NIÑOS CRIADOS POR ANIMALES

Podría un niño criarse en un entorno salvaje sin ninguna compañía humana? ¿Qué impacto tendrían en él esos primeros años de vida en aislamiento, en los que únicamente se habría relacionado con otros animales sociales como lobos o monos? ¿Cuál sería su concepto de sí mismo al no haber aprendido a hablar ni haber sido socializado en una cultura humana? A menudo, las preguntas que nos hemos hecho sobre el misterio de los niños ferales a lo largo de la historia, han arrojado más información sobre la cultura y presupuestos filosóficos de quienes se estaban haciendo esas mismas preguntas, que de esos mismos niños en sí.
El ser humano lleva siglos preguntándose qué es eso que nos hace humanos. Heródoto contaba que el fararón egipcio Psamético dejó a dos bebés a cargo de un pastor, a fin de que este los criara sin hablar jamás con ellos. Se proponía dirimir la cuestión del origen del lenguaje. ¿Cuál era la lengua originaria? Creía que la primera palabra que pronunciasen le daría la respuesta, y como la primera palabra que balbucearon fue bekos, que en frigio significa «pan», llegaron a la conclusión de que la lengua anatolia era la primera lengua de la humanidad.
LA IMPORTANCIA DE LA CULTURA
En el siglo XV, James IV de Escocia abandonó a dos niños recién nacidos en la isla de Inchkeith, con la única compañía de una mujer sordomuda. Quería dar con la mítica lengua original del ser humano. Obviamente, James IV no dio con la lengua de los dioses, y los niños
You’re reading a preview, subscribe to read more.
Start your free 30 days