ARNALDO DE TORROJA EN BUSCA DEL GRAN MAESTRE TEMPLARIO ESPAÑOL

Según Juan Eslava Galán, autor de la interesantísima obra Los templarios y otros enigmas medievales, los califas abasíes de Bagdad favorecieron, durante toda la Edad Media, las peregrinaciones de cristianos a Tierra Santa, un turismo de corte piadoso del que obtenían saneadas rentas.
Pero la situación dio un giro cuando los intolerantes turcos selyúcidas se apoderaron del califato y comenzaron a llegar a Europa noticias preocupantes sobre raptos y asesinatos de pacíficos peregrinos, de tal modo que en toda la Cristiandad se impuso la idea de que era necesario rescatar Tierra Santa de las manos sarracenas.
El Papa concedió el perdón de los pecados a todos aquellos que tomaron la cruz para liberar el Santo Sepulcro. Por consiguiente, esa fue la excusa religiosa en la que se basaron las Cruzadas, aunque las verdaderas razones fueron tanto económicas –es decir, abrir rutas de comercio desde Oriente hasta las grandes ciudades mercantiles italianas–, como sociales, traducidas en el empleo lejos de sus países de origen la excedente fuerza militar que la Europa feudal generaba.

OBJETIVO… ¿CUMPLIDO?
En 1099, tras tres años de lucha, los cruzados conquistaron Jerusalén, más un amplio territorio del Israel bíblico. Conseguido el objeti vo, la mayoría de los cruzados regresaron
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