

1. LA “CARRETERA DE LOS HUESOS” EN SIBERIA
Es uno de los lugares más escalofriantes del planeta, su entorno gélido y la leyenda que sobre él pesa no ayudan a mejorar esa imagen inquietante con la que el visitante o el ciudadano del entorno se enfrentan cuando transitan por allí.
Se la conoce como la “carretera de los huesos”, una pista construida con sangre y muerte, la misma de todos aquellos que se opusieron al régimen de Stalin y que, como castigo, fueron enviados a trabajar, opresiva e infrahumanamente, en aquel lugar. En esta carretera las víctimas iban siendo enterradas, macabramente, bajo el mismo asfalto en la que perdieron la vida trabajando.
Cada metro de aquella carretera tiene una historia, una tragedia que contarnos; cada golpe de pico, cada pala de asfalto caliente costó la vida de una persona… Los que allí trabajaban no tenían donde huir, el entorno era gélido y si escapabas en solo unas horas morías congelado, mucho antes de alcanzar cualquier núcleo poblacional donde tener la suerte de encontrar cobijo y a alguien que no temiera al régimen estanilista.
Eran unos trabajos forzados inhumanos los de aquella carretera transiberiana, también bautizada como la carretera de la muerte o la carretera de los huesos, por todos los que bajo ella se encuentran.
Cuentan los lugareños que las almas de los fallecidos en tales condiciones durante su construcción aún vagan por todo el entorno. El índice estadístico de accidentes en un determinado tramo de 30 km de esta carretera es tan alto que asombra. Cuando se produce un accidente hay un denominador común en cada accidentado: no recuerda las causas del mismo ni el motivo que lo provocó.
Para unos es fruto de la casualidad, otros aseguran que es producto del frío y el hielo más las calefacciones de los automóviles o de filtraciones de gas, pero lo cierto es que la mayoría asegura que es la consecuencia de la venganza de los espectros que bajo la carretera moran en sus tumbas de asfalto. Sea como fuere no parece que nadie esté cerca de la verdad o de la realidad.
Esta carretera de los huesos aguarda a sus víctimas, tan solo hay que evitar circular por ella.
2. LA RESURRECCIÓN DE JOAN NORKOT
Jesús de Nazaret, Lázaro… Son dos resurrecciones, quizá las únicas, que conocemos. Las Sagradas Escrituras nos han dejado una buena muestra de ello, pero están tan alejadas en el tiempo y difíciles de demostrar –salvo por la fe– que el fenómeno de la resurrección física es, poco menos, que una quimera.
Fue el doctor quien a mediados del siglo XIX copió un manuscrito antiguo, del siglo XVII, redactado por un parlamentario El objeto de su redacción fue un caso judicial del que la víctima regresó a la vida para denunciar a sus asesinos. El suceso fue tan impactante que mereció ser recogido en los archivos del político.