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Queen. Su historia como no se había contado
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Queen. Su historia como no se había contado

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Ésta es una biografía palpitante como pocas. El lector sentirá que está presenciando en vivo la trayectoria de esta súper banda. Todo empezó en 1970, cuando el guitarrista Brian May y el baterista Roger Taylor solicitaban cantante para su grupo Smile. Entonces Freddie fue aceptado y luego sugirió que la banda se llamara Queen. Reconoció que la palabra tenía connotaciones homosexuales, pero añadió: “¿Qué? Todos los hombres poseemos un lado femenino”. El primer bajista fijo de Queen sería John Deacon, un estudiante de electrónica. La carrera del grupo se afianzó cuando trabajaron con Roy Thomas Baker, quien produciría muchos de los éxitos de la banda, entre ellos “Bohemian Rhapsody”. Y luego todo fue historia.
Curiosidades: ¿Sabían que la canción “Another One Bites The Dust”, que dio a Queen su primer número 1 en Estados Unidos, pudo haber sido un éxito de Michael Jackson, pero que él prefirió que los chicos se lucieran con ella; que Queen habló de amor entre ingleses y latinoamericanos cuando Gran Bretaña y Argentina estaban en guerra por la posesión de las Islas Malvinas; que un asesinato durante un concierto de Queen hizo que sus miembros consideraran la posibilidad de dejar de actuar en vivo?
En cuanto al asunto en que se menciona a Michael Jackson, aquí les contamos parte de la historia:
John Deacon, en “Another One Bites The Dust”, consiguió que el bajo fuera el instrumento estrella. Y como sucedió con George Harrison en The Beatles, se daba el caso de que un compositor menospreciado anteriormente, ahora demostrara que podía crear canciones tan buenas como las de los miembros que acostumbraban llevar la batuta en la banda. De hecho “Another One Bites The Dust” se convirtió pronto en uno de los más grandes éxitos de Queen: llegó al número uno en varios países, entre ellos Estados Unidos, donde ninguna de sus canciones había ocupado ese sitio, y en Gran Bretaña se ubicó por semanas en el segundo lugar. Lo curioso del caso es que cuando John presentó su pieza, se escucharon comentarios en contra. El perfil que se quería dar al álbum The Game, que originalmente se iba a llamar Play The Game, era de rock duro, y a los demás integrantes de la banda les parecía que el estilo de “Another One Bites The Dust” no sólo contrastaba con el resto del material, sino que además no tenía la calidad de las creaciones de Freddie o de Brian.
–Dejémosla fuera –dijo Roger Taylor–, no me gusta.
–Pero con los arreglos –replicó Freddie– quedará bien.
–Habrá que trabajar mucho –se quejó Brian.
De hecho, Deacon estaba tan entusiasmado con su composición que él mismo ejecutó los teclados y la guitarra de acompañamiento, además del bajo. El sencillo con esta pieza como titular apareció el 22 de agosto de 1980 y se convirtió en el más vendido de cuantos publicó la banda.
A Brian y Roger les chocó que la pieza se acercara al funk. De hecho, por esto se había originado la idea de dársela a Michael Jackson para que la grabara. Él agradeció la intención, pero diría, luego de escuchar a los muchachos ejecutarla en vivo:
–Vamos, ustedes serán unos dementes si no incluyen esta pieza en su próximo álbum.
Pero esta canción, una vez publicada, enfrentó otra controversia: se empezó a rumorar que al tocarla al revés se escuchaba una invitación a fumar mariguana, lo cual quedó desmentido puntualmente por los chicos y la compañía discográfica.
Los invito a leer la historia de Queen como nunca antes se ha contado.

LanguageEnglish
Release dateFeb 22, 2021
ISBN9781005114824
Queen. Su historia como no se había contado
Author

Sergio Gaspar Mosqueda

Nací en la Ciudad de México en 1967 y estudié la Licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas en la Universidad Nacional Autónoma de México, en donde obtuve la medalla Gabino Barreda. En el año 2000, creé y dirigí el proyecto de revista cultural El Perfil de la Raza, en cuyo consejo editorial figuraba Miguel León Portilla, entonces presidente de la Academia Mexicana de la Historia. Trabajo para diversas editoriales y he publicado 31 obras en papel con varias editoriales y 46 en Amazon, entre las que se hallan dos novelas, varios volúmenes de cuentos, leyendas, un poemario, biografías de músicos de rock, diversos libros sobre historia de México y cuadernos de trabajo de varias materias.Mi primer libro, la novela Una generación perdida, se publicó en la colección Voces de México, en la que figuraron autores mexicanos destacados, como Vicente Leñero, Emilio Carballido, Alejandro Licona, Luisa Josefina Hernández, Víctor Hugo Rascón Banda y Eusebio Ruvalcaba. El reconocido autor Juan Sánchez Andraka afirma en el prólogo de la primera edición: “Yo leí este libro. Más bien debo decir: Yo viví este libro. Debo agregar: Lo viví intensamente".Uno de mis libros más vendidos es Cuentos mexicanos de horror y misterio. Próximamente aparecerán en papel mis libros sobre 50 figuras del rock clásico, 50 importantes músicos del metal gótico y 50 figuras del K-pop.

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    Queen. Su historia como no se había contado - Sergio Gaspar Mosqueda

    Sergio Gaspar Mosqueda

    Queen

    Su historia como no se había contado

    Copyright 2022 Sergio Gaspar Mosqueda

    Edición de Smashwords

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    Este libro está disponible en forma impresa en la mayoría de los minoristas en línea.

    Diseño de portada: Sergio Gaspar Mosqueda

    México, marzo del 2022

    Este libro electrónico tiene licencia para su disfrute personal únicamente. Este libro electrónico no se puede revender ni regalar a otras personas. Si desea compartir este libro con otra persona, compre una copia adicional para cada destinatario. Si está leyendo este libro y no lo compró, o no lo compró para su uso exclusivo, vuelva a su distribuidor de libros electrónicos favorito y compre su propia copia. Gracias por respetar el arduo trabajo de este autor.

    Tabla de contenido

    El comienzo

    Una sonrisa, por favor

    Y se llamarían Queen

    Primera presentación como Queen

    La banda consigue un contrato de grabación

    El primer álbum

    Llega el ansiado reconocimiento

    En busca del escándalo

    A la conquista de Estados Unidos

    La consolidación con A Night at the Opera

    Cómo se hizo Rapsodia bohemia

    Amados por todo el mundo

    La espectacularidad en escena

    Rumores de caída de La Reina y su encuentro con los punks

    Más polémicas: jazz, ciclistas desnudas y música disco

    Jugando a su manera

    El espacio se calienta

    El grupo número uno

    La vida desordenada

    En busca de un milagro

    Larga vida a La Reina

    Sobre el autor

    Otras obras de Sergio Gaspar Mosqueda

    Conectar con Sergio Gaspar Mosqueda

    El comienzo

    Freddie Mercury fue sin duda alguna el centro y eje de una de las bandas de rock más famosas y talentosas de todos los tiempos. El verdadero nombre de quien fuera el cantautor y pianista de Queen era Farok Bomi Bulsara y gustaba de presumir a todo el mundo su origen persa. Nació el 5 de septiembre de 1946 en Stone Town, en la isla de Zanzíbar, en una época en que ésta era un protectorado de Inglaterra, por lo que esta nación europea nombraba a los gobernantes de esa zona, a los cuales se les designaba como residentes británicos. El inglés sigue siendo el idioma oficial de Zanzíbar, ahora región semiautónoma de Tanzania. Por estas razones la cultura de la Gran Bretaña estaba todo el tiempo a la vista de Farok Bulsara, habitante de aquella pequeña isla ubicada a buena distancia del este de África Central. Él desde niño admiraba lo que se hacía en la gran isla que sería cuna de dos de los monstruos sagrados del rock: The Beatles y The Rolling Stones, y soñaba con algún día viajar allí.

    Los padres de Farok practicaban el zoroastrismo, es decir, eran parsis. Esta religión pone énfasis en la responsabilidad que cada persona tiene de su vida.

    –Recuerda, Farok –le decía su padre Bomi Bulsara en cuanto había oportunidad para ello–, tú construyes tu propia vida por medio de las elecciones que tomas. Pero trata siempre de mantenerte cerca del bien, ir hacia el bien. Recuerda que quien actúa mal no puede encaminarse sino al dolor y al castigo, y de nadie habrá sido la culpa sino de él. Tú eres el responsable de tu éxito o fracaso.

    Jer, la madre de Farok había seguido al señor –quien era cajero de la Secretaría de Estado para las Colonias– desde la India Británica, en el Indostán, donde residían, hasta Zanzíbar, tiempo antes de dar a luz al pequeño, quien nació en el hospital Shangani Govt., pero Farok no estaría mucho tiempo en el seno familiar. Apenas tenía ocho años cuando debió trasladarse hasta la India para poder estudiar. Ahí se encargó de él su tía Sheroo Khory. Se le matriculó en la Escuela San Pedro, un internado en una región próxima a Bombay, y destacó tanto por su simpatía como por sus dotes naturales para la música. Pese a su timidez, se rodeó pronto de amigos y se ganó el aprecio y apoyo de varios profesores.

    –Necesito hablar con ese muchachito al que todos le dicen Freddie –dijo en una ocasión el decano de la institución educativa a su asistente.

    –Ah, sí, se refiere a Farok Bulsara. Iré a llamarlo.

    Asombrado, el jovencito escuchó al decano elogiar sus progresos en sus ejecuciones de piano.

    –Mira esas manos, Freddie, están hechas para el arte, no son manos rudas. Te brindaré el apoyo en tanto tú no disminuyas tu desempeño.

    –Gracias, señor.

    –¿Te gusta la música, eh? En nada pones tanto interés como en ella, si bien he escuchado que te esfuerzas cuanto puedes en todo lo demás.

    –Así es, señor.

    Y el tímido y sencillo chico recordó las palabras de su padre: Tú eres responsable de tu éxito o de tu fracaso.

    Al poco tiempo los padres de Farok recibieron una carta del decano para informarles que la colegiatura próximamente subiría.

    Ello implica que su hijo podrá tomar más horas de instrucción musical.

    Por supuesto, los amorosos progenitores estuvieron de acuerdo en seguirse esforzando por pagar las colegiaturas con tal de que su hijo pudiera explotar al máximo su talento.

    Otra de sus características era que, a pesar de su modo de proceder amable y hasta tierno, Freddie a veces se mostraba muy enérgico, entusiasta e incluso duro.

    –A veces no sé quién eres –le dijo algún compañero de clases.

    –Pues yo me considero un hombre que gusta de estar en los extremos. No puedo ser sólo blando o duro.

    –Deberías ser un poco más equilibrado.

    –¡No, amigo mío, eso no es para mí!

    –Vaya, sí que eres singular.

    Freddie sonrió ampliamente, como sabía hacerlo, con lo que sin querer cautivaba a más de una persona, entre ellas a su madre.

    Que Freddie gustaba de los extremos podía ser cierto, pero tan verdadero era que, a pesar de sus cambios de temperamento, nunca fue pedante ni mucho menos intencionadamente cruel con nadie. Esto y su talento musical lo harían brillar mundialmente con el paso del tiempo, y ganarse la admiración de estrellas como Mick Jagger, Robert Plant, Elton John, Paul McCartney, quien lo llamaría: El Rey Mercurio, o Roger Daltrey, que llegó a afirmar que Freddie derrochaba gracia y creatividad.

    Freddie siempre llevó una buena relación con su hermana Kashmira, varios años menor que él. Constantemente le demostró su afecto y gustaba de abrazarla.

    Poco después de cumplir diecisiete años, Farok regresó con sus padres a Zanzíbar, pero en enero de 1964 la familia Bulsara se vería obligada a hacer otro largo viaje: a Inglaterra, justo hacia el lugar que tanto admiraba Freddie, sobre todo después de ser educado muy a la inglesa en el colegio de San Pedro.

    La razón de este traslado, que resultó intempestivo, fue la lucha revolucionaria que se desató en Zanzíbar y que ponía en peligro a los miembros de la familia. El destino de los Bulsara fue la Avenida Gladston, en Feltham, un barrio obrero de Middlesex, Inglaterra.

    Ahí Freddie encontró dificultades para inscribirse a una academia de arte, debido a que no tenía los documentos escolares que se requerían, pero en septiembre de 1964 tuvo la oportunidad de matricularse en la Escuela Politécnica de Eiselwood, donde fue un alumno destacado. A mediados de 1966 obtuvo el ansiado certificado que le permitiría ingresar a estudiar la carrera de Diseño Gráfico en el Colegio de Arte de Ealing. Ahí sus compañeros y profesores quedaron admirados de sus habilidades para el dibujo y la composición gráfica en general. En el ambiente dominaban las notas del rock and roll, blues y demás ritmos llegados de Norteamérica, y Bulsara se vio pronto relacionado con personas que admiraban a The Who, The Kinks, The Herman’s Hermits, Beatles y Stones, y que además llevaban una vida bohemia, en que los experimentos sexuales y para ampliar la conciencia con sustancias prohibidas eran el pan de cada día.

    A Freddie le gustaba asombrar a sus amigos con excelentes retratos de las estrellas de rock y cine del momento, de los cuales se conservan muchos, entre ellos varios de su admiradísimo Jimi Hendrix hechos a lápiz. También hacía diseño de modas de manera admirable.

    Debido a que el nivel de vida se redujo drásticamente con la huida de Zanzíbar, el chico se dedicó a estudiar y trabajar al mismo tiempo. Al llegar a Inglaterra y ver la cara de preocupación de su madre, le había dicho cariñosamente y con el entusiasmo que ponía en todo:

    –Anda, mamá, alégrate. Estamos bien. Y todos vamos a colaborar para obtener dinero. Ya lo verás. Lo haremos y todo va a salir bien.

    Esto alivió mucho a la madre, que gustaba de comentar con las nuevas amistades que iba haciendo:

    –Él está tan alegre de haber venido aquí.

    Freddie se dedicó a estudiar con empeño. Para obtener algunos ingresos se puso a vender ropa usada en un puestito del mercado Kensington de Londres. También laboró en North Feltham Trading State como empacador. En la fábrica, en que abundaba la gente ruda, era común que recibiera burlas debido a sus finas manos:

    –Hey, vean, este chico tiene manos de mujer.

    Él no se enojaba, lo tomaba a broma y sonriendo respondía:

    –Bueno, estas manos son las de un artista, y ya verán que lo seré.

    Como cerca de su casa se hallaba el aeropuerto de Heathrow, también buscó empleo ahí y fue aceptado. Pero independientemente de sus estudios y de sus distintos trabajos, se daba tiempo para dedicarse al gran amor de su vida: la música.

    Tras recibir el título de diseñador gráfico, conoció a unos muchachos que tocaban en

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