzas oscuras que habitan la zona prohibida del Abismo de Tandar, y eso no nos conviene para nada. Si esta información es cierta, en caso de un combate, nos tocaría defender dos posiciones, lo que dividiría nuestras defensas y nos volvería más vulnerables. Lo único que hasta ahora nos ha protegido de una confrontación directa es el hecho de que el ejército de Geón se encuentra algo mermado, pero eso no durara mucho.

    »Nuestros informantes también nos dicen que él está visitando a todos los reyes de las ciudades de la región del sur y los instiga para que le cedan tropas. A cambio, les ofrece grandes extensiones de tierra en la región del norte una vez que nos conquiste.

    —Estamos al tanto de lo que está sucediendo —dijo Zemm con voz firme, revelando la profunda comprensión que tenía de la situación—. Esa es la principal razón por la que los he reunido aquí. Tras dedicar largas horas al análisis de la situación, he llegado a la conclusión de que nuestra única opción viable es volver a formar nuevos Caballeros de la Luz. Crearemos tantos guerreros como sean necesarios. Luego, ellos gobernarán los territorios donde reine el caos y además nos ayudarán a proteger cada rincón de la región del norte.

    —¡Caballeros de la Luz! —exclamó Erodiam con un tono de enojo y asombro, acompañando sus palabras con un golpe en la mesa—. ¿Tú sabes lo que estás diciendo, Zemm? Eso está prohibido por los Supremos. ¿Acaso no recuerdas por qué, hace poco tiempo, los Creadores y Almightys casi desaparecimos? Deberías revisar nuevamente los escritos del Libro IV o Libro de la Creación con el propósito de revivir lo que sufrimos para contener a los antiguos Caballeros de la Luz.

    —Si recuerdo los escritos —dijo Zemm con una voz suave, tratando de calmar los ánimos.

    —Por lo que quieres hacer, pareciera que no —expresó Erodiam—. Considero que no debemos complicarnos con tanta diplomacia; utilicemos nuestros poderes y eliminemos a todos esos sanguinarios que quieran establecer el caos y que no deseen obedecer nuestras órdenes.

    —Esa opción es inaceptable —exclamó Zemm con vehemencia—. No podemos convertirnos en lo que criticamos de Geón. Si seguimos ese camino, todo lo que hemos logrado hasta ahora perderá su valía. Lamentablemente, debido a las secuelas de las guerras, por el momento somos pocos; por ende, no podemos cubrir todo el territorio de la región del norte por nosotros mismos. Por esa razón, necesitamos la ayuda de esta clase especial de guerreros para mantener el orden en las ciudades. —Zemm se detuvo por un momento, permitiendo que sus palabras se asentaran en la mente de los presentes antes de continuar.

    »Además, no estamos en la misma época que se relata en el Libro de la Creación; la situación actual es notablemente diferente. La reciente batalla que tuvimos contra Nárbulus nos demostró que ha llegado el momento de tomar medidas extraordinarias. Asimismo, como manifestó Epic acertadamente, enfrentamos la grave amenaza de que Geón está incitando a los reyes del sur para que combatan contra nosotros. Si logra convencerlos, esta vez, en verdad, no podremos hacerles frente. Aunque la mayoría de los Reyes del Norte aun nos respaldan, temo que si no le brindamos la ayuda que nos solicitan, podrían cambiar de bando y unirse a Geón.

    —Yo creo que la opción de Erodiam es lo mejor que podemos hacer en estos tiempos tumultuosos —declaró Riomim con una voz resonante, permitiendo que, como de costumbre, sus emociones se manifestaran libremente—. Como tú mismo destacaste, hay que tomar medidas extraordinarias. En vez de complicarnos la vida creando nuevos Caballeros de la Luz, propongo que apliquemos la misma táctica que usa Geón en la región del sur. Utilicemos la coerción para asegurar la ansiada paz.

    —Ya lo manifesté, esa solución no es viable, mi querido amigo —replicó Zemm, esta vez con un tono más firme—. La paz impuesta mediante la fuerza no es una paz autentica, más bien, se asemeja a la esclavitud. Además, no estoy dispuesto a condenar a muerte a aquellos que desobedezcan, como lo hace Geón en sus dominios. Hemos presenciado ya demasiadas muertes, por lo que es hora de que evolucionemos y maduremos como sociedad. No es correcto que siempre tratemos de imponer todo por medio del miedo.

    —Tus palabras suenan bonito, Zemm, pero ¿has reflexionado sobre las posibles repercusiones en los Reyes del Sur al enterarse de nuestra intención de formar Caballeros de la Luz? ¿No crees que ellos podrían interpretarlo como una amenaza y les daremos el motivo para que se unan a Geón y nos ataquen? —replicó Erodiam.

    —Concuerdo con Erodiam —exclamó Nya—. Los Reinos del Sur considerarán lo que vamos a hacer como una amenaza y seguramente nos atacarán más rápido.

    —Tenía pensado que algo así podría pasar —dijo Zemm—. Por esta razón, planeo viajar al Sur para dialogar con sus gobernantes y explicarles que nuestras intenciones son pacíficas. Tengo la confianza de que si ellos escuchan de mi propia boca las razones por las que tomamos esta decisión, lograré convencerlos para que no apoyen a Geón.

    —Me apunto en tu travesía —dijo Riomim.

    —Lo siento, mi amigo, pero en esta ocasión debo emprender el viaje en solitario. Ya hemos sufrido demasiadas bajas y, si algo me llega a ocurrir, es necesario que la mayoría de ustedes siga con vida para que puedan proteger a los Reinos del Norte.

    —¡Estás loco! —manifestó Nya—. No puedes viajar solo al Sur; eso sería un suicidio. No sé qué tienes en mente, Zemm, pero hasta ahora, todo lo que has dicho está plagado de riesgos. Siendo optimistas y asumiendo que lograras reunirte con los Reyes del Sur, para que acepten tu plan, debes proponerles algo mejor que lo que Geón les está ofreciendo.

    —Claro que mi propuesta será buena —dijo Zemm con seguridad—. A cambio de su colaboración, les ayudaré a formar un Caballero de la Luz en cada reino.

    —Riomim respondió nuevamente, esta vez con un tono más fuerte de voz que denotaba el enojo que sentía— ¿En qué estás pensando al darles un Caballero de la Luz a cada uno de ellos? No ves que con eso los fortaleceremos aún más y les facilitaremos las cosas a Geón.

    —Lo tengo presente Riomim —replicó Zemm con un suspiro que denotaba una paciencia infinita—; no obstante, es un gran riesgo que debemos tomar. Si no hacemos algo urgentemente, será cuestión de tiempo para que Geón encuentre la forma de convencer a su gente de violar el convenio de paz y atacarnos. Denle una oportunidad a mi idea; tengo la confianza de que todo saldrá bien. Si le damos un Caballero de Luz a cada uno de los reyes del sur, sé que ellos nos verán diferente e incluso dejaran de percibirnos como sus enemigos, algo que Geón les ha inculcado de forma constante en sus mentes.

    Al concluir Zemm sus palabras, la reunión perduró un breve periodo más y luego todos abandonaron la habitación. Aunque confiaban en su líder, no estaban tranquilos con lo que podría suceder más adelante, ya que desconfiaban de Geón y sus seguidores.

    Al siguiente día, Geón se enteró de las intenciones de Zemm gracias a sus espías en Milrreth. En vez de preocuparse por el accionar del Líder del Norte, se emocionó sobremanera. Él vio como estas acciones favorecían sus aspiraciones de tomar el control de las dos regiones. Aunque ya tenía previsto atacar a Zemm en un futuro cercano, las nuevas circunstancias lo llevaron a adelantar su conspiración. Por tanto, planeó la forma de emboscar al Líder del Norte mientras viajara al Sur. En caso de que las cosas no salieran como lo tenía planificado, en vez de enviar a su gente a realizar el trabajo, pensó que lo mejor era emplear a alguien externo. Ante una misión tan delicada, decidió enviar a Crisor, su mano derecha, para contratar a los mercenarios de las zonas sur orientales. En aquel sitio existía un pueblo llamado Rhijan, habitado por todos los desertores o delincuentes desterrados de la Tierra Conocida. Ellos eran gobernados por Briel, quien poseía la fama de ser astuto y despiadado.

    Crisor, obedeciendo las órdenes de su jefe, se dirigió a Rhijan a toda prisa. Al llegar a la entrada de la ciudad, solicitó a los guardias que le avisaran a Briel que llevaba una propuesta de Geón. Después que Briel fue notificado, recibió a su imprevisto invitado en el salón principal del castillo.

    —El mensaje o noticia que me traes debe ser muy importante para que te hayas arriesgado a venir sin compañía a mi territorio —dijo Briel, clavando su mirada en Crisor con firmeza.

    —Toda la región del sur pertenece a Geón. Será mejor que midas tus palabras, ruin mercenario. A mí tampoco me agrada estar aquí para hablar contigo, pero Geón me envió para proponerte una misión por la cual serás muy bien recompensado.

    —¿Por qué debería aceptar algo de tu jefe después de la forma en que me traicionó? —replicó Briel—. Ustedes creen que yo soy su maldito esclavo y que pueden hacer conmigo lo que les dé la gana. Si no fuera porque dominas el fuego y muchos de mis soldados morirían al tratar de matarte, ya habría dado la orden de asesinarte.

    —Tú y tus miserables soldados no son rival para mí. Guarda tus vanas amenazas para otro día. Deberías agradecer que Geón no me envió a destruirte, porque de ser así, ya estarías muerto. Mejor trágate tu orgullo y escucha lo que tengo que decirte, antes de que me hagas enfadar y asesiné a la mitad de tus guerreros solo por placer.

    —Si eres tan fuerte como dices y te jactas, ¿por qué Geón no te asignó personalmente la tarea que me traes? Todo apunta a que ustedes quieren tenderme una trampa. Además, me parece muy extraño que, de un momento a otro, tu jefe esté interesado en mis servicios, incluso sabiendo que he saqueado muchas ciudades del sur.

    —Si dependiera de mí, hace tiempo habría venido con un ejército para arrasar esta miserable ciudad; sin embargo, Geón aun cree que eres útil.

    —Aunque no desee prestar atención a tus palabras, sé que no te iras de aquí sin antes comunicarme el recado de tu jefe. No perdamos tiempo y dime de qué se trata la misión para ver si me interesa. —Briel tenía mucha desconfianza; sabía que cualquier propuesta proveniente de Geón no sería nada buena; de lo contrario, él no lo habría buscado.

    —Mira el mundanal donde vives. ¿No te gustaría salir de aquí y mejorar la calidad de vida de tu gente? Si aceptas la misión que te voy a proponer, podrás abandonar este miserable lugar por uno más acogedor.

    —Deja de parlotear y dime qué se supone que debo hacer —interrumpió Briel.

    —Zemm está tratando de volver a crear a los Caballeros de la Luz, y Geón no desea que eso ocurra. Si el Líder del Norte lleva a cabo su objetivo, eso le impediría a mi jefe cumplir con sus planes de gobernar toda la Tierra Conocida. Por eso necesita que tú ataques a Zemm y lo mates.

    —¡Geón definitivamente quiere verme muerto! —exclamó Briel con una sonrisa sarcástica—. ¿En qué realidad podría atacar a Zemm con mi débil ejército y salir victorioso? ¿Acaso tu jefe piensa que podremos burlar las defensas de Milrreth y, de paso, asesinar al Creador más poderoso del Norte? Ustedes conocen el profundo resentimiento que albergo hacia Zemm. Gracias a ese bastardo, vine a parar aquí. Por ese motivo, si la proeza que me pides realizar fuera alcanzable, hace rato la habría efectuado por mi propia cuenta. La situación seria diferente si yo o alguien de mi gente dominara la energía Zhoi, pero al no haber nadie con esa habilidad, estamos en completa desventaja ante un Creador.

    —Geón no desea que ataques Milrreth; él conoce perfectamente tus limitaciones y comprende que eso es imposible para ustedes. Su plan es más sutil y consiste en que interceptes a Zemm cuando se dirija a Dracia para reunirse con los líderes del Sur. Tenemos espías en su castillo que nos dirán cuando él realizará el viaje. Nosotros te facilitaríamos esa información para que puedas organizarte y llevar a cabo lo que te estamos pidiendo. Tu eres astuto, y no nos cabe la duda de que idearas algo para derrotarlo.

    —Tus dulces adulaciones no sirven conmigo, no malgastes tus palabras en vano. Aunque ataquemos a Zemm fuera de Milrreth, la comitiva que lo acompañará será grande; por ende, seguimos estando en desventaja.

    —Se me escapaba mencionarte que Zemm emprenderá la travesía en solitario, desafiando el camino sin amparo alguno.

    —Eso lo cambia todo —dijo Briel—. Pero me causa cierta intriga el hecho de que Geón me busque para realizar esta tarea. Si todo es tan fácil, ¿por qué no lo emprende él mismo? No me vengas a decir que es porque respeta el pseudo convenio de paz que hicieron cuando derrotaron a Nárbulus.

    —No puedo contarte los planes de Geón, solo limítate a decirme si vas a aceptar o no el trabajo que te traigo.

    —Aunque disfraces tus palabras, tanto tú como yo sabemos que esto es una trampa. Hablas como si pudiera escoger, cuando ambos sabemos que no es así. Si no acepto la propuesta de tu jefe, sería como declararle la guerra; por tanto, lo único que puedo elegir en este momento es si prefiero enfrentarme a la ira de Geón o a la de Zemm.

    —Veo que eres inteligente —dijo Crisor riéndose.

    —Suponiendo que me trago mi orgullo y acepto la propuesta de tu jefe, ¿necesito que me especifiques con claridad qué ganaría yo y mi pueblo?

    —Además de obtener tu ansiada venganza contra tu formidable enemigo, Geón te obsequiará tierras en la región del norte, permitiéndote así abandonar este lúgubre lugar. También, como gesto de reconciliación y en reconocimiento a tu lealtad, permitirá que te quedes con el anillo de luz que actualmente reposa en el dedo anular derecho de Zemm, símbolo constante de su poder.

    —¿Cómo podré confiar esta vez en que Geón cumplirá lo que me estás diciendo? —manifestó Briel, denotando apatía. No obstante, en su interior sentía cierto regocijo; si conseguía el anillo de luz, lograría volver a dominar, en parte, la energía Zhoi.

    —Deja de desconfiar. Si Geón te considerara su enemigo, ya te habría asesinado hace tiempo. Con esta propuesta, antes bien, él busca demostrarte que desea que seas su aliado. Él conoce tu potencial como líder y está convencido de que tus habilidades le serán de gran ayuda en el futuro.

    —Aunque no puedo negarme, igual necesito consultar con mi gente para asegurarme de que estén de acuerdo con esta campaña. En caso de que todo sea satisfactorio, recibirás mi respuesta mañana; de lo contrario, no sabrás nada de mí.

    Briel, inmediatamente después de que Crisor se marchó, se reunió con sus guerreros para discutir la propuesta de atacar a Zemm. Tal como esperaba, al principio a sus coidearios no les agradó la idea, ya que sentían que estrían en desventaja y las posibilidades de éxito eran escasas. Sin embargo, Briel los persuadió finalmente al explicarles que enfrentarse a Zemm era más factible que confrontar la furia del ejército de Geón. Tras la extenuante reunión, Briel envió un ragnor mensajero con su decisión al palacio de Dracia, indicando que aceptaba la oferta y que estaría a la espera de recibir la información para el ataque.

    Mientras tanto, en Milrreth, Zemm hacia los preparativos necesarios para que todo funcionara de forma correcta en su ausencia. Nya, sumamente preocupada por lo que podría ocurrir en la reunión con los líderes del sur, se acercó a Zemm y le consultó:

    —¿Tú crees que los gobernantes del sur aceptarán tu propuesta?

    —No lo sé, Nya —dijo Zemm un tanto desmotivado—. Como bien sabes, todos los reyes de la Tierra Conocida son impredecibles; sin embargo, anhelo con ansias que todo salga bien. He pasado mucho tiempo combatiendo y, sinceramente, ya estoy harto de luchar. Mis ojos están cansados de presenciar la muerte de inocentes, y lo más doloroso es que mi orgullo y malas decisiones pasadas nos han conducido a este punto. Por eso, deseo ardientemente que mi plan funcione, para poner fin de una vez por todas a esta guerra innecesaria y restaurar la paz que tanta falta nos hace. Si los Supremos estuvieran presentes, las circunstancias serian diferentes, pero hace tiempo que partieron hacia la morada del Mehing y no han enviado ningún mensaje.

    —Comprendo tu desánimo Zemm. Yo también aguardo con anhelo el momento de que esto acabe. Si estas contiendas continúan, no creo que mi cuerpo pueda soportar otra guerra similar a la última que tuvimos contra Geón. Con cada batalla siento claramente como mi energía se desgasta, al punto que a veces dominar mi poder se hace tan difícil. En ocasiones, abrumada por las numerosas muertes que he presenciado, caigo en una profunda melancolía, que incluso desearía dejar esta vida.

    —Esa es la razón por la que es imperioso que el trato con los líderes del Sur resulte exitoso. Ya he delegado todas mis responsabilidades; por tanto, después de dos días, con la primera luz del alba, emprenderé mi travesía. Deseo que todo se haga con mucha cautela, por favor, no le comentes a nadie mi hora de salida.

    —No te preocupes, Zemm. Seguiré tus indicaciones y no comentaré a nadie lo que me has dicho.

    —Querida amiga también necesitaré un favor tuyo.

    —Dime en que te puedo ayudar.

    —Requiero que uses tu poder de ilusión para crear dos duplicados idénticos de mí mismo. Estas réplicas las enviaré por rutas diferentes hacia Dracia; con la intención de confundir a Geón en caso de que sus espías ya le hayan comentado mis planes y decida tenderme una emboscada.

    —Antes de irte llámame y haré lo que me pides.

    Sin que se percaten de su presencia, los guerreros infiltrados de Geón escucharon la conversación de Zemm con Nya. Ahora ya sabían cómo y cuándo se movilizaría el Líder del Norte hacia Dracia y de inmediato enviaron la información a su caudillo.

    Geón, apenas recibió la noticia de sus espías, mandó a uno de sus guardias para que remitiera urgentemente la información a Briel. Para enviar el mensaje, los emisarios de Geón utilizaron a los guznart, unas criaturas enormes semejantes a los dragones, pero con colas más pequeñas. Estas bestias tenían la asombrosa habilidad de volar a gran velocidad, lo que les permitía recorrer extensas distancias en muy poco tiempo. Con el propósito de garantizar una entrega segura, llamaron al mejor jinete de guznarts y le encomendaron la tarea de llevar el recado lo más rápido posible.

    Briel, al recibir la noticia, comenzó la organización de su pequeño ejército con los soldados más hábiles a su disposición. A pesar de contar con guerreros corpulentos y de naturaleza hostil entre sus filas, muchos de ellos delincuentes exiliados de sus regiones, enfrentaba la desventaja de que no habían sido entrenados tácticamente en el arte de la guerra y ninguno de ellos dominaba los poderes de la energía Zhoi. Su objetivo; en cambio, era un Creador muy poderoso que tenía la capacidad de controlar la magia, lo que le permitiría derrotar a las tropas de Rhijan sin necesidad de refuerzos. Aunque Briel tenía presente todas estas adversidades, su anhelo por conseguir el anillo de luz lo motivaba a luchar contra lo que parecía imposible.

    Después de un día extenuante de preparativos, Briel se retiró a su cuarto con el cansancio reflejado en su rostro. A pesar de mostrar siempre una gran confianza frente a sus tropas era consciente de la dificultad de la misión. No bastaba con tener una gran cantidad de guerreros; también necesitaba un buen plan, caso contrario, las cosas podrían salir mal. Tratando de distenderse del peso de su responsabilidad, se sentó en su cama y contempló a través de la ventana la apacible luz que reflejaban las estrellas del firmamento; todo a su alrededor estaba en calma, y el silencio solo se veía interrumpido ocasionalmente por los ruidos que producían las criaturas nocturnas.

    <<¿Qué haré para vencer a Zemm?>>, era la pregunta que retumbaba persistentemente en la cabeza de Briel y, al no tener una respuesta convincente, la ansiedad y la inquietud lo invadían. El tiempo transcurría y sus ideas no eran claras, así que su mente se llenó de frustración. Incluso llegó a desear renunciar a la oferta de Geón; sin embargo, comprendía que, a estas alturas, esa opción ya no era posible.

    —¿Cómo lograré vencer a ese bastardo? —gritó con enojo de un momento a otro, rompiendo la quietud de su cuarto. Seguidamente, comenzó a barajar opciones—. ¿Debo atacarlo de frente, por los costados o por la retaguardia? —se preguntó. Luego, dio unos cuantos pasos en círculos y se contestó el mismo—. ¿En qué estoy pensando? Ninguna de esas opciones es viable. Si no consigo a alguien que domine la energía Zhoi, no habrá forma de vencer a Zemm. Geón me ha metido en un gran lio, y lo más probable es que al final lleve a toda esta gente a su muerte.

    Mientras Briel se enredaba en su maraña de pensamientos oscuros, un vago recuerdo de su pasado, un visitante constante, emergió repentinamente en su mente. Las escenas que se desplegaban ante sus ojos eran invariablemente las mismas y aunque con persistencia se repetían, aún no lograba descifrarlas por completo. Este enigma perduraba, en parte, porque solo recordaba fragmentos y, además, muchas imágenes se difuminaban en su mente.

    A pesar de la falta de claridad en su visión, Briel reconocía con certeza el lugar donde se encontraba: el imponente castillo de gobierno de Nasive, la residencia de Arik, el Supremo Elemento. Su recuerdo comenzaba con él arrodillado y sujeto por cadenas en uno de los salones principales de la fortaleza, con Zemm a su diestra. Detrás de él, se perfilaban algunos guerreros, que parecían ser Almightys, aunque no podía identificarlos claramente debido a la nebulosidad de los rostros en su mente.

    En su visión, rememoraba su desesperada lucha por liberarse de las cadenas y sus suplicas persistentes en busca de ayuda, pero nadie parecía prestarle atención. La frustración y la sensación de ser ignorado se apoderaron de él, llevándolo a azotar sus cadenas con fuerza, hasta que un golpe sorpresivo por la espalda lo dejó inconsciente.

    A medida que recuperaba el conocimiento, notaba que en la habitación estaban presentes dos Supremos, cuyos semblantes podía distinguir con facilidad: Ansgar, el Supremo Magia, y Arik. Ambos líderes discutían enconadamente, algo inusual entre ellos. Aunque todo era confuso, Briel lograba entender que la disputa giraba en torno a su destino; mientras que Arik deseaba su muerte, Ansgar se oponía vehementemente.

    En un parpadeo, todo se volvía borroso en la mente de Briel, y cuando las imágenes regresaban, la situación había cambiado radicalmente a su alrededor. Ahora yacía en otra habitación, en compañía de Zemm y Arik. Ya no estaba encadenado de manos y pies; sin embargo, su cuerpo estaba cubierto de heridas y bañado en sangre, con el rostro marcado por moretones e hinchazones. De casualidad, observó su reflejo en un espejo y se estremeció. Este fragmento de su recuerdo se sentía siempre tan real que podía experimentar el dolor como si lo estuviera viviendo en ese preciso momento. Luego, escuchaba cómo, sin motivo aparente, Arik ordenaba a Zemm que lo golpeara hasta acabar con su vida. Tras escuchar esas palabras, ese fragmento de su visión llegaba a su fin, dando paso a un nuevo episodio.

    En este conjunto de imágenes frescas, Briel se veía tendido en el suelo junto a Ansgar, quien le transfería parte de su energía Zhoi para evitar su muerte. A partir de ese momento, la oscuridad reinaba de nuevo y los recuerdos cesaban.

    Esta visión se repetía con frecuencia en la mente de Briel, aunque por más que se esforzaba, no lograba recordar a cabalidad la razón detrás de esos eventos, lo cual le llenaba de gran frustración. Sin embargo, lo único que tenía claro era que Zemm posiblemente fue el responsable de su tortura y de la pérdida de sus poderes. Por ese motivo, lo odiaba con intensidad. Cuando sus pensamientos volvieron a su realidad presente, se preguntó en voz alta:

    —¿Por qué no puedo recordar mi pasado?

    Briel, al no tener una respuesta en ese momento, simplemente dejó a un lado esos recuerdos y volcó su atención de nuevo en su peligrosa misión. Otra vez comenzó a barajar un sinfín de ideas para derrotar a Zemm, pero ninguna de ellas le convencía. La media noche había llegado y aun el líder de Rhijan no sabía cómo guiaría a sus guerreros hacia la victoria. De pronto, cuando estaba a punto de darse por vencido, recordó un pequeño detalle del mensaje de los espías de Geón e inmediatamente su rostro se iluminó de alegría.

    —¿Cómo no me di cuenta antes? —exclamó con voz alta y una sonrisa se dibujó en su semblante. La solución a sus problemas estaba en la información que le dio Geón desde un principio, pero él, abrumado por el temor de su difícil tarea, no se había percatado. Visiblemente emocionado, caminó hasta la puerta y le consultó a uno de los guardias:

    —¿Todavía está aquí el jinete del guznart que trajo el mensaje de Geón?

    —No lo sé, pero lo averiguaré de inmediato —contestó el guardia.

    —Si

    Enjoying the preview?
    Page 1 of 1