Paul Paniagua ha esperado ese tren desde toda su vida. Estudiante de letras, soñador sin remedio, docente, era ya previsible que el verbo rompiera el capullo en cual duerme el poem...view morePaul Paniagua ha esperado ese tren desde toda su vida. Estudiante de letras, soñador sin remedio, docente, era ya previsible que el verbo rompiera el capullo en cual duerme el poema. Por supuesto que Paul llegaría inexorable. Como amigo le puedo decir que preví ese momento. Y no fue necesario un augurio o corazonada. ¿Qué se puede esperar de quien fuese un discípulo alguna ocasión de Gonzalo? ¡Ni más ni menos que Gonzalo Rojas! Pero debo decir que inclusive esta excelsa enseñanza precisa y obliga y apremia esa magia antes dicha.
Gonzalo, el maestro fundió de hortelano en la sangre de Paul que aportó sus parcelas. La esperanza vendría de la mano de la disciplina. El estudio, lectura, y obviamente ostentar un vacío que no ha de llenar salvo el mágico idilio entre el verbo y su impacto; es decir maridaje o fusión que provoca la chispa al frotar las palabras.aul Paniagua eligió ser amante bilingüe. Él adora el inglés con la misma pasión, magnitud y caricia que da al castellano. Si es por ello posible el amar dos idiomas y hacerle el amor a dos lenguas sin serles infiel a ninguna, Paul Paniagua presume esa hazaña.
Y he entonces aquí la eclosión fidedigna que quiero exponer de manera tajante: quise en todo momento alterar sus poemas, como quien en sus manos posee la herramienta que poda el arbusto, las flores y el árbol. Pero el tema del texto, y su dedicatoria, y su entero derecho a plasmar lo que en él nace diáfano impide tocar cuan siquiera una letra.
“Ojos llenos de abril” es un río que despierta y por única vez gateará por sus cauces pues luego ya en pie correrá irreductible.
“Ojos llenos de abril” es un libro con ese linaje. Dicho en otras palabras abrir este libro es también abordar una balsa que corre a lo largo del río floreciente.
“Ojos llenos de abril” nos invita, nos reta, nos riega, nos lleva, nos trae, nos secuestra, nos planta a vivir sus poemas. Para ello el autor, Paul Paniagua, ha dispuesto una trampa, una senda carente de atajos y una hermosa carnada: la mujer propiamente.
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“Ojos llenos de abril” pertenece al destiempo. No es abril nada más la morada constante. Sino todos los meses y todos los años y todos los días. La mujer es la prueba fehaciente que no existe omega y que el alfa jamás delimita o recuenta el tamaño del tiempo, el amor, el poema.
Paul Paniagua nos deja asomar por el ojo de la cerradura a su propia mirada. Pero no servirán nuestros ojos. Es vital e imperante usurpar su mirada. Otros ojos. Ojos llenos de abril que son llave y ventana y paisaje profundo como un mar adentro.
Fausto Vonbonek. Ensenada, 3 de Junio de 2013.view less