La buena letra
4/5
()
About this ebook
Ana le cuenta a su hijo fragmentos de una vida de pequeñas miserias con las que se han tejido las relaciones personales y familiares. Sus palabras se convierten, por tanto, en duro legado para una nueva generación que quiere levantarse sobre la inocencia. La buena letra renuncia a narrar los grandes acontecimientos históricos para poner su foco de atención en lo íntimo y cotidiano, en el conjunto de gestos y silencios que marcan las vidas de unos personajes heridos por la traición y la deslealtad; los deseos frustrados y la desesperanza de un sufrimiento inútil en la medida en que sólo sirve para alimentar la voracidad de otros.
Con este material, en el que tiene más peso lo que se intuye que lo que explícitamente se narra, La buena letra se convierte en deudora de la concepción balzaquiana según la cual la novela es la historia privada de las naciones y consigue descubrir los mecanismos que funcionan como silencioso motor de la historia, en cuyo devenir toda generación se levanta sobre las cenizas de otra y cada vez que el poder cambia de manos lo hace bajo el signo de la traición y de un sufrimiento que, siendo inútil, es también una forma descarnada de lucidez, de sabiduría. Chirbes maneja una voz que es emocionado espejo de la vida y, al mismo tiempo, construcción de un nuevo código desde el que leer el ayer convirtiéndolo en desolación de hoy.
«Chirbes profundiza en la dimensión filosófica de la literatura, vuelve a poner en danza el trinomio de la literatura mundial -el amor, el sufrimiento y la muerte-. Ha escrito una obra maestra» (T. Paprotny, Hamburger Abendblatt).
«Novela dura, cualquier cosa menos "bella", demuestra de nuevo que Rafael Chirbes es uno de los escritores más serios en nuestro país en tiempos recientes» (Javier Alfaya, El Mundo).
«La impresión más sólida que produce la lectura de La buena letra es su convincente necesidad» (Francisco Solano).
«Una voz original y fuerte... Hay que decir de entrada que Rafael Chirbes, con estas dos novelas, La buena letra y Los disparos del cazador, se ha situado entre los mejores novelistas españoles contemporáneos» (Martine Silber, Le Monde).
Rafael Chirbes
Rafael Chirbes (Tavernes de la Valldigna, 1949-2015) es autor de Mediterráneos, El novelista perplejo, El año que nevó en Valencia, El viajero sedentario, Por cuenta propia y las novelas Mimoun: «Hermosa e inquietante» (Carmen Martín Gaite); «Chirbes ha sabido inventar una nueva voz» (Álvaro Pombo); La buena letra: «Obra maestra» (Hamburger Abendblatt); Los disparos del cazador: «Entre los mejores novelistas contemporáneos» (M. Silber, Le Monde); La larga marcha: «Extraordinario» (Antonio Muñoz Molina); «El libro que necesitaba Europa» (Marcel Reich-Ranicki); La caída de Madrid (Premio de la Crítica Valenciana): «Gran novela» (J. E. Ayala-Dip, El País); «Acredita una maestría de escritor y un instinto idiomático que lo sitúan en un nivel artístico superior» (Ricardo Senabre, El Cultural); Los viejos amigos (Premio Cálamo): «Uno de los narradores españoles serios e importantes» (Santos Sanz Villanueva, El Mundo); Crematorio (Premio de la Crítica, Premio de la Crítica Valenciana, Premio Cálamo, Premio Dulce Chacón y con una adaptación televisiva de gran éxito): «Una novela excelente, la mejor de Chirbes y una de las mejores de la literatura española en lo que va de siglo» (Ángel Basanta, El Mundo); En la orilla (Premio Nacional de Narrativa, Premio de la Crítica, Premio de la Crítica Valenciana, Premio Francisco Umbral, Premio ICON al Pensamiento): «Poderosísima» (J. A. Masoliver Ródenas, La Vanguardia); «El cronista moral de la realidad española reciente» (J. M. Pozuelo Yvancos, ABC); «Un autor imprescindible» (Ricardo Menéndez Salmón); y Paris-Austerlitz: «Soberbia... Chirbes se nos muestra en estado de gracia» (Carlos Zanón, El País).
Read more from Rafael Chirbes
Related to La buena letra
Titles in the series (100)
La anguila Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsHipotermia Rating: 4 out of 5 stars4/5Estela del fuego que se aleja Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsRating Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsDemonios íntimos Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsLa enfermedad Rating: 4 out of 5 stars4/5Providence Rating: 4 out of 5 stars4/5El camino de Ida Rating: 4 out of 5 stars4/5Arrecife Rating: 3 out of 5 stars3/5Antagonía Rating: 4 out of 5 stars4/5Y el cielo era una bestia Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsDespués del invierno Rating: 4 out of 5 stars4/5La previa muerte del lugarteniente Aloof Rating: 3 out of 5 stars3/5Decencia Rating: 4 out of 5 stars4/5Dándole pena a la tristeza Rating: 1 out of 5 stars1/5Los ojos del huracán Rating: 4 out of 5 stars4/5La misma ciudad Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsCompañeras de viaje Rating: 3 out of 5 stars3/5Intento de escapada Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsA la vista Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsVidas perpendiculares Rating: 4 out of 5 stars4/5Mi amor en vano Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsRecursos humanos Rating: 4 out of 5 stars4/5Formas de volver a casa Rating: 4 out of 5 stars4/5El invitado amargo Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsLos mejores cuentos Rating: 3 out of 5 stars3/5Los girasoles ciegos Rating: 4 out of 5 stars4/5El hombre que vendió su propia cama Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsCasi nunca Rating: 3 out of 5 stars3/5Los Living Rating: 5 out of 5 stars5/5
Related ebooks
Bienvenidos a América Rating: 5 out of 5 stars5/5Un futuro anterior Rating: 3 out of 5 stars3/5El dios de las pequeñas cosas Rating: 4 out of 5 stars4/5Los infinitos Rating: 4 out of 5 stars4/5La lluvia antes de caer Rating: 4 out of 5 stars4/5Oso Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsEl mundo después del cumpleaños Rating: 4 out of 5 stars4/5Tinta simpática Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsDel color de la leche Rating: 5 out of 5 stars5/5Cáscara de nuez Rating: 4 out of 5 stars4/5La lección de anatomía Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsOtoño Rating: 5 out of 5 stars5/5Expiación Rating: 4 out of 5 stars4/5La puerta de los ángeles Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsFacendera Rating: 4 out of 5 stars4/5El bigote Rating: 4 out of 5 stars4/5Mar de fondo Rating: 4 out of 5 stars4/5La nostalgia de la Mujer Anfibio Rating: 5 out of 5 stars5/5Los optimistas Rating: 3 out of 5 stars3/5Cara de pan Rating: 4 out of 5 stars4/5La guardia Rating: 4 out of 5 stars4/5Hambre Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsLa celda de cristal Rating: 4 out of 5 stars4/5Un incendio invisible Rating: 4 out of 5 stars4/5El original de Laura: (Morir es divertido) Rating: 3 out of 5 stars3/5La vecina de arriba Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsAmsterdam Rating: 3 out of 5 stars3/5Compañeras de viaje Rating: 3 out of 5 stars3/5Ausencio Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsLimónov Rating: 4 out of 5 stars4/5
Family Life For You
Orgullo y prejuicio: Clásicos de la literatura Rating: 4 out of 5 stars4/5La casa de los espíritus de Isabel Allende (Guía de lectura): Resumen y análisis completo Rating: 3 out of 5 stars3/5Un cuento triste no tan triste Rating: 5 out of 5 stars5/5Don Quijote de la Mancha Rating: 5 out of 5 stars5/5Un día agarro la puerta y me voy Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsDominar el Juego Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsComo ser un estoico Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsTinnitus (3 horas de vida) Rating: 5 out of 5 stars5/5Descalabrados: ¿Qué harías si las personas que más amas te traicionan? Rating: 4 out of 5 stars4/5Casa de muñecas: Clásicos de la literatura Rating: 4 out of 5 stars4/5Coronada Por El Amor Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsAsesinatos en familia Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsEl hilo escarlata Rating: 5 out of 5 stars5/5Madame Bovary: Clásicos de la literatura Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsFortuna Rating: 5 out of 5 stars5/5El hijo de redención Rating: 5 out of 5 stars5/5Vencedor Rating: 5 out of 5 stars5/5La palabra que vale por diez mil Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsDon Nieve Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsDiecinueve minutos (Nineteen Minutes: Novela Rating: 4 out of 5 stars4/5Azami: El club de Mitsuko Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsY el shofar sonó Rating: 5 out of 5 stars5/5Secretos de familia Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsLos divagantes Rating: 4 out of 5 stars4/5Ataúdes vacíos: Relatos oscuros en un universo perturbador Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsLas cosas que no nos dijimos Rating: 4 out of 5 stars4/5La encomienda Rating: 4 out of 5 stars4/5El jardín de Leota Rating: 4 out of 5 stars4/5Literatura infantil Rating: 4 out of 5 stars4/5David Copperfield: Clásicos de la literatura Rating: 0 out of 5 stars0 ratings
Reviews for La buena letra
26 ratings1 review
- Rating: 4 out of 5 stars4/5This innocent-looking novella sneaks up on you with an almost Balzac-like punch. It's a monologue, split up into very short chapters, addressed by Ana to her son, and looking back on her life since the end of the Civil War. At the heart of the story is Ana's difficult relationship with her sister-in-law Isabella and the psychological scars that the war has left on both of them, which Ana explores in depth as she digs back into her memories, but without ever generalising: everything is very local, domestic, even claustrophobic. Ana is strictly working-class; Isabella has been servant to a middle-class family and is socially-ambitious, as symbolised by her elegant handwriting ("b's and l's like the masts of sailing ships") and her habit of recording her thoughts in a diary, even when nothing has happened (the buena letra of the title can refer equally well to either handwriting or literature). Chirbes lets us do any generalising ourselves: he wants us to see that time doesn't necessarily heal wounds, that injustices have a way of growing and deepening, and that when death intervenes it does so cruelly and irreversibly, not poetically.Chirbes explains in an introductory note to the 2000 edition that he has removed a final chapter included in the original version that provided some sort of resolution to the story. With hindsight, he sees this as mere "voluntarismo literario", the author imposing his will on the text for the sake of convention. Presumably there's a bit more going on here as well: the external circumstances of the author's early life seem to match those of the story quite closely, so there is likely to be at least an element of his own mother's story in the character of Ana.A lovely study of a working-class woman of the generation whose husbands fought in the Civil War, but quite an emotionally demanding read.
Book preview
La buena letra - Rafael Chirbes
Índice
Portada
Nota a la edición de 2000
La buena letra
Créditos
A mis sombras
NOTA A LA EDICIÓN DE 2000
El lector que conozca anteriores ediciones de La buena letra descubrirá que a esta que ahora tiene entre las manos le falta el último capítulo. No se trata de un error de la casa editorial, como alguien podría llegar a pensar, sino de un arrepentimiento del autor, o, mejor aún, de la liberación de un peso que el autor ha arrastrado desde que se publicó el libro y del que ya se ha librado en alguna versión extranjera. Intentaré explicar aquí por qué he sentido esas dos páginas como un peso y su desaparición como una liberación.
Cuando escribí el libro, me pareció que, por respeto al lector, al final de la novela debía devolverlo al presente narrativo del que lo había hecho partir, y, por ello, puse, casi a modo de epílogo, ese capítulo que aparecía en las anteriores ediciones, y en el que las dos cuñadas –Ana e Isabel– volvían a encontrarse tantos años después. Había algo de voluntarismo literario en tal propósito, cierto criterio de circularidad, un concepto que se manifiesta en numerosas obras, a veces con escasa justificación. Pasado el tiempo, me pareció que el libro no necesitaba de ninguna circularidad consoladora y que al haber añadido ese final había cometido un error de sintaxis narrativa, más grave aún por la filosofía que venía a expresar, y que no era otra que la de que el tiempo acaba ejerciendo cierta forma de justicia, o, por decirlo de otro modo, acaba poniendo las cosas en su sitio. De la blandura literaria emanaba, como no podía ser menos, cierto consuelo existencial.
Si cuando escribí La buena letra no acababa de sentirme cómodo con esa idea de justicia del tiempo que parecía surgir del libro, hoy, diez años más tarde, me parece una filosofía inaceptable, por engañosa. El paso de una nueva década ha venido a cerciorarme de que no es misión del tiempo corregir injusticias, sino más bien hacerlas más profundas. Por eso, quiero librar al lector de la falacia de esa esperanza y dejarlo compartiendo con la protagonista Ana su propia rebeldía y desesperación, que, al cabo, son también las del autor.
Hoy ha comido en casa y, a la hora del postre, me ha preguntado si aún recuerdo las tardes en que tu padre y tu tío se iban al fútbol y yo le preparaba a ella una taza de achicoria. He pensado que sí, que después de cincuenta años aún me hacen daño aquellas tardes. No he podido librarme de su tristeza.
Mientras los hombres se ponían las chaquetas y se peinaban ante el espejito del recibidor, ella se quejaba porque no la dejaban acompañarlos. Tu tío me guiñaba un ojo por encima de su hombro cuando le decía: «Te imaginas qué efecto puede hacer una mujer entre tantos hombres. Esto no es Londres, cielo. Aquí las mujeres se quedan en casa.» Y a ella se le saltaban las lágrimas con un rencor que, en cuanto pudo, nos obligó a pagar.
Siempre tuvo una idea de la vida muy diferente de la nuestra. Quizá la aprendió en Inglaterra, con la familia elegante con la que había convivido durante varios años. Desde el principio habló y se comportó de un modo ajeno. Llamaba a tu tío «vida mía» y «corazón mío», en vez de llamarlo por su nombre. Eso, que ahora puede parecer normal, por entonces resultaba extravagante. Pero él estaba contento de poder mostrar que se había casado con una mujer que no era como las demás y que salía a recibirlo dando grititos, o se escondía detrás de la puerta en cuanto le oía llegar, como para darle una sorpresa. Durante la comida, le acercaba la cuchara a la boca, como se hace con los niños pequeños, y a él no le daba vergüenza llamarla, incluso en público, «mamá».
A mí, las tardes de domingo me gustaba visitar a mi madre y luego me iba al cine con tu hermana, pero desde que llegó ella cada vez pude cumplir mis deseos con menos frecuencia. Se deprimía si se quedaba sola en casa y me pedía que le hiciese compañía. El cine le parecía una cosa chabacana. «Si fuera una obra de teatro», decía, «o un buen concierto, pero el cine, y con toda la gente del pueblo metida en ese local espantoso.» Y a continuación: «Quédese, quédese conmigo aquí, en casa, y nos hacemos compañía y oímos la radio.» Siempre me habló de usted, a pesar de que éramos tan jóvenes y, además, cuñadas.
Me veía obligada a privarme del cine para evitar que se quedara sola en casa y que luego, durante la cena, hubiese malas caras. Lo peor de esas tardes de domingo era que, después de que había conseguido que me quedara, fingía olvidarse de que estaba allí, a su lado, y, en vez de darme un poco de conversación, metía la nariz entre las páginas de un libro, y leía, o se quedaba dormida.
Sólo ya avanzada la tarde se acordaba de mí, cuando me pedía: «¿Y por qué no prepara usted un poco de achicoria y nos tomamos una tacita?» Nunca decía café, como piadosamente decíamos los demás, decía achicoria. Y yo, al oír esa palabra, prometía no volver a quedarme una tarde de domingo con ella. Me ahogaba en tristeza. Era la sospecha de algo evitable que iba a venir a hacernos tanto daño como nos habían hecho la miseria, la guerra y la muerte.
A mi abuelo le gustaba asustarme. Cada vez que iba a su casa, se escondía detrás de la puerta con una muñeca, y cuando yo, que sabía el juego, preguntaba: «¿Dónde está el abuelo?», aparecía de repente, me tiraba encima la muñeca, que era tan grande como yo, y se reía mientras me daba bofetadas con aquellas manos de trapo que me parecían horribles. Le agradaba verme enfadada y que luego buscase refugio en sus rodillas. «Pero si el abuelo está aquí, ¿qué te va a pasar, tontita?», me decía, y a mí ya no me daba miedo la muñeca tirada en la silla. «Tócala, si no hace nada», decía, y yo la tocaba. «Es de trapo.»
También me contaba la historia del marido que salía del baúl en que lo había escondido su mujer después de descuartizarlo y robarle el hígado. La mujer había cocinado el hígado y se lo había servido al amante, y el muerto volvía para recuperarlo. El efecto de ese cuento –su emoción– estaba en la lentitud con que el muerto bajaba los escalones que separaban el desván del comedor. «Ana, ya salgo del desván», anunciaba el muerto, y luego, sucesivamente, «Ana, ya estoy en el descansillo», «ya estoy en la primera planta», «ya estoy en el octavo escalón», «en el séptimo», «en el