Paradoja: Un Cuento Corto

By Lane Diamond

Paradox - Spanish NA Edition
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Evolved Publishing nos presenta un corto y rápido viaje al espacio con “Paradoja” de Lane Diamond. Con menos de 2,700 palabras, es la distracción breve perfecta para escapar del trajín diario.
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... Cuando al fin me siento capaz de dejar a un lado el terror y al darme cuenta del horrible apuro en que me encuentro, tengo tantas preguntas. ¿Por qué el Comando Espacial no abortó el viaje y detuvo la nave remotamente? ¿Es que no se dieron cuenta de que algo andaba mal? Seguro que sí, puesto que la telemetría para control remoto era uno de sus preciosos dispositivos de seguridad. ¿Es que falló eso también? Al parecer tenemos una verdadera comedia de errores, aunque no me lo encuentro ni remotamente gracioso. Pudiera ser peor, me supongo; pudiera estar muerto....

... “Piénsalo, Ted.” Empiezo a hablar conmigo mismo, ya que no hay nada más que hacer. “¿Qué piensas que va a suceder ahora?”....

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Ted se ofreció de voluntario para la misión porque, después de todo, era no más que un viaje de rutina a Marte. ¿Qué podía salir mal?

En lo más profundo, lo más oscuro del espacio, es preciso llenar el vacío, la soledad, la nada. ¿Tenemos los seres humanos la “capacidad psicológica” para embarcarnos en largos viajes espaciales? Si no, es posible que terminemos como Ted.

• Language: Español
• Publisher: Evolved Publishing LLC
• Release date: Aug 27, 2013
• ISBN: 9781622539475

Lane Diamond

Lane Diamond is the pen name for David Lane. He grew up in Algonquin, Illinois, where he graduated from Harry D. Jacobs High School in 1978. After a short college stint, he served in the U.S. Air Force at Ramstein AB, Germany, 1980-1982, and at Lowry AFB, Denver, CO, 1982-1983. For more, please visit his website and blog.

Book preview

Parte 1

Sólo veo sombras. ¡Sombras por todas partes! Anhelo ver algo con sustancia, alguna señal a gritos de que algo más existe fuera de un velo negro infinito, punzado aquí y allá por millones de puntitos de luz. Oh, como suspiro por una cara sonriente, una voz agradable o, por lo menos, tierra firme en un día soleado. Creo que tengo ese derecho. Después de más de treinta años navegando por el espacio en un ataúd temporal, me merezco por lo menos eso. Sin embargo mis ojos, fijos en las ventanas mientras buscan un leve destello de esperanza, una inesperada promesa de reconocimiento en esta inacabable exploración de la nada, no mienten. Simplemente, no hay nada allí afuera.

El cronómetro en la computadora principal muestra la fecha como 16 de septiembre, 2084.

Dios mío de los Cielos, ¿qué ha pasado?

Es el mes correcto, incluso el día correcto del mes, pero con treinta años de diferencia. Me esperaban en la Estación de Marte en el 16 de septiembre, 2054. Toda la información fue comprobada dos veces, luego chequeada otra vez, y luego, sólo por si acaso, comprobada una vez más. No me puedo imaginar cómo tan terrible error, uno con consecuencias tan drásticas, se les escapó a todos esos técnicos y dispositivos de seguridad.

Aunque pensándolo bien, no importa cómo en este momento. Aún en esta era de maravillosa nueva tecnología, los simples errores humanos restringen el progreso de la humanidad. Me pregunto si alguna vez superaremos