Discover millions of ebooks, audiobooks, and so much more with a free trial

Only $11.99/month after trial. Cancel anytime.

SOY
SOY
SOY
Ebook349 pages6 hours

SOY

Rating: 0 out of 5 stars

()

Read preview

About this ebook

Soy es un libro basado a hechos reales de mi vida. Luego de haber practicado el cristianismo por más de 20 años, no entendía el por qué todavía sentía un bulto en mi espalda. Fue cuando entendí que en la iglesia no está lo que buscaba, lo encontré dentro de mí misma, por tal razón dejé de buscar afuera lo que está dentro de mí. Un día sentí una presencia que entró a mi cuarto y no me dio miedo, al contrario, me dio felicidad y mucha paz, y lo identifiqué como el Espíritu Santo y mis ángeles, y comenzaron a ponerme una especie de maya transparente alrededor de todo mi cuerpo día y noche, y comenzó una comunicación constante entre los ángeles y yo. Yo preguntaba y ellos me contestaban a través de telepatía y los sueños.

Si todavía no sabes el propósito en tu vida y tienes preguntas que no han sido contestadas, este libro es para ti.

LanguageEnglish
Release dateFeb 15, 2023
ISBN9781662494352
SOY

Related to SOY

Related ebooks

Biography & Memoir For You

View More

Related articles

Reviews for SOY

Rating: 0 out of 5 stars
0 ratings

0 ratings0 reviews

What did you think?

Tap to rate

Review must be at least 10 words

    Book preview

    SOY - María Inés Miranda

    cover.jpg

    SOY

    Maria Ines Miranda

    Derechos de autor © 2022 María Inés Miranda

    Todos los derechos reservados

    Primera Edición

    PAGE PUBLISHING

    Conneaut Lake, PA

    Primera publicación original de Page Publishing 2022

    ISBN 978-1-66249-423-9 (Versión Impresa)

    ISBN 978-1-66249-435-2 (Versión electrónica)

    Libro impreso en Los Estados Unidos de América

    Tabla de contenido

    Prólogo

    1

    2

    3

    4

    5

    6

    7

    8

    9

    Sobre el Autor

    Dedico este libro a mis amados tres hijos Ramon, Gilberto y Junior Miranda siendo ellos mi motivacion dia a dia.

    Prólogo

    Cuando comencé a escribir este libro tenía en mi mente una completa idea totalmente diferente. La narrativa comenzó a dar un vuelco, por las experiencias nuevas que estaba teniendo de mi día a día. Hoy estoy muy complacida del producto y la información que aquí doy. Todo es real y verdadero.

    Al leer el contenido de este libro te aseguro que va a cambiar tu forma de ver la vida. Tu vida va a ser diferente, verás que todo a tu alrededor es mucho más de lo que te dijeron que es. Si estás en la etapa de buscar quién eres y para qué has venido a este planeta, has llegado al lugar correcto. Este libro es para ti.

    Todos tenemos un eslabón que nos une unos con otros, como si fuéramos una cadena gigantesca que sigue creciendo buscando el eslabón que falta para unir al otro, sin conocer que el eslabón que falta eres tú.

    Comenzamos a dar vueltas y vueltas en círculo repitiendo lo mismo una y otra vez hasta volver a llegar al principio. Jesús dijo: ¡Yo soy el principio y el fin. El primero y el último!. A esto se refería. Nosotros somos el principio y terminamos siendo el último. En realidad vienes siendo el principio del fin, el fin para comenzar en tu principio de tu nueva vida. El final del comienzo, el comienzo en el final, que es igual, el final para tu comienzo.

    1

    ¡El espejo y yo!

    Hubo un tiempo que cada vez que pasaba al frente del espejo, no quería ver mi reflejo. ¡Estaba muy gorda! Me repetía una y otra vez. Pero por alguna razón una noche en el año 2017 tuve uno de mis sueños, que la mayoría de ellos no podía entender. Me vi en el espejo, mi cara era un reflejo muy desagradable que me asustó, mi cabello era rizado de colores brillosos, en él estaba muy claro el rojo, amarillo, verde, y blanco. Mis ojos también eran muy raros, eran como los de una serpiente, la pupila era completamente amarilla y en el medio era como un círculo ovalado que hacía que se viera mi ojo en tres divisiones, mi boca estaba abierta con la lengua completamente afuera y muy larga como haciendo una de estas muecas que hacen las personas en internet cuando se tiran un selfie; el color de mi lengua era roja y muy puntiaguda. Me acuerdo que la noche que tuve ese sueño, desperté y miré al espejo que quedaba en frente de mi cama, miré para asegurarme que no me veía de la forma que me había visto en el sueño. Me dije a mi misma: ¡Dios mío, yo estoy bien endemonia!. Los días pasaban y yo no dejaba de pensar en el sueño y el rostro de mi cara en él.

    En ese tiempo yo vivía en Clearwater con mi pareja Jorgey. Nuestra relación iba de mal en peor. No había comunicación de ninguna clase. Yo había comenzado a beber alcohol todas las noches hasta que me quedara dormida, hubo días que me bebía una botella de vino diariamente. Ya casi no sabía si estaba despierta o dormida. Amaba a Jorgey con locura, y no sabía el motivo de por qué no podíamos llevarnos bien. Era como si fuésemos dos imanes que cada vez que tratábamos de unirnos había una fuerza que ninguno de los dos podía identificar que nos separaba, creando conflictos entre él y yo. Yo quería hacerlo feliz, era lo único que deseaba, que él fuera feliz aunque yo por dentro no sabía lo que me ocurría ni por qué sentía que él me engañaba y que me escondía secretos una y otra vez, aunque nunca encontré pruebas que aseguraran lo que yo sentía. Lo que yo sentía era tan real que me comía por dentro el no poder encontrar pruebas que me aseguraran lo que yo sentía.

    Me acuerdo que cada vez que él llegaba del trabajo, yo sentía que él estaba por entrar, y no solo eso, también empecé a conocer sus pensamientos cuando él entraba por la puerta. Era tan fuerte que yo no sabía cómo actuar, no sabía si besar sus labios porque había llegado a nuestro hogar, o pelearle por lo que yo sentía cuando llegaba.

    La cosa es que yo sentía que él estaba cansado de mí y no sabía ni por qué. Había una fuerza sobrenatural que nos separaba. Era tan fuerte que pensé que era su madre o la mía que ya habían fallecido, la que nos impedía estar juntos. Cada vez que peleábamos él se iba y dormía en otro lugar, y yo sentía que esa pesadez que estaba en el hogar desaparecía. Aunque lo amaba con toda mi alma, me sentía libre cada vez que se quedaba en casa de algún familiar, en especial en casa de mi prima Sandra.

    Cuando nos juntamos, él y yo éramos como el imán y el metal, no podíamos estar uno sin el otro. Luego algo que no podía entender nos separaba. Se sentía como cuando se pone dos imanes juntos y se trata de pegar uno al otro, pero por más diferentes posiciones que los pongas, jamás se unen, al contrario, hay una fuerza entre esos dos imanes que no se pueden unir, los imanes tienen una fuerza que no se ve, pero al tratar de unirlos sientes como uno al otro se esfuerza para no unirse. De esa manera es la fuerza que había entre Jorgey y yo. Por más que trataba estar junto a él había algo muy poderoso en medio que ya no permitía que estuviéramos juntos, y, aun así, seguíamos tratando.

    Yo seguía teniendo sueños y comencé a apuntarlos en una libreta porque eran ya muy seguidos. Un día tuve este sueño siguiente:

    6 de septiembre de 2019:

    Yo me encontraba en mi apartamento, de momento alguien tocó a la puerta, fui a abrir y era una vieja amiga de mi madre, Gilingi, así la llamábamos. Ella me dijo que fuera con ella y yo la seguí. Juntas caminamos a un lugar, era como una ciudad, ella me señalaba que viera, yo miré y había restaurantes, tiendas donde la gente entraba y compraba, salían como un día normal. Gilingi y yo nos encontrábamos en una carretera muy larga que se encontraba al frente de nosotros y al cruzar la carretera se encontraban esas tiendas y restaurantes en forma de un pueblo. Seguimos caminando y ella me señaló a lo lejos, yo miré y vi como una gran nube color gris entraba a ese pueblo, la nube era muy gigante y venía desde el principio de la carretera, desde el norte de donde nosotros estábamos del sur. La nube gigante entraba como si estuviera caminando por la carretera, venía y cada vez que se acercaba cubría los restaurantes y las tiendas. Había personas que salían de las tiendas y los restaurantes y se toparon con la nube gigante que los cubría y unas personas al ser tocadas por la nube gigante color gris, desaparecían y otros solo se prendían y apagaban.

    Las personas se veían como un cuerpo de energía color blanca. Era un cuerpo blanco que se ponía como una luz intermitente al tocarlos la nube gigante y otros cuerpos blancos desaparecían. La nube seguía pasando por el pueblo cubriendo todo a su alrededor. Había cuerpos blancos que corrían otros caminaban a través de la nube porque no la veían y se desaparecían. Al ver eso miré al lado para preguntarle a Gilingi sobre lo que estaba viendo, pero ella ya no estaba a mi lado, había desaparecido. Seguí caminando a través del pueblo y me alejaba de la nube que seguía acercándose más y más. Corrí hacia una carretera que cruzaba al final de la calle donde yo estaba alejándome de la nube gigante, y vi como muchos perritos de muchos colores eran heridos por una guagua gigante que cruzaba. La guagua corría a toda velocidad y un hombre en silla de ruedas estaba cruzando por la carretera al frente de la guagua, y la guagua al tratar de esquivar al hombre en silla de ruedas fue a parar encima de todos estos perritos bebés.

    El hombre en silla de ruedas ocasionó un gran accidente. La guagua mató a unos puppies y otros estaban grandemente heridos. Al ver ese desastre corrí hacia el lugar de la tragedia y comencé a ayudar, cogí perritos en muy mal estado y corrí hacia un hospital cercano para que le dieran atención. Eran muchos, yo iba y venía cargando los perritos y llevando los que podía al veterinario. Luego fui al veterinario para llevarme uno de los perritos y criarlo, el veterinario me pidió mucho dinero para darme un perrito de vuelta. Me estaban vendiendo el perrito que yo misma había llevado allí. Vi como me dio coraje, mucho coraje. Ellos no les interesaba la salud de los perritos, solo quería obtener beneficios financieros. Enojada me fui a mi hogar, y cuando llegué al edificio donde yo vivía no podía encontrar el apartamento donde yo vivía. Vi como caminaba a diferentes edificios buscando mi apartamento y no apareció.

    Al buscar mi apartamento que no aparecía, cada vez que abría la puerta de un apartamento vi como estaba un perro con un collar amarrado a la cama. Salí de ese cuarto y trate de meterme a otro y encontré lo mismo, perros de diferentes tamaños y colores con un collar en el cuello y una cadena que lo tenía amarrado al espaldar de la cama. No podían salir de los cuartos. Desesperada porque no encontré mi apartamento salí corriendo a la calle y me encontré con mi prima Triny, le pregunté si ella sabía lo que estaba pasando, y ella me dijo que no sabía. También vi a mi tía Mita y le pregunté si sabía y no sabía nada y seguían caminando como si nada estuviera pasando. Luego de un tiempo apareció Jorgey preguntando lo que estaba pasando. También vi a mi tía Maiky y me saludó. Ahí me di cuenta de que yo estaba en el lugar donde las almas pueden ir.

    Luego que me levanté y apunte rápidamente el sueño, me acordé de cada detalle, pero no lo entendía. Tía Maiky y tía Mita están ya muertas hace años, por eso estuvo muy extraño que en el sueño nos habláramos como si todo fuera normal en ese lugar. Fue como que ellas estaban vivas en ese lugar. Fue cuando sentí un gran presentimiento de que algo grande iba a suceder. Cuando lo apunté se lo conté a Jorgey, pero él no le dio mucha importancia y siguió para su trabajo. En ese tiempo, me acuerdo que mi hijo Junior estaba quedándose conmigo y su perrito Leo. Junior estaba haciendo sus trámites para poder obtener su licencia de enfermero y eso me hacía sentir muy orgullosa. Yo le ayudaba con Leo, su perrito.

    14 de septiembre de 2019.

    Otro sueño:

    Yo estaba acostada en la cama junto a Jorgey. Comencé a sentir algo húmedo debajo de mí, como si me hubiera orinado en la cama, me subí la sábana para ver, había mucha sangre saliendo de mí. La cama se había llenado de sangre y grité a Jorgey, él vio y me cargó e inmediatamente me llevó a una clase de bañera y abrió una pluma donde corría agua para lavarme. Mientras más me lavaba más sangre salía de dentro de mí, los glóbulos de sangre bajaban, muchos glóbulos cayendo en la bañera, y había otra persona que también la tenían allí donde le bajaba la sangre y era limpiada en la bañera. Luego de haberme limpiado toda la sangre me llevaron a una camilla. Yo estaba muy débil. En el cuarto a donde me llevaron había muchos pacientes en diferentes camas, y cuando me llevaron a mi camilla, me arroparon y la enfermera pasando su mano sobre mí me dijo: Descansa. Me quedé profundamente dormida. Luego de un tiempo, desperté. Luego entró una señora al cuarto con una perra muy original, y con ella había como 8 puppies acabados de nacer, me los enseñó y me preguntó si quería hacerme cargo de los puppies, me dijo que si yo no quería cuidarlos ellos iban a morir. Yo los miré, me llamó la atención uno que otro y le dije: Por favor llévatelos, yo no puedo hacerme cargo de ellos. Yo me encontraba muy enferma. Ella, llevándose los perritos, salió del cuarto y no la volví a ver más.

    Jorgey llevaba mucho queriéndome decir que él se sentía muy confundido, que debíamos ser mejor amigos o compañeros de apartamento. Un tiempo me decía que se quería separar, otro tiempo se sentía que no podía estar sin mí. Eso me llevó a un estado mental muy oscuro. Y entre esa situación que yo tenía con él, lo que sentía a través de él, y los sueños que estaba teniendo, tuve que tomar la decisión de dejarlo ir y no permitir que volviera. Eso me rompió el alma. Literalmente sentí que mi alma estaba totalmente rota, yo caminaba como una sonámbula, sabía que tenía que dejarlo ir, y a la misma vez me morí por dentro. Junior se quedó junto conmigo hasta que tuvo una oportunidad de irse a trabajar como enfermero en un centro de ancianos y vivir en el lugar. Yo me quedé con Leo, me hacía compañía y de alguna forma sentía que él me ayudaba a sentir menos sola.

    Yo no podía levantarme de la cama. Cada vez que llegaba la mañana quería que el matre me tragara literalmente. Leo se trepaba en la cama y me lamiaba la cara para que me levantara a sacarlo a ser pipi. Yo lo paseaba alrededor de la comunidad donde vivía, y caminaba casi sin poder, emocionalmente me sentía destruida, mentalmente estaba confundida, sentía que mi vida no tenía razón de vivir, pero, aun así, había algo muy dentro, pero muy dentro de mí que me decía: Sigue tú puedes, apenas podía escuchar esa voz, ya que estaba en lo más profundo de mí. Era como un pequeño puntito muy, pero muy, muy adentro de mí.

    Así pasaba el tiempo, yo seguía tratando de vivir sin fuerza alguna. Una mañana no podía levantarme y de momento una ave chocó con la ventana de mi cuarto, levantándome de un cantazo. ¡Ya me levante!, dije. Como si supiera que algo o alguien estaba levantándome. Cuando me senté en la cama, Leo estaba sentado al frente, ya esperando por mí, ya había que sacarlo a hacer pipi. Caminando a través de nuestra rutina diaria alrededor de la comunidad donde vivía en Clearwater, Florida.

    Comenzamos en la entrada de los apartamentos Park at Ellan y luego dábamos toda la vuelta por afuera y entrabamos al final por el mismo lugar que comenzamos. Así lo hicimos, yo estaba muy cansada, me sentía muy adolorida, estaba muy desanimada y sin energía, pero, aun así, el poder llevar a Leo a pasear y verlo como él disfruta de su viaje, eso me hacía feliz. Cuando vamos comenzando la vuelta, me fijo como a 200 metros de distancia, caminaba una mujer mirando hacia al frente por donde ella iba y llevaba un hermoso perro blanco, era como un Golden Retriever, pero blanco. Inmediatamente por mi mente pasó este pensamiento de que la mujer iba a abandonar al perro adentro de la comunidad. Pero no le di importancia y seguí llevando a Leo a su paseo.

    Cuando terminamos el paseo y ya estamos para entrar a la comunidad y llegar a mi apartamento, veo el perro blanco sentado al frente del edificio de donde vivía yo. Miré alrededor buscando a la mujer y no la encontré. Me acerqué al perro, no me hizo nada, ni tan siquiera hizo sonido de gruñir, lo agarré y busqué alrededor de la comunidad por la mujer y pregunté a los vecinos. Nadie la había visto ni tampoco conocían al hermoso perro blanco. Así que lo subí a mi apartamento y le di comida y agua. Él estaba muy tranquilo, no estaba maltratado ni nada, estaba bien cuidado, pero yo no podía llevármelo a vivir conmigo, porque tenía a Leo junto a mí. Tuve que llamar a un shelter de perros y lo llevé y le expliqué la situación y se quedaron con él para buscarle una familia que lo adoptara. Me sentí triste ya que me hubiera gustado quedarme con él, pero no podía. Desde que Jorgey se fue, yo no estaba teniendo mucho negocio con Uber y se me estaba haciendo difícil pagar la renta al día. Ya había recibido una carta de desalojo.

    Pero luego que llegué del shelter miro a Leo y le dije: Leo, tú sabes que antes de que esa mujer dejara al perro blanco yo ya había pensado que ella iba de camino a hacer eso y yo no la conozco. Me di cuenta de que yo había visto de alguna forma lo que iba a suceder antes que sucediera, ¡wow! Pero seguí mi vida. Llegó el día que tenía que entregar el apartamento que tantos recuerdos tenía en ese lugar. Fueron casi 5 años de vivir allí desde que salí de Rochester, Nueva York. Al comienzo en aquel lugar todo era muy hermoso, muchas salidas, mucha comunicación, mucho amor debajo de las sábanas.

    Me acuerdo que cuando llegamos allí el 14 de febrero 14 de 2015, solo teníamos cada uno una maleta grande y un celular. Tuvimos que comprar un matre de aire y estábamos felices con lo que teníamos. Él me olía toda y yo a él. Y Badboy, mi amado perro en aquel tiempo, también era feliz. Siempre estábamos juntos. En la mañana hacíamos el amor y él se iba a su trabajo y yo al mío, y en el trabajo estaba desesperada por llegar al apartamento para ver a Jorgey y abrazarlo y él a mí. Era tanto que cuando él llegaba primero a la casa, yo llegaba y entraba, él estaba con mi piyama de dormir en su cuello, oliendo mi olor. Eso era muy romántico. A veces me cocinaba, y yo a él. Hasta que comenzamos a señalarnos todo el tiempo y todo se convirtió en algo que ninguno de los dos entendíamos. En una de las ocasiones que discutíamos, un día, él me dijo que ya no quería estar conmigo, que él prefería ser mi compañero de cuarto porque él se sentía muy confundido, yo lloré como nunca había llorado, él me veía llorar y no me consolaba, así pasé dos días y él como si nada, así que llamé a mi estilista, hice una cita para arreglarme el cabello y luego quedé con ella para ir a un club a bailar, así que me fui a comprarme algo para esa noche y verme hermosa.

    Un día en la cama comencé a sentir un dolor fuerte en el lado izquierdo de la cabeza y fui al doctor, tenía unas ronchas y la doctora me dijo: "Tienes chingles", una enfermedad muy dolorosa, así que me dejaron en el hospital. El doctor no podía entender que siendo tan joven me diera chingles y le preguntó a Junior si yo había pasado por algún problema, estrés o algo similar, y él le contó que mi pareja acababa de irse de la casa, yo no podía hablar, mi ojo se puso como si me hubieran dado un puño y mi rostro se llenó de unas ronchas con agua y muy dolorosas. Jorgey se enteró de mi condición allá en Las Vegas, trató de llamarme y yo no le cogí la llamada, yo siempre he sido muy orgullosa y él también, tiene su gran machismo de puertorriqueño al fin. Mi cara se me había desfigurado, Sandra me visitó, Triny también vino a verme y se quedó una noche conmigo en el hospital, siendo hermana del hombre que yo amaba y mi prima.

    Luego de mejorarme me enviaron para mi casa y volví a mi trabajo en Advance Auto Part, aunque me quedaron unas secuelas de esa enfermedad que todavía sigo tomando un medicamento para que no vuelva a salirme esas ronchas, cada vez que paso un estrés las ronchas comienzan a salir en mi frente y alrededor de mi ojo izquierdo. Luego de tres meses en casa, recibí una visita, Jorgey había vuelto otra vez pidiéndome otra oportunidad, me dijo que él me amaba y que no sabía por qué hacía lo que hacía y sinceramente yo tampoco sabía la respuesta y fue cuando llegamos a la separación.

    Llego el día 3 de 2020, que tuve que salir del apartamento, ya había por meses tratado de pagar la renta por mí misma y por más que traté, no pude, fue como si el mismo universo conspirara para que yo me fuera del lugar. Renté un lugar para guardar mis pertenencias, muebles, juego de cuarto, comedor, TV, etc. Todo era nuevo, no quería perder nada. Así lo hice. Luego mi hijo se llevó a Leo y yo estaba sola, no sabía a dónde vivir, pero sabía con certeza que para Rochester, Nueva York, yo no volvía. ¡Yo no quería volver a Rochester, Nueva York!

    En Rochester todavía vivían dos de mis hijos con sus esposas y podía pedirles ayuda, pero mi orgullo no me dejaba. Era muy humillante volver del lugar de donde salí. Prefería dormir en mi carro y así lo hice por unos días, hasta que me comuniqué con una amiga (pasajera de mi trabajo en Uber) y ella me invitó a quedarme con ella hasta que me pusiera sobre mis pies. Ella vivía en Brandon, Florida, y me fui a vivir con ella. Me había quedado sin apartamento, mis cosas estaban en un storage, y mi corazón estaba completamente roto, pero en ningún momento llamé a Jorgey para pedirle ayuda. Por alguna razón sentía que así debía ser. Luego de estar viviendo con ella por un mes llegó la pandemia del Covic–19. Cerraron todo poco a poco. Tiendas, restaurantes, las calles estaban muy desoladas. Lo único que se veía en la TV era muertes, enfermedades y desolación. En mi pecho todavía estaba ese hueco que no desaparecía que me hacía llorar todas las noches, y me bebía una que otra copa de vino para calmar mi dolor.

    El negocio en Uber prácticamente estaba muerto. Mi amiga Nancy no me pedía nada de dinero, así que para sentirme que estaba aportando algo, le buscaba y la llevaba a su trabajo que trabajaba en Clearwater. Eso me hacía sentir un poco tranquila, pero dentro de mi interior estaba la agonía de no conocer lo que el destino me deparaba. ¿A dónde voy a ir?, ¿cómo voy a reunir dinero para otro lugar?, ¿cómo pago el storage?, ¿cómo pago mi carro?, ¿iré a perder mis cosas? Todas esas preguntas invadían mi mente día a día.

    Un día salí a ver si había pasajeros y la calle estaba muy desolada. Así pasaban los días y las semanas. Un día me sentí muy melancólica y llamé a Junior a ver cómo estaba y pregunté por Leo. Él me dijo que se había mudado con alguien y que vivía a 4 minutos de donde yo estaba quedándome con Nancy. Me dio tanta alegría que él estuviera cerca y a la vez pensé, «¡Wow, como Dios hace las cosas, mi hijo sin saber dónde yo vivía ahora está cerca de mí». Eso estuvo muy raro, porque Florida es un lugar muy inmenso y de momento se enamora y conoce a alguien y se va a vivir con él a 4 minutos de donde yo me estaba quedando, ¿coincidencia o destino? Y dije: No peleo más y dejo pasar las cosas y vivo la vida aquí sin empujar nada. Nancy y yo nos llevamos muy bien, ella me hace compañía y yo a ella.

    24 de marzo de 2020 tuve otro sueño muy real y vivido:

    Yo estaba en un lugar como una casa con un cuarto en el cual yo llevaba viviendo allí desde hace un tiempo ya. Badboy llegó corriendo hacia mí, él estaba viviendo conmigo en ese cuarto. Me vi metida en una cama arropada debajo de unas sabanas y desde la cama se veía la puerta del lugar, y en la puerta había una ventana de cristal donde se veía hacia afuera. Estaba oscuro. Y pude oír a alguien en una motora muy ruidosa corriendo afuera del cuarto, metí mi cabeza debajo de la sabana, mientras me escondía pude ver alguien asomarse en el cristal que había en la puerta. Lo hacía una y otra vez. El tiempo pasaba y yo me metía en ese cuarto. Luego vi que la persona que estaba en la motora afuera mirando por la puerta era Jorgey. Él pidió la llave al dueño del apartamento donde yo me encontraba y abrió la puerta, yo salí de la cama y corrí hacia él y lo abracé, yo me sentía muy sola y al mismo tiempo Badboy vino corriendo a donde nosotros. Había algo que olía mal, pero seguíamos hablando, le pregunté a Jorgey que si él sabía dónde estábamos, si estábamos en el cielo o en el infierno, pero él no me contestaba. Parece que no me escuchaba.

    Salimos del cuarto y caminamos por el lugar. Miramos hacia lo lejos y había un letrero muy grande con letras que se movían como una pantalla de cine y miraba muy sorprendida, era como otra ciudad y él y yo dije: ¡Esto existe!. Le pregunté como se sentía él y no me contestaba. Yo me sentía viva. Él dijo que estaba buscando algo. Vi que iba camino hacia un mall, luego volvimos al apartamento y seguía el mal olor. El tiempo pasaba. Luego una vecina tuvo una discusión con él porque se quejaba de que estaba haciendo mucho ruido y llamó al dueño del apartamento; el dueño vino a decir que los vecinos estaban molestos, que nos debíamos irnos. Badboy venía y se iba corriendo como jugando y trayendo cosas muertas en su boca. Jorgey comenzó a acomodar las cosas como para mudarnos y había mucho reguero de ropa en un mueble, al Jorgey sacar la ropa que estaba en el mueble encontramos a mi tía Isabelita muerta y pudriéndose allí. Estaba hace tiempo allí y no me había dado cuenta. Jorgey la cogió, la abrazó y la cargó llevándola hacia la cama.

    Había algo líquido como podrido saliéndose debajo de su brazo derecho, y cuando Jorgey la cargó se llenó de ese líquido que ella estaba botando, y la acomodó en la cama. Le dije: Yo llevo hace tiempito viviendo aquí y tía estaba muerta y no me había dado de cuenta. Hay que decirle a la familia y no sabemos dónde están. No estaba alterada por mi tía, era como si todo fuera normal, yo estaba más bien confundida buscando si estaba muerta o viva en ese lugar.

    Cuando me levanté de haber tenido ese sueño me sentí muy rara, ya que lo que yo sentía por Jorgey era pura rabia, yo lo culpaba por todo lo que yo estaba viviendo. No entendía como podía tener ese sueño y sentirme a gusto con él. Lo que sí me preocupó fue el ver a mi tía Isabelita muerta en el lugar e hice unas llamadas a la familia preguntando por ella. Mi tía Isabelita vive en Rochester, Nueva York, a veces desaparece de la familia y nadie sabe en dónde está. Cuando llamé a mi tía Milagros en Puerto Rico, le conté el sueño así que ella hizo unas llamadas y pudo conseguir la información de que mi tía Isabelita se encontraba bien. Me sentí más aliviada, pero no entendía el sueño, quería entenderlo, pero lo único que seguía sintiendo era mucho dolor dentro de mí, y me dije: Un día más a tratar de hacer dinero en Uber.

    Cuando voy por la calle veo a 5 patitos corriendo en medio de la calle paré el carro y salí de él, al mirar a la derecha está la madre de los patitos brincando dando sus últimos suspiros de vida, ya no podía hacer nada por ella, así que me fui detrás de los patitos. Se me hacía difícil agarrarlos, eran muy rápido, pero sabía que si los dejaba en la calle no iban a sobrevivir, eran muy pequeños. De momento está pasando un joven en una bicicleta y me vio luchando correteando detrás de los patitos, así que soltó la bicicleta y se puso a ayudarme. Él trató por un lado, yo los trataba de llevar y guiarlos por el otro y, aun así, era muy difícil. Otro señor que estaba dentro de una de las oficinas en el área, parece que nos vio correteando alrededor y salió a ver qué pasaba, le contamos lo de los patitos y también quiso ser parte del rescate de los 5 patitos. Así estuvimos hasta que ellos pudieron agarrar uno a uno hasta que se cogieron los 5. Los metimos en un bulto que yo tenía en el baúl para llevar comida si tenía que hacer algún delivery. El señor me preguntó que qué iba a hacer con ellos, y yo le dije que me gustaría llevarlos a un lugar donde se rescatan animales.

    Así que comenzamos a llamar a la operadora y ella nos pasaba con otra organización, y así estuvimos hasta que encontramos un lugar. Había una señora que rescata animales salvajes, en el área, solo me quedaba a 5 minutos de donde estábamos, así que hicimos la llamada y ella con gusto me dio su dirección para recibirlos. Le di las gracias al joven y al señor por su ayuda. El joven cogió su bicicleta, no sin antes darme su número de celular para podernos comunicar y hacer una cena cuando se fuera la pandemia. Luego el señor que era alguien que estaba a cargo en una oficina de enseñar algo de la Biblia judía o algo así, me pidió que entrara a la oficina con él y lo hice. Luego me preguntó, que si yo sabía de la Biblia, yo le dije que no estaba interesada en eso, pero que algún día si lo sentía iba y daba una visita al lugar a ver qué es lo que enseñaba, él me respetó, pero antes de salir del lugar me dijo: ¿Tú crees en el destino? Porque eso de que estuvieras cogiendo 5 patitos no es común, parece que el universo te quiere dar una señal con el número 5, le di las gracias una vez más y no tomé lo que me dijo en serio y mucho menos con lo que estaba viviendo.

    Así que me monté a mi carro con los 5 patitos en el asiento del pasajero y fui a llevarlos a su nuevo hogar temporal. Cuando llegué allí, ella me dijo: Tienen suerte porque yo no iba a coger más patitos, ya son muchos los que tengo, le di mil gracias por haberlos aceptado, le pregunté que qué hacía con ellos y ella me contestó que los lleva a un lugar donde hay mucha naturaleza todavía y los ayuda a desenvolverse con las madres patas que estaban allí y los acogen como sus hijos. También comentó que si no los cogía, ellos no iban a sobrevivir, ya que eran muy bebés, casi habían acabado de salir del cascarón. Eso me hizo sentir muy bien. Le tiré unas fotos y seguí a casa de Nancy, ya que la carretera estaba desolada todavía. No había negocio.

    La pandemia había cogido todo su apogeo y todo estaba cerrado, ahora todos y todo se estaba saliendo de control. En las noticias se dice que hay muchos muertos y enfermos. Las familias están siendo separadas, ya no pueden verse, no se puede salir de los hogares. En países meten a la cárcel a los que estén afuera. En Puerto Rico hay toque de queda, todo el que este afuera después de las 8 p. m será esposado y llevado a la delegación. En España igual. Lo único que se oye en el gobierno es echándole la culpa a China, y así sigue pasando los meses. Yo estoy bebiendo todas las vitaminas que puedo

    Enjoying the preview?
    Page 1 of 1