
an Serafín de Sarov (1754-1833), gran místico y santo ortodoxo, decía: «la tarea del cristiano es adquirir el Espíritu Santo». Ese es, pues, el corazón de la oración, el punto central de toda la educación religiosa: preparar el alma para que el Espíritu Santo pueda actuar. El Espíritu Santo es amor y llega