
Las palabras pueden ser engañosas. Quizás la física es más cierta que en el resto de ámbitos. Por ejemplo, cuando pensamos en una «partícula», nos viene a la mente la imagen de una pequeña esfera. En realidad, «partícula» no es más que un término poético para designar algo muy alejado de nuestra experiencia cotidiana, razón por la que las mejores descripciones de la realidad recurren a la fría precisión de las matemáticas.
Pero al igual que hay numerosos idiomas para los humanos, también hay más de un tipo de sistema numérico. La mayoría de nosotros solo utilizamos la conocida recta numérica que empieza por «1, 2, 3…». Sin embargo, hay otros sistemas más complejos. Recientemente, los físicos se han planteado una profunda pregunta. ¿Y si estuviéramos intentando describir la realidad con los números equivocados?
Cada sistema matemático tiene su propia composición, al igual que los idiomas. Los poemas de amor suenan mejor en francés. El alemán tiene la habilidad de expresar conceptos sofisticados, como schadenfreude, en pocas sílabas. Hoy día, a raíz de un nuevo avance que revela interesantes conexiones entre los modelos de funcionamiento de la materia a diferentes escalas de energía, parece cada vez más probable que un complejo grupo de números conocido como «octoniones» pueda aportar la verdad sobre la realidad.
Los matemáticos están entusiasmados porque consideran que traducir nuestras teorías de la realidad al lenguaje de los podría resolver algunos de los principales problemas de la física y despejar el camino hacia una «gran teoría unificada» que, del Instituto Perimeter de Waterloo (Canadá). «Me resulta irresistible pensar en ello».