La invisibilidad de las víctimas
Abrimos 2022 bajo un signo inquietante: el crecimiento de la violencia y la ausencia de nombres, historias y sufrimientos de quienes las padecen. Enterradas bajo el anonimato de las cifras, de la nota roja, del relato y el ejercicio de la crueldad, las víctimas, a lo largo de este sexenio, han vuelto a desaparecer de la conciencia pública como en las épocas de Calderón y Peña Nieto. Si aparecen son sólo como un síntoma del poder que se ejerce sobre ellas y no como los sujetos del horror. Son, por (Anagrama, 2021), el relato que exalta la fuerza de los vencedores sobre los débiles, sobre los enemigos, sobre los que no supieron eludir la fuerza de su oponente o “se lo merecían” o estaban “en el lugar equivocado”.
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