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El amante liberal
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Ebook68 pages1 hour

El amante liberal

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El amante liberal es uno de los relatos de las Novelas ejemplares de Miguel de Cervantes Saavedra. Narra una historia de amor entre Ricardo y Leonisa, dos jóvenes naturales de Trápana. Ricardo se enamora de Leonisa, y ella lo desdeña, siguiendo lo dispuesto por su familia, que quiere casarla con Cornelio.
Ricardo y Leonisa son víctimas de una razia de corsarios turcos, aunque van en distintas embarcaciones. La de Leonisa naufraga y Ricardo la da por muerta. Sin embargo, la joven sobrevive y es comprada por un mercader judío, que la lleva a Nicosia para venderla en esa ciudad.
De Leonisa se enamoran primero el propio mercader; luego, dos gobernadores de Nicosia, y también un cadí. Los gobernadores, Alí Bajá y Hazán Bajá, pagan la suma que el mercader judío pide por Leonisa y se luego enfrentan entre sí. Para aplacar sus ánimos el cadí decide enviar a Leonisa a Constantinopla, como regalo para el Gran Turco. Mientras, ella queda en su casa.
Mahamut, un italiano amigo de Ricardo, convertido al Islam, hace que su amo el cadí compre también a Ricardo y lo lleve a su casa. Así se reencuentran Leonisa y Ricardo.
El cadí decide emprender el viaje a Constantinopla con la intención secreta de quedarse con Leonisa; le mentirá al Gran Turco diciendo que ella ha muerto durante el viaje.
Al final de El amante liberal, los gobernadores salen en sus galeotas a buscar al cadí, al que atacan. Aprovechando el combate, Ricardo, Mahamut y otros cristianos logran recobrar la libertad y marchan a Trápana. Allí, Leonisa, le declara su amor a Ricardo.
El mismísimo Cervantes fue presa por piratas berberiscos y durante cinco años sufrió un duro cautiverio en Argel. Arriesgó su vida en varios intentos de evasión hasta que fue rescatado por unos frailes trinitarios, mientras iba a Constantinopla a los treinta y tres años.
Otras tres comedias de Cervantes muestran su imagen del mundo islámico y su vida en Argelia:

- La gran sultana doña Catalina de Oviedo,
- El gallardo español,
- Los baños de Argel.
LanguageEspañol
PublisherLinkgua
Release dateAug 31, 2010
ISBN9788499530727
Author

Miguel de Cervantes

Miguel de Cervantes was born on September 29, 1547, in Alcala de Henares, Spain. At twenty-three he enlisted in the Spanish militia and in 1571 fought against the Turks in the Battle of Lepanto, where a gunshot wound permanently crippled his left hand. He spent four more years at sea and then another five as a slave after being captured by Barbary pirates. Ransomed by his family, he returned to Madrid but his disability hampered him; it was in debtor's prison that he began to write Don Quixote. Cervantes wrote many other works, including poems and plays, but he remains best known as the author of Don Quixote. He died on April 23, 1616.

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    El amante liberal - Miguel de Cervantes

    9788499530727.jpg

    Miguel de Cervantes Saavedra

    El amante liberal

    Barcelona 2024

    Linkgua-edición.com

    Créditos

    Título original: El amante liberal.

    © 2024, Red ediciones S.L.

    e-mail: info@linkgua.com

    Diseño de la colección: Michel Mallard.

    ISBN CM: 978-84-9007-270-7.

    ISBN tapa dura: 978-84-1126-714-4.

    ISBN ebook: 978-84-9953-072-7.

    Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.

    Sumario

    Créditos 4

    Brevísima presentación 7

    La vida 7

    Obras inspiradas en su cautiverio 7

    El amante liberal 9

    Libros a la carta 67

    Brevísima presentación

    La vida

    Miguel de Cervantes Saavedra (Alcalá de Henares, 1547-Madrid, 1616). España.

    Era hijo de un cirujano, Rodrigo Cervantes, y de Leonor de Cortina. Se sabe muy poco de su infancia y adolescencia. Aunque se ha confirmado que era el cuarto entre siete hermanos. Las primeras noticias que se tienen de Cervantes son de su etapa de estudiante, en Madrid.

    A los veintidós años se fue a Italia, para acompañar al cardenal Acquaviva. En 1571 participó en la batalla de Lepanto, donde sufrió heridas en el pecho y la mano izquierda. Y aunque su brazo quedó inutilizado, combatió después en Corfú, Ambarino y Túnez.

    En 1584 se casó con Catalina de Palacios, no fue un matrimonio afortunado. Tres años más tarde, en 1587, se trasladó a Sevilla y fue comisario de abastos. En esa ciudad sufrió cárcel varias veces por sus problemas económicos y hacia 1603 o 1604 se fue a Valladolid, allí también fue a prisión, esta vez acusado de un asesinato. Desde 1606, tras la publicación del Quijote, fue reconocido como un escritor famoso y vivió en Madrid.

    Obras inspiradas en su cautiverio

    Cervantes participó en varias expediciones militares en el Mediterráneo; tras una de ellas, de regreso a España, fue apresado por piratas berberiscos. Durante cinco años sufrió un duro cautiverio en Argel. Arriesgó su vida en varios intentos de evasión hasta que fue rescatado por unos frailes trinitarios cuando era conducido a Constantinopla. Tenía treinta y tres años.

    Al final de su vida publicó Ocho comedias y ocho entremeses nuevos, nunca representados (1615). Tres de esas comedias muestran su imagen del mundo islámico y su vida en Argelia: El gallardo español, Los baños de Argel y La gran sultana, también trata este tema El amante liberal, que narra una historia sentimental entre cristianos cautivos en Nicosia.

    El amante liberal

    —¡Oh lamentables ruinas de la desdichada Nicosia, apenas enjutas de la sangre de vuestros valerosos y mal afortunados defensores! Si como carecéis de sentido, le tuviérades ahora, en esta soledad donde estamos, pudiéramos lamentar juntas nuestras desgracias, y quizá el haber hallado compañía en ellas aliviara nuestro tormento. Esta esperanza os puede haber quedado, mal derribados torreones, que otra vez, aunque no para tan justa defensa como la en que os derribaron, os podéis ver levantados. Mas yo, desdichado, ¿qué bien podré esperar en la miserable estrecheza en que me hallo, aunque vuelva al estado en que estaba antes deste en que me veo? Tal es mi desdicha, que en la libertad fui sin ventura, y en el cautiverio ni la tengo ni la espero.

    Estas razones decía un cautivo cristiano, mirando desde un recuesto las murallas derribadas de la ya perdida Nicosia; y así hablaba con ellas, y hacía comparación de sus miserias a las suyas, como si ellas fueran capaces de entenderle: propia condición de afligidos, que, llevados de sus imaginaciones, hacen y dicen cosas ajenas de toda razón y buen discurso.

    En esto, salió de un pabellón o tienda, de cuatro que estaban en aquella campaña puestas, un turco, mancebo de muy buena disposición y gallardía, y, llegándose al cristiano, le dijo:

    —Apostaría yo, Ricardo amigo, que te traen por estos lugares tus continuos pensamientos.

    —Sí traen —respondió Ricardo (que éste era el nombre del cautivo)—; mas, ¿qué aprovecha, si en ninguna parte a do voy hallo tregua ni descanso en ellos, antes me los han acrecentado estas ruinas que desde aquí se descubren?

    —Por las de Nicosia dirás —dijo el turco.

    —Pues ¿por cuáles quieres que diga —repitió Ricardo—, si no hay otras que a los ojos por aquí se ofrezcan?

    —Bien tendrás que llorar —replicó el turco—, si en esas contemplaciones entras, porque los que vieron habrá dos años a esta nombrada y rica isla de Chipre en su tranquilidad y sosiego, gozando sus moradores en ella de todo aquello que la felicidad humana puede conceder a los hombres, y ahora los ve o contempla, o desterrados della o en ella cautivos y miserables, ¿cómo podrá dejar de no dolerse de su calamidad y desventura? Pero dejemos estas cosas, pues no llevan remedio, y vengamos a las tuyas, que quiero ver si le tienen; y así, te ruego, por lo que debes a la buena voluntad que te he mostrado, y por lo que te obliga el ser entrambos de una misma patria y habernos criado en nuestra niñez juntos, que me digas qué es la causa que te trae tan demasiadamente triste; que, puesto caso que sola la del cautiverio es bastante para entristecer el corazón más alegre del mundo, todavía imagino que de más atrás traen la corriente tus desgracias. Porque los generosos ánimos, como el tuyo, no suelen rendirse a las comunes desdichas tanto que den muestras de extraordinarios sentimientos; y háceme creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres del mar Negro, como cautivo de consideración, que tarde o nunca alcanza la deseada libertad.

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