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Robos de tumbas y otras aficiones: (Grave Robbing and Other Hobbies)
Robos de tumbas y otras aficiones: (Grave Robbing and Other Hobbies)
Robos de tumbas y otras aficiones: (Grave Robbing and Other Hobbies)
Ebook318 pages

Robos de tumbas y otras aficiones: (Grave Robbing and Other Hobbies)

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About this ebook

Fantasmas, cadveres y cuatro hombres atractivos... qué puede hacer una chica? Abandonada a los tres aos (qué padres quieren una hija que ve fantasmas?), aprend que el mundo castiga rpido a los inadaptados. Intento con todas mis fuerzas ser una humana normal y aburrida, pero la llamada de lo sobrenatural no puede ignorarse. Cuando un desconocido se presenta en mi casa en mitad de la noche, no es un encuentro sexy. En lugar de eso tengo que ir a un cementerio a desenterrar a una vctima de asesinato por la exigencia del coven local de vampiros. Y ese pequeo delito es solo el principio.El espritu de la mujer ha desaparecido (algo que debera ser imposible) y todo el mundo espera que yo tenga respuestas. Kase, el vampiro que es tanto aterrador como reservado; Grant, un mago con mala actitud y mucho poder; Troy, el posesivo hombre lobo detective que vive en la casa de al lado; y Hunter, un chico malo misterioso que ni siquiera se acerca a ser humano.Es una carrera no solo contra el tiempo, sino contra todo para averiguar a dnde estn yendo los espritus, quién est detrs de todo y si puedo confiar en los hombres con los que ahora comparto la cama. Y todo por robar una tumba de nada...
LanguageEnglish
Release dateNov 9, 2021
ISBN9781802500745
Robos de tumbas y otras aficiones: (Grave Robbing and Other Hobbies)
Author

Jayce Carter

Jayce Carter lives in Southern California with her husband and two spawns. She originally wanted to take over the world but realized that would require wearing pants. This led her to choosing writing, a completely pants-free occupation. She has a fear of heights yet rock climbs for fun and enjoys making up excuses for not going out and socializing.

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    Book preview

    Robos de tumbas y otras aficiones - Jayce Carter

    Totally Bound Publishing books by Jayce Carter

    The Omega’s Alphas

    Owned by the Alphas

    Shared by the Alphas

    Saved by the Alphas

    Protected by Her Alphas

    Caught by Her Alphas

    Tamed by the Alphas

    Claimed by the Alphas

    Exposed by Her Alphas

    Trained by the Alphas

    Reclaimed by Her Alphas

    Ready or Not

    Fake It ‘til You Make It

    Opposites Attract

    Third Time Lucky

    Enemies Closer

    Grave Concerns

    Grave Robbing and Other Hobbies

    Hell Raising and Other Pastimes

    Saving the World and Other Bad Ideas

    Collections

    Sun, Sea and Sinful Delights

    Preocupaciones profundas

    ROBOS DE TUMBAS Y OTRAS AFICIONES

    JAYCE CARTER

    Robos de tumbas y otras aficiones

    Titulo original: Grave Robbing and Other Hobbies

    ISBN # 978-1-80250-074-5

    ©Copyright: Jayce Carter 2021

    Traducción ©Copyright: Laura Bailo 2021

    Diseño de portada ©Copyright Louisa Maggio 2021

    Diseño interior Claire Siemaszkiewicz

    Publicado por Totally Bound Publishing

    Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, lugares y sucesos son producto de la imaginación del autor o se usan de forma ficticia. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, establecimientos, eventos o lugares es una coincidencia.

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida en ningún medio material, ya sea mediante impresión, fotocopias, escaneado o cualquier otro método sin el permiso por escrito de la editorial, Totally Bound Publishing.

    Las solicitudes deberán enviarse en primer lugar por escrito a Totally Bound Publishing. Acciones no autorizadas o prohibidas en relación con esta publicación pueden resultar en procesos civiles o penales.

    El autor y la ilustradora han ejercido su derecho a ser identificados como el autor de este libro y la ilustradora de portada.

    Primera edición: 2021 por Totally Bound Publishing, Reino Unido

    Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, escaneada o distribuida en medio electrónico o impreso sin permiso. Por favor no participes o animes a la piratería de materiales registrados violando los derechos de los autores. Compra solo copias autorizadas.

    Totally Bound Publishing es un sello de Totally Entwined Group Limited.

    Si has comprado este libro sin portada deberías saber que se trata de propiedad robada. Se declaró como «no vendido y destruido» a la editorial y ni el autor ni la editorial han recibido pago por este libro.

    Preocupaciones profundas

    Fantasmas, cadáveres y cuatro hombres atractivos… ¿qué puede hacer una chica?

    Abandonada a los tres años (¿qué padres quieren una hija que ve fantasmas?), aprendí que el mundo castiga rápido a los inadaptados. Intento con todas mis fuerzas ser una humana normal y aburrida, pero la llamada de lo sobrenatural no puede ignorarse.

    Cuando un desconocido se presenta en mi casa en mitad de la noche, no es un encuentro sexy. En lugar de eso tengo que ir a un cementerio a desenterrar a una víctima de asesinato por la exigencia del coven local de vampiros. Y ese pequeño delito es solo el principio.

    El espíritu de la mujer ha desaparecido (algo que debería ser imposible) y todo el mundo espera que yo tenga respuestas. Kase, el vampiro que es tanto aterrador como reservado; Grant, un mago con mala actitud y mucho poder; Troy, el posesivo hombre lobo detective que vive en la casa de al lado; y Hunter, un chico malo misterioso que ni siquiera se acerca a ser humano.

    Es una carrera no solo contra el tiempo, sino contra todo para averiguar a dónde están yendo los espíritus, quién está detrás de todo y si puedo confiar en los hombres con los que ahora comparto la cama.

    Y todo por robar una tumba de nada…

    Dedicatoria

    Para Rebecca, mi increíble editora, que arregla mis desaguisados y me dice que usar la palabra polla 123 veces en una historia es demasiado.

    Evitas que parezca una idiota y nunca le dices a nadie que no sé cómo usar las comas.

    Gracias.

    Capítulo uno

    Ojalá ver un cuerpo flotante prácticamente sin cabeza a las tres de la mañana fuera algo inusual para mí, pero aquella era la cuarta vez que ese en concreto me había visitado en el mismo número de semanas.

    Gruñí después de mirar el reloj. Por lo menos es puntual.

    —¡Véngame! —ordenó la aparición con una voz fantasmal exagerada.

    Me incorporé para lanzarle una mirada irritada.

    —No me vengas con esa mierda siniestra, Melinda. No soy una niña que intenta hablar con fantasmas en una fiesta de pijamas.

    El espíritu titiló antes de cruzar los brazos y devolverme la mirada irritada. Los fantasmas tienen una actitud horrible.

    —Si hubieras hecho lo que quería la primera vez que te lo pedí no tendría que seguir molestándote.

    —Quieres que mate a un adolescente.

    —Él me mató a mí. ¿Cómo puedes decirme que no es una reacción justa?

    —Te saltaste un semáforo en rojo porque estabas intentando mezclar tu macchiato de caramelo mientras te quejabas de que el camarero no lo había preparado de la forma adecuada. No puedes culparle por eso.

    Frunció los labios como si hubiera dejado escapar un suspiro enorme, pero, al ser incorpórea, no salió nada de aire.

    —Si él no hubiera estado conduciendo, no habría pasado nada. ¿No es este tu trabajo? ¿Arreglar las cosas? Te dieron este don por una razón.

    —No tengo ni idea de por qué me dieron este «don», pero sé que no voy a usarlo para asesinar adolescentes inocentes.

    —¿Puedo hablar con alguien que esté por encima de ti? ¿Tu jefe o algo?

    Gruñí y me froté los ojos mientras quedaba claro que no iba a poder volver a dormirme pronto.

    —¿En serio acabas de pedir hablar con mi supervisor? Mira, si puedes encontrar a quien sea que sea responsable de mí, ve y habla con él. Y mientras lo haces, dile que me gustaría dimitir.

    Melinda me apuntó con un dedo huesudo.

    —¿Sabes quién soy?

    —Alguien que lleva cuatro semanas sin dejarme dormir.

    —Y seguiré haciéndolo hasta que aceptes ayudarme.

    Era una buena amenaza en lo que a amenazas se refería. La mayoría de los fantasmas intentaban asustarme para que hiciera lo que querían, pero cuando alguien había visto tanto como yo, esas tácticas no funcionaban. Lo peor que podía hacer una aparición era molestarme hasta que perdiera su lazo con este mundo y se fuera al más allá. Un poltergeist podía hacer algo de daño, pero afortunadamente había pocos.

    La silueta de Melinda ya había perdido definición. Se había apagado hasta ser más un centelleo que una imagen clara. En otra semana, a lo mejor en dos, se convertiría en un suspiro antes de dejar de existir.

    —Y seguiré ignorándote hasta que ya no estés en este mundo.

    Soltó un resoplido de autoridad.

    —¡Mírame! No puedo creerme que esté aquí sentada siendo ignorada por una chica bajita y desaliñada con el pelo horrible.

    Pensé en decirle que normalmente no tenía el pelo tan salvaje, pero que era lo que pasaba cuando alguien me despertaba a mitad de la noche.

    —Tienes que reconciliarte con lo que pasó —le dije mientras me daba la vuelta y le daba la espalda—. Porque yo no voy a ayudarte.

    La cama no se hundió, pero una sensación eléctrica que quería decir que estaba cerca me recorrió la espalda.

    —Se suponía que no tenía que pasar así —susurró sin la seguridad de antes—. No se suponía que yo iba a morir así.

    —Siempre pasa lo mismo. Todo el mundo piensa que su muerte será algún gran sacrificio, algo noble, pero no es así.

    —Harrison ya está viviendo con su amante en nuestra casa.

    Vale, yo no era completamente insensible, porque eso hizo que me diera una punzada de dolor en el pecho. Estar muerta era un aso, de eso estaba segura. Pero ¿que se olvidaran de ti tan rápido? ¿Que te reemplazaran? Mucho peor.

    —El mundo sigue girando. Si he aprendido algo, es que no importa lo que pase, no importa quién muera o cómo, el mundo no se detiene por ninguno de nosotros.

    —¿Entonces qué importa? ¿Por qué importa nada si, tan pronto como nos vamos, todo desaparece?

    Me acurruqué en la calidez de la cama sin estar segura de qué decirle. Ella quería que la tranquilizara. Quería que le dijera que había algún gran plan, que al final del día todo tenía sentido. Me hubiera encantado decirle eso porque me encantaría oírlo… me encantaría creérmelo.

    La realidad era que pese a haberme pasado la vida rodeada de muerte, no tenía una sabiduría impactante al respecto. No sabía por qué estábamos allí, o cuál era el gran propósito, o por qué nada de aquello significaba algo.

    En lugar de eso, le dije lo único que podía decirle.

    —Acéptalo, Melinda, porque no querrás acabar donde irás si no lo haces.

    Gimió con el grito de un alma que pocos podían oír e incluso menos podían sobrevivir. Hizo que me sintiera como si me fueran a sangrar los oídos, así que cogí los auriculares y puse la música alta para dejar de oírlo.

    Se iría pronto, solo se quedaba durante unos veinte minutos. Yo llevaba haciendo eso el tiempo suficiente como para saber quiénes cruzarían al otro lado y quiénes se quedarían atrapados. ¿Y Melinda?

    Se quedaría atrapada. Se aferraría e intentaría negociar hasta el último minuto, cuando se desvanecería y acabaría en el purgatorio. Ni siquiera a mí me gustaba pensar en ello, en el lugar que había visto un puñado de veces y que hacía que sintiera un terror insistente e insidioso.

    El bajo grave y la batería rítmica ahogaron el gemido y volví a dormirme. Por fin.

    * * * *

    Unos golpes en la puerta a las diez de la noche me hicieron rechinar los dientes.

    ¿En serio? ¿Ayer me despierta Melinda y ahora esto?

    ¿Tenía el universo algo en contra de que pudiera dormir?

    Fuera quien fuera, no podría culparme por lo que hiciera. Incluso si era el stripper más guapo que había visto nunca, le diría que se llevara el tanga a casa y me dejara descansar.

    Las pollas estaban bien y eso, pero, a los treinta y cinco años, me había dado cuenta de que dormir era más importante. Encontrar una polla dispuesta era mucho más fácil que conseguir dormir ocho horas en una noche.

    Cuando abrí la puerta había un hombre de pelo oscuro allí de pie, con un traje impecable y los brazos cruzados a la espalda como si fuera una especie de príncipe.

    Me costó un momento darme cuenta de que le había visto antes. Nunca habíamos hablado, pero había estado en la misma tiendecita de ocultismo que yo. Dudaba que él se hubiera fijado en mí, yo no solía ser el tipo de persona por la que otros pasan tiempo preocupándose. Las puntas afiladas de sus colmillos también me dijeron exactamente qué era.

    —¿Ava Harlin? —dijo con voz tranquila y cuidadosa, haciendo que mi nombre fuera una pregunta. ¿A lo mejor no se acordaba de que me había visto antes?—. Me llamo Kase, y he venido en nombre de Lord Raymond Colter.

    Entonces me di cuenta de que mi noche iba a volverse mucho peor, porque Raymond Colter lideraba el coven local de vampiros.

    Había evitado la mayor parte del mundo sobrenatural moviéndome por las afueras como un ratón que evita una trampa. Otros como yo (aquellos que caminaban entre lo humano y lo sobrenatural) tenían tendencia a saltar directos a un mundo para el que no estaban preparados. Que los humanos jugaran a los juegos de los inmortales nunca salía bien para los primeros.

    Terminaban muertos, y ese era un destino que yo preferiría evitar durante tanto tiempo como fuera posible.

    —¿Qué quiere exactamente?

    Kase arqueó una ceja perfectamente delineada.

    —Eso no me corresponde a mí preguntarlo, y sugiero que tú tampoco lo hagas. Todo lo que sé es que me ha enviado a recogerte.

    Gruñí y deseé que volviera Melinda. No era una gran compañía, pero tenía que ser mejor que los vampiros. Los pocos con los que me había encontrado siempre habían sido aburridos insufribles que se creían demasiado buenos.

    —Deja que me vista —murmuré. En general, discutir con vampiros era mala idea.

    —No hay tiempo.

    Hice un gesto con la mano apuntándome a mí misma: llevaba una bata suave y rosa con dibujos de penes sobre unos pantalones cortos y una camiseta de tirantes, ambos con un eslogan que bromeaba sobre que los libros eran mejores que los chicos.

    —No conozco bien la etiqueta vampírica, pero creo que puede que este no sea el mejor conjunto para conocer a la realeza, ¿no crees?

    Kase pasó la vista por mi cuerpo de forma impasible, con una expresión tan desinteresada que era ofensiva. Sí, follarme a un hombre muerto no era mi idea de pasar un buen rato, pero al menos podía mirarme como si fuera un poco más apetecible que un pedazo de carne pasada.

    Aunque, al mismo tiempo… Usar la palabra «apetecible» al hablar de un vampiro probablemente era una pobre elección.

    —No le importará. Dejó claro que el tiempo es oro, así que por aquí. —Kase apuntó con la mano a un coche oscuro aparcado frente a mi casa en el que había otra persona en el asiento del conductor.

    No había forma de negarme, ¿verdad? Estaba bastante segura de que, si intentaba algo más, acabaría atada y amordazada y, aunque eso podría ser increíblemente divertido en mis días libres, no pensaba que ese vampiro fuera fan de las palabras de seguridad.

    Así que, en lugar de protestar más, le seguí.

    Se sentó delante con el conductor, lo que me dejó sola en los asientos traseros.

    En el interior del vehículo se oían unos suspiros atenuados y me esforcé por ignorarlos. Eran ecos de los fantasmas que seguían a los vampiros. Cuando todavía había sido joven y había estado llena de optimismo, había pensado que eran los suspiros de las almas de los propios vampiros. Al final me había dado cuenta de la verdad: eran los suspiros de sus víctimas. No entendía por qué esos suspiros nunca desaparecían. Simplemente continuaban sumando hasta convertirse en un coro que seguía al vampiro a todas partes, aunque solo podía oírlo yo.

    La presencia de tantos suspiros en el coche me dijo que los dos vampiros de los asientos delanteros no eran vampiros en los que confiar. Como si se pudiera confiar en algo que se alimenta de humanos. Le daría la espalda más gratamente a un tigre come hombres que a un vampiro.

    El viaje no fue largo, y los tramos vacíos de carretera durante la noche árida me recordaron lo aislado que estaba el desierto. Nunca le había visto mucho sentido a que tantos vampiros decidieran asentarse en un lugar con tanto sol y calor, pero, por otro lado, nadie me había preguntado mi opinión.

    El coche pasó a través de unas grandes puertas de hierro y la casa que apareció ante nosotros estaba completamente fuera de lugar en la zona. En lugar del estilo español (con paredes de estuco y tejados de arcilla), esa casa era una antigua mansión victoriana con tejados puntiagudos y ventanas ovaladas en la parte superior. En la parte delantera había un gran porche con la madera envejecida como si el lugar llevara siglos allí.

    A lo mejor los llevaba. ¿Quién sabía la verdad en lo que respectaba a los inmortales?

    Kase me abrió la puerta e ignoré la forma en la que las piedrecillas de la entrada se me clavaban en la suela de las zapatillas de estar por casa. Puede que mi conjunto absurdo me hubiera preocupado, pero parecer débil y ridícula tenía sus ventajas.

    Era fácil hacer el papel de médium cuando tenía que hacerlo, fingir que mis habilidades eran las mismas que las de las adivinas de las ferias y las amas de casa que vendían pociones de amor a la vez que leggins. También era más seguro, porque a esas personas nunca las veían como a una amenaza. Puede que no supiera exactamente qué era yo, pero no necesitaba que nadie se interesara por ello, o por mí.

    En el interior de la casa un hombre joven se ofreció a cogerme la bata como si se tratara de un abrigo.

    Mantenerme tapada parecía una buena idea, así que le rechacé con un gesto de la mano. No había ninguna razón para que entrar a una estancia llena de bebedores de sangre con el aspecto de un bufé.

    Seguí a Kase no escaleras arriba, sino abajo. Bajo la planta calle, la ya impresionante mansión se extendía en más habitaciones y áreas de las que podía contar.

    Aunque tenía sentido. Estar bajo tierra les ayudaba a conducir sus negocios incluso durante las horas del día y reducía la oportunidad de un ataque o de peligro. Tenía que ser un asco saber que solo había una cortina entre alguien y un final abrasador.

    Tras pasar por el último juego de puertas (dos grandes puertas de suelo a techo adornadas con oro y joyas) llegamos a un lugar que me hizo replanteármelo todo.

    Había vampiros en pie a ambos lados de un pasillo central. El suelo era de una piedra negra brillante excepto por esa línea central de baldosas rojas. Y al final del pasillo había varios asientos en diferentes niveles sobre un escenario. La mayoría estaban en un nivel más bajo y en el nivel superior había solo una, con el aspecto de un trono.

    Unas sombras densas se retorcían alrededor del asiento, como si una capa de oscuridad viva rodeara la silla. Pude sentir algo que provenía de esas sombras, pero no fui capaz de determinar qué eran. Si alguna vez habían sido espíritus, había sido hacía tanto tiempo que no eran más que destellos de lo que habían sido.

    ¿Y en el trono? Un vampiro que hacía que me picara todo y me sonaran las alarmas como las de un coche viejo cuyo dueño esperaba que siguiera moviéndose. Tenía el pelo largo, liso y negro y la piel oscura. Me miró a los ojos con los suyos, enrojecidos, de mirada plana y vacía.

    Cuanto más envejecía un vampiro, menos parecía y actuaba como un humano. Era como si olvidaran cómo ser humanos. Todo aquello podía verse en la quietud absoluta del que estaba sentado en el trono, en el modo en que ni siquiera parpadeaba.

    —¿Señorita Harlin?

    Tragué saliva y asentí. Toda esa idea de no mostrar miedo ante los depredadores parecía un buen consejo hasta que me encontré enfrentándome a uno.

    —Gracias por venir. Deseo contratarla.

    Eso… Eso no era lo que había esperado.

    Intenté hacerme la tonta, fingir que estábamos hablando de mi trabajo aburrido vendiendo seguros de vida.

    —Me temo que no hago pólizas para los no muertos dado que realmente no… no mueren.

    Colter inclinó la cabeza, como si no estuviera acostumbrado a tener que decirle algo a alguien dos veces. Por otro lado, como líder del coven, probablemente nunca tenía que hacerlo.

    —Necesito sus otras habilidades.

    Mierda. Supuse que eso respondía a la pregunta de cuánto sabían sobre mí. Pensaba que había mantenido esa parte de mi persona oculta, pero, claramente, no lo había hecho lo bastante bien.

    —¿Qué necesita?

    —Necesito que hables con el espíritu de alguien que ha fallecido recientemente.

    No era una tarea difícil y tampoco era una petición inusual para aquellos que conocían mis poderes. Pero…

    —No puedo hablar con vampiros que han muerto. —Fruncí el ceño—. Quiero decir, muerto de verdad. Como… más muertos que usted.

    Y aquel no era el mejor ejemplo de supervivencia que había oído nunca.

    Pero, si aquello había ofendido a Colter, no lo mostró.

    —No. No es un vampiro. —Bien. Lo último que necesitaba era tener que explicar que los vampiros ya no tienen alma y por eso no podía llamarlos. Ese era el tipo de cosas que podían ofenderles, y ofender quieres podían matarme era una estupidez. Para ser seres con una piel tan dura, había descubierto que los vampiros eran excepcionalmente sensibles—. Necesito que hables con alguien a quien ha matado un vampiro más recientemente.

    Menos bien.

    Arrastré las zapatillas peludas de estar por casa para ganar tiempo. Rechazar al líder de un coven de vampiros era una buena forma de malgastar todo ese esfuerzo que había hecho para mantenerme con vida, pero involucrarme en el lío de un vampiro que había estado matando gente, eso de «más recientemente» no era una buena forma de explicarlo, tampoco era una gran idea.

    —Las víctimas de asesinato son notoriamente complicadas de llamar… —empecé, intentando que el tono de mi voz fuera lo más parecido a un «oh, ojalá pudiera de verdad» que pude.

    Los ojos de Colter brillaron de color rojo, con el borde expandiéndose hasta que todo el iris se volvió de color rubí y brillante.

    —Harás lo que te pido, y te pagaré bien por tu tiempo. Si te niegas, tendrás suerte si una médium puede encontrar lo que queda de tu alma cuando acabemos contigo. Ahora, vamos a intentarlo de nuevo. Tengo un trabajo para ti.

    Tragué saliva con dificultad con la garganta totalmente seca. En realidad, solo había una respuesta posible.

    Sonreí con una emoción que no podía sentir y me metí las manos en los bolsillos de la bata de penes.

    —Suena genial. Dame una pala y apunta hacia donde está el cadáver.

    Ojalá menos de mis noches involucraran robos de tumbas.

    Capítulo dos

    El barro húmedo y frío me empapaba las zapatillas.

    —No pensaba que las médiums necesitaran acceso a un cuerpo para trabajar. —Kase estaba apoyado contra el lateral de un coche mientras observaba como algunos de sus asociados volver a cavar una tumba que habían cavado inicialmente a toda prisa. No estábamos en un cementerio. Nadie le había dado descanso al cuerpo de forma oficial.

    —Bueno, la mayoría solo hacen pruebas. Cogen algo con lo que la persona tenía una conexión y esperan que un eco se presente. Colter no parece del tipo que acepta «no se ha presentado» como explicación.

    —Eso es cierto. No se toma el fracaso a la ligera. —Kase me miró por el rabillo del ojo—. Esa ha sido una forma inteligente de no tener que explicar por qué tú haces las cosas de forma diferente.

    El cabrón sabía cómo hacer preguntas sin preguntar directamente. Menos mal que a mí se me daba genial contestar sin dar información.

    En la oscuridad iluminada únicamente por las luces del coche, Kase parecía incluso más oscuro que antes. Tenía el pelo echado hacia atrás y engominado con algo que le daba brillo. El traje le quedaba perfectamente, haciéndole parecer alguien pulcro y poderoso.

    —Todo el mundo es diferente —respondí.

    Incluso aunque quisiera explicárselo todo, lo que sería un error fatal, no tenía ni idea de qué era diferente para mí. ¿Por qué no hacía las cosas como las hacían otras médiums? ¿Qué me hacía diferente?

    Llevaba toda la

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